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Por qué los trabajadores de Amazon no tienen todavía un sindicato en EEUU

Imagen del almacén de Amazon en San Fernando de Henares, Madrid.

Cole Stangler (Mediapart)

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Cuando Amazon decidió construir un almacén en Bessemer, la dirección presentó la decisión como un acontecimiento histórico. Por primera vez, subrayaba el gigante del comercio electrónico en un comunicado, iba a establecer un centro de distribución en Alabama, una oportunidad para esta ciudad popular de mayoría afroamericana, situada en las afueras de Birmingham, la principal ciudad del estado.

Dos años y medio después, el almacén podría pasar a la historia por otros motivos. Si los 5.800 trabajadores de este estado del sur votan a favor de constituir una organización sindical, será el primer sindicato de Amazon en Estados Unidos. Si eso ocurre, la dirección se vería obligada a negociar colectivamente con los trabajadores de Bessemer, poniendo fin al statu quo en el que Amazon impone sus decisiones de forma unilateral.

En otras palabras, estas elecciones podrían inclinar la balanza de poder dentro de la empresa. Todo dependerá del voto por correo, entre el 8 de febrero y el 29 de marzo. “Si los trabajadores de un almacén de Amazon se sindicaran, sería un gran paso adelante”, explica Joseph McCartin, profesor de historia de la Universidad de Georgetown y experto en sindicalismo estadounidense. “Podría cundir el ejemplo”, puntualiza.

La campaña lanzada por el sindicato Retail, Wholesale and Department Store Union (RWDSU) de Bessemer ya ha recibido gran apoyo. La legislación estadounidense exige que el sindicato demuestre el apoyo de al menos el 30% de los empleados a la iniciativa ante la National Labor Relations Board antes de las elecciones. Esta agencia federal se encarga de organizar las elecciones sindicales. Para ello, el sindicato distribuye y firma tarjetas de apoyo, llamadas union cards. Dichas tarjetas suelen ser fruto de una larga campaña de concienciación, realizada de forma clandestina para minimizar el riesgo de represión por parte de la empresa.

En 2014 fracasó un primer intento de crear un pequeño sindicato de técnicos en Amazon, pero en RWDSU esperan que esta vez sea la definitiva. Además de los temas clásicos que conducen a la afiliación sindical –salario, condiciones de trabajo, vacaciones, etc.–, existe la voluntad de establecer un contrapeso a la empresa, explican desde el sindicato.

“Queremos sentirnos más respetados”

“La unión hace la fuerza”, señala un empleado de Bessemer que desea permanecer en el anonimato para evitar represalias de la dirección. “Luchamos para hacer cambios reales en el trabajo, incluyendo cambios que Amazon nunca haría [por sí solo]. Nos gustaría tener derecho a contestar las decisiones tomadas por Amazon, nos gustaría que se prestara más atención a las cuestiones de salud de los empleados, pero sobre todo, queremos sentirnos más respetados”.

Amazon se defiende señalando que ofrece a sus empleados un salario base bruto de 15 dólares por hora, muy por encima del salario mínimo federal. “No creemos que la organización RWDSU represente la opinión mayoritaria de nuestros empleados”, señala la portavoz de Amazon, Rachel Lighty.

La campaña de contratación despegó rápidamente, acelerada por la crisis sanitaria en este almacén, que abrió sus puertas en marzo de 2020. Las primeras negociaciones se produjeron ya en verano, mientras que Amazon, aprovechando el auge del comercio electrónico, está experimentando un éxito fulgurante. Los almacenes ya funcionaban a pleno rendimiento cuando llegó el “Prime Day”, dos días de promociones reservadas a los clientes de Amazon, que siguen impulsando las ventas. Unas semanas después, en noviembre, el sindicato comunicó su solicitud de elecciones a la National Labor Relations Board.

