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Texas, Filomena y la Ley de Cambio Climático

Una persona curza una calle completamente nevada en Nueva York.

Florent Marcellesi

Después de Filomena en Madrid, llega la nueva entrega climática: Texas. Una gigantesca tormenta de nieve ha arrasado esta región de EEUU, dejando a millones de personas sin electricidad. Somos vulnerables al cambio climático. Y aún más vulnerables lo seremos en el futuro, si no ponemos en marcha la suficiente ambición política. 

Afortunadamente, en nuestro país ahora tenemos una oportunidad de oro para no jugar a ser el Texas europeo y sí cambiar de rumbo: se llama Ley de Cambio Climático. Sin embargo, si bien algunas propuestas del Gobierno de coalición apuntan en sentido correcto, existe una falta de ambición palpable que no nos pone todavía a la altura del reto climático que enfrentamos. Como explicaba en este medio la diputada de Más País y Equo Inés Sabanés, necesitamos políticas y legislaciones más valientes para superar este escollo. Con voluntad política, estamos a tiempo de rectificar el tiro antes del final de su recorrido parlamentario.

Para ello, lo primero pasa por elevar la ambición de la ley. Además de una mayor reducción de emisiones para 2030 y 2040, tendríamos que revisar en la mayor brevedad posible los objetivos de la Ley en base a los últimos informes científicos, teniendo en cuenta tanto la disminución de las emisiones debida a la crisis sanitaria como los fondos europeos de recuperación y su capacidad de acelerar la transición ecológica. Además, una apuesta más contundente en energías renovables y autoconsumo, apoyada por cada vez más empresas, cooperativas y ciudadanos, permitiría colocar España como líder de la economía y empleo verdes.

De cara a las energías sucias, la propuesta de ley es demasiado tímida con la eliminación de las subvenciones a los combustibles fósiles, principales responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, necesitamos mayor contundencia en la limitación de los permisos de exploración y explotación para los hidrocarburos. Por ejemplo, la propuesta actual de PSOE y Podemos no permitiría detener la exploración del gas en Álava, algo que desde Equo Berdeak hemos conseguido parar hasta el momento en el ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. Poner freno a las energías sucias es una piedra angular de una transición ecológica exitosa y creíble.

De cara a la movilidad sostenible, aprovechemos la Ley de Cambio Climático para acelerar, a más tardar en 2022, la creación de zonas de bajas emisiones en nuestras ciudades, siguiendo el ejemplo de Madrid Central. Es una buena ocasión también para redimensionar el tráfico aéreo, el  medio de transporte más contaminante. Esto supondría introducir una fiscalidad verde en el sector y proyectar más ambición para aprobar una estrategia nacional de ferrocarriles que, entre otras cosas, ofrezca alternativas competitivas al avión en trayectos cortos nacionales, recupere trenes nocturnos y vertebre todo el territorio español. Es el momento idóneo para una movilidad sostenible que mejore nuestra salud y el clima.

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De la mano de la ciudadanía y de la ciencia, no hay tarea más importante para nuestra generación que seguir permitiendo la vida en nuestro planeta. Y es exactamente esto lo que nos estamos jugando estos días en el Congreso. Tenemos una oportunidad de oro para acelerar la transición ecológica y justa, no la perdamos.

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Florent Marcellesi, coportavoz de Equo y ex-eurodiputado de Los Verdes Europeos

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