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Cargas policiales, detenciones y heridos en el acto de precampaña de Vox en Vallecas

La Policía Nacional carga contra los manifestantes congregados en Vallecas para protestar por el acto de precampaña de Vox

No son ni las 18.00 horas y los combativos vecinos de Vallecas ya están perfectamente organizados en una de las principales plazas del barrio de Palomeras. La estampa, iluminada por los rayos del sol, es un fiel reflejo de la enorme diversidad de este histórico distrito obrero. Charlando de forma animada, se agolpan varios centenares de personas de todas las razas y de todas las edades. Todos ellos con un objetivo bien definido: dejar claro a la extrema derecha que sus planteamientos no tienen cabida ni en sus calles ni en un modelo de sociedad tolerante y democrática, según ellos. Eso sí, con la intención de evitar por todos los medios que Vox consiga salir de su acto de presentación de la candidatura para el próximo 4 de mayo con unas imágenes que les permitan presentarse como víctimas del tan cacareado socialcomunismo en televisiones, radios y periódicos. Algo que, al final, no fue posible. Durante unos minutos, la tensión se disparó con el lanzamiento de objetos por parte de algunos de los concentrados, que derivaron en cargas policiales y detenciones. Al menos cuatro personas fueron detenidas, tres de ellas menores, y otras 34 resultaron heridas, entre ellas una veintena de agentes de la Policía Nacional.

Al principio, la tranquilidad era absoluta. A hora y media para el inicio del acto, los vecinos charlaban animosamente en las inmediaciones de un parque cerrado a cal y canto por decenas de antidisturbios.

–“Qué te apuestas a que a ese que viene por ahí sí que le dejan pasar”, dice Maribel Llorente, vallecana de toda la vida.

–“Ah, pues no va al final a la plaza”, responde entre risas su amiga Chelo Roca.

Las dos vecinas se encuentran frente al cordón policial haciendo apuestas. Ya han intentado pasar, pero los agentes las frenan en cuanto ven que van totalmente vestidas de morado. Poco a poco, más y más vecinos se van agolpando tranquilamente en las inmediaciones de la plaza. Y en un visto y no visto, se cuelan en masa al parque al grito de “¡Fuera fascistas de nuestros barrios!”. Una vez alcanzada la plaza de cemento, comienzan a distribuirse por los dos escalones que sirven de asiento en una tarde cualquiera y las pancartas empiezan a hacerse visibles. “Vallecas más segura con el franquismo en la basura” o “Voxmitando machismo, racismo, odio…”, puede leerse en un par de lonetas. En el centro, una pequeña tarima y un círculo de cemento al que se van subiendo los distintos integrantes de la candidatura cuando quedan pocos minutos para el arranque. Sonríen y saludan, pero no se sabe bien a quién. Asistentes no hay muchos. Vecinos haciendo resonar las cacerolas y silbando, varios centenares.

La ultraderecha nunca da puntada sin hilo desde que consiguió hacerse un hueco en las instituciones. Y menos cuando quedan pocos días para que arranque oficialmente una campaña electoral en la que Vox se juega mantenerse a flote ante el enorme tirón que todas las encuestas otorgan a la candidata del PP y actual presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Cada paso dado, cada mensaje lanzado, está medido al milímetro. Como también lo está cada escenario elegido. En esta ocasión, el lugar seleccionado para arrancar la batalla por Madrid ha sido la Plaza de la Constitución, más conocida históricamente entre los vecinos de esta zona obrera de la capital como plaza Roja. De hecho, aunque en los carteles promocionales han recurrido al nombre oficial, en los vídeos donde se han encargado de anunciar el acto se han agarrado como un clavo ardiendo al segundo, quizá en la idea de escenificar una especie de liberación del barrio del dominio rojo.

Desde Vox se han encargado de enmarcar esta elección dentro de su estrategia de arrancar votos de la clase obrera. Y no hay mayor caladero de estas papeletas que Puente de Vallecas, el segundo distrito, solo por delante de Usera, con menor renta media por persona y con unas tasas de desempleo por encima de la media de la capital. Sin embargo, los datos de anteriores citas con las urnas dejan claro que la ultraderecha apenas tiene tirón en un barrio con muchísimos votantes pero con unas tasas de abstención altísimas. En las autonómicas de mayo de 2019, Vox sacó poco más de un 5%. Y en las generales del 10N, donde los electores se mueven en clave nacional, se quedó en el 12%. El barrio siempre ha sido progresista. De hecho, en las últimas dos contiendas electorales las tres fuerzas de izquierdas aglutinaron en Puente casi siete de cada diez papeletas.