A simple vista, esta campaña puede parecer sorprendente, ya que se da en un estado muy conservador con un pasado segregacionista. Pero no es casualidad que la primera organización sindical de Amazon surja en Bessemer. El sur de Estados Unidos cuenta con muchas fábricas agroalimentarias y muchos trabajadores sindicados, muchos de ellos afroamericanos y latinos. La RWDSU ha desplegado a algunos de ellos para apoyar la campaña de Amazon.

“Es su lucha [pero] estamos aquí para apoyarlos”, explica Michael Foster, empleado de una planta de procesamiento de aves cerca de Bessemer y miembro de RWDSU que apoya la creación del sindicato en Amazon. No es fácil arriesgarse y defender sus propias convicciones, pero les estamos explicando que así podemos mejorar nuestro día a día en el trabajo. Esta confianza, este entendimiento mutuo y las relaciones que hemos construido con los trabajadores forman parte de un movimiento muy positivo”.

Además, desde el punto de vista político y demográfico, esta parte de Alabama no es como el resto del estado. El condado de Jefferson, antigua cuenca siderúrgica, es de izquierdas. La ciudad de Bessemer tiene un 70% de población afroamericana, y muchos de los trabajadores del almacén son negros, otro factor que podría jugar a favor del sindicato. Como señala The New York Times, los sindicalistas sobre el terreno se hacen eco de los temas del movimiento Black Lives Matter, haciendo hincapié en la justicia social y la dignidad humana.

“Desde los años 60, los sindicatos se asocian al combate del racismo y no siempre con razón”, dice McCartin. Aunque los sindicatos gozan de una imagen positiva en la comunidad negra, añade, a veces sufren esta asociación entre los trabajadores blancos del sur.

Esperanza de un efecto dominó

Las elecciones sólo conciernen al centro de Bessemer. Incluso en caso de victoria sindical, Amazon no tendrá ninguna obligación de negociar con el resto de sus almacenes en Estados Unidos. Pero el sindicato RWDSU espera que tenga un efecto arrastre, que una victoria en Alabama se convierta en una inspiración para los cientos de miles de trabajadores de Amazon. En Estados Unidos, la empresa cuenta con más de 590.000 empleados.

“También es el miedo de Amazon, estoy segura”, dice Christy Hoffman, secretaria general de UNI Global Union, una federación sindical mundial de sindicatos de servicios con sede en Ginebra.

Desde 2018, UNI Global Union dirige la Amazon Alliance, una red internacional de sindicatos que se reúne mensualmente. En la última reunión del comité directivo (una estructura que incluye a CCOO, al poderoso sindicato alemán Verdi, la CGIL italiana y RWDSU de EEUU, entre otros), la alegría reinaba en el ambiente, según fuentes de la federación. “Los sindicatos europeos me dicen que esto puede cambiarlo todo, porque si Amazon tiene que aceptar a los sindicatos en EEUU, cambiará su forma de dirigirse a los sindicatos en Europa también”, continúa Christy Hoffman.

La crisis de Covid-19 ha sacado a la luz las dificultades a las que se enfrentan los empleados en Estados Unidos cuando critican públicamente a la empresa. Pero la pandemia también ha mostrado la fragilidad del diálogo social en Europa. En la primavera de 2020, los trabajadores de un centro de distribución del norte de Italia fueron a la huelga durante dos semanas para exigir más mascarillas y otras medidas sanitarias, criticando la inacción de Amazon.

En Francia, el gigante digital ha sido condenado por no haber realizado una evaluación de riesgos laborales con los sindicatos. En España, el sindicato CCOO tuvo que recurrir al Ministerio de Trabajo para instar a Amazon a tomar medidas de protección.

Durante años, continúa Christy Hoffman, Amazon ha exportado sus estrategias de gestión a Europa. “Se puede ver en la práctica con los algoritmos y las medidas de productividad que utilizan [...]. Si no hay un poder compensatorio en Estados Unidos, es más difícil defenderse en Europa”.

En Estados Unidos no hay convenios colectivos. Todo se negocia en la empresa, por lo que la diferencia entre empleadores “sindicados” y “no sindicados” es inmensa. Según los datos del Gobierno federal de Estados Unidos, el salario semanal medio de un trabajador sindicado en 2020 era de 1.114 dólares brutos a la semana, muy por encima de los 958 dólares de los trabajadores no sindicados. Gracias a la negociación colectiva, los trabajadores sindicados también suelen disfrutar de un mejor seguro médico y más vacaciones pagadas, por no hablar de la protección contra el despido.

Pero son una minoría. Mientras que en la década de 1960 un tercio de los trabajadores estadounidenses pertenecía a un sindicato, hoy sólo el 10,6% está sindicado. Los intentos de invertir la tendencia se han enfrentado durante mucho tiempo a la feroz oposición de los empresarios. Esta hostilidad ha dado lugar incluso a una industria especializada en la represión sindical: una constelación de consultoras y bufetes de abogados dedicados a la “destrucción de sindicatos”. Con el apoyo de esta ayuda externa, los empresarios suelen hacer campaña contra la creación de un sindicato en unas elecciones.

Este es el enfoque de Amazon en Bessemer. Tras contratar como abogado a Harry Johnson, antiguo miembro de la NLRB, la agencia federal que dirige las elecciones sindicales, la empresa lanzó una página web, doitwithoutdues.com (Hazlo sin cuotas) para hacer campaña por el “no”. Acompañado de fotos de empleados sonrientes en el trabajo, el sitio web destaca el precio de la representación sindical: “¿Por qué no ahorrar tu dinero para comprar [...] las cosas que quieres?”, se pregunta a los lectores.

Como revelaron Bloomberg y The Washington Post, Amazon también celebra reuniones obligatorias en las que se explica a los empleados por qué deben votar en contra del sindicato. Y la empresa está enviando mensajes de texto a los empleados animándoles a votar “no” a partir del 8 de febrero.

“Amazon me está enviando mensajes de texto, [los mensajes] están en nuestras salas de descanso, están incluso en el baño y nos instan a votar en contra. Es un nivel de propaganda bastante loco y muy engañoso”, apunta el empleado anónimo de Bessemer.

La empresa defiende su campaña de comunicación. “Es muy importante que los empleados entiendan el proceso electoral y las implicaciones de la afiliación a un sindicato”, responde la portavoz de Amazon.

A fin de cuentas, estos métodos son bastante clásicos, señala McCartin. Según la legislación estadounidense, “los empresarios tienen derecho a la libertad de expresión y a posicionarse en contra del sindicato. Hay cosas que no se pueden decir. No se puede amenazar con el cierre si los empleados se afilian a un sindicato. Pero hay un umbral de tolerancia bastante alto”.

Eso no es todo. Amazon también contestó –sin éxito– el decreto de la NLRB de celebrar las elecciones sindicales por correspondencia. La agencia tomó la decisión por motivos sanitarios, señalando que la región sufría una alta tasa de circulación del virus. Desde el comienzo de la pandemia, uno de cada 10 residentes del condado de Jefferson se ha contagiado y en diciembre de 2020 se registró un número récord de casos. Pero, según Amazon, no se trataba de un verdadero foco y los empleados tendrían que desplazarse a la zona para votar.

“Los empresarios siempre han querido celebrar elecciones sindicales en la empresa”, explica McCartin. “Los empresarios siempre han pensado que les da ventajas, porque las elecciones se celebran en su terreno. Incluso sin ver cómo votan los empleados, con ello se lanza un mensaje”.

El hecho de que el voto se realice por correo es otro elemento que podría favorecer al sindicato, según Christy Hoffman, de UNI Global Union. “Muy a menudo, los empleados, especialmente en las pequeñas empresas, se sienten presionados para votar. Sus directores les animan a votar”, explica. “Ahora bien, son estas personas quienes quizás no participarían en una votación por correo si no estuvieran realmente a favor del sindicato. Tal vez podrían mantenerse al margen”.

En definitiva, la mayoría tiene la palabra. La cita es el 30 de marzo, cuando se realizará el recuento.

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Traducción: Mariola Moreno

Leer el texto en francés:

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