Por eso, los vecinos se muestran convencidos minutos antes del arranque del acto de que la elección de Vallecas responde más a una lógica de provocación directa y posterior victimización que a la búsqueda de un voto difícil. Una estrategia de polarización al máximo a la que ya han recurrido anteriormente en otras regiones como Cataluña o Euskadi. De hecho, desde primera hora de la mañana la ultraderecha se ha encargado de denunciar públicamente las “amenazas” de “boicot” de “la extrema izquierda”. Sin embargo, las vallecanas aseguran que la violencia no estará presente. “Los chavales me han dicho que van a estar atentos de si se produce algo para pararlo de inmediato”, explica a Chelo y Maribel la amiga con la que habían quedado para ir a protestar. Se refiere a sus niños y otros jóvenes de los Bukaneros, el grupo vinculado al Rayo Vallecano.

El mitin arrancó unos minutos más tarde de la hora prevista. Era completamente imposible escuchar a los distintos intervinientes a pesar de la megafonía. El ambiente, cargado de gritos y silbidos, era ensordecedor. Al poco tiempo del inicio, algunos de los asistentes que habían acudido al acto comienzan a dirigirse directamente a los vecinos. Se produce un intercambio de insultos y provocaciones a ambos lados del cordón policial desplegado de forma circular por toda la plaza. La olla a presión va subiendo de intensidad, pero no termina de estallar.

Hasta que en un momento dado, las intervenciones se detienen al tiempo que un grupo de asistentes al acto de Vox comienza a dirigirse con paso firme hacia la zona en la que se encuentran los vecinos más jóvenes. Y, ahí sí, todo salta por los aires. Los antidisturbios comienzan a cargar y se produce el lanzamiento de algunas botellas y piedras. Las cámaras, inmediatamente, enfocan hacia esa zona. Mientras, la inmensa mayoría de los vallecanos que allí se encontraban continúan protestando de forma pacífica. “¡No pasarán!” o “¡Madrid, será, la tumba del fascismo!” resuenan con fuerza a pie de calle y también desde los balcones que dan a la Plaza Roja, en los que han descolgado algunas banderas republicanas y sábanas en contra la de la presencia de Vox en el barrio.

Una nueva carga terminó por vaciar de vecinos buena parte de uno de los laterales. Fue, a partir de ese preciso momento, cuando las palabras de Abascal comenzaron a escucharse entre los silbidos que resistían. “Dieciocho pasos hemos tenido que dar hasta acercarnos a esos miserables. Una botella me ha golpeado en la cara. Esto es lo que han conseguido Sánchez y Marlaska, impidiendo que en Vallecas haya libertad”, ha dicho el líder de la formación de extrema derecha. “Nos han intentado lapidar”, ha insistido desde el atril colocado para la ocasión. Minutos antes, era la propia candidata del partido para el 4M, Rocío Monasterio, la que se encargaba de defender el papel de su partido frente a la “izquierda totalitaria”. “A todo esto viene a combatir Vox”, se ha encargado de insistir entre gritos ensordecedores desde el centro de la plaza.

Abascal ha sido el encargado de cerrar el acto. Lo ha hecho con un discurso plagado de referencias a los vecinos que allí continuaban protestando. “Hoy Vox está solo frente a todos los que atacáis la libertad”, se ha arrancado en los minutos finales el líder de la ultraderecha para, posteriormente, comenzar a articular un discurso centrado, por supuesto, en la “seguridad” y la inmigración. “Expulsiones de toda la inmigración ilegal, de todos los delincuentes extranjeros”, ha aseverado el jefe de la ultraderecha en el corazón de un barrio que históricamente ha sido un crisol de culturas. Mientras, los vecinos que allí quedaban le pedían que dejase de hacer el “vago” y se pusiese a “trabajar”. Las mismas palabras que las que utilizó este miércoles Vallecas para recibir a Vox. “Pintando esta pancarta ya hemos trabajado más que tú”, podía leerse a primera hora de la tarde en una de las lonas colgadas a la entrada del barrio. Junto a la frase, la cara de Abascal.

Las reacciones de los partidos

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, ha mostrado este miércoles su apoyo al líder de Vox, Santiago Abascal, a la Policía y a los periodistas, además de condenar "la violencia y el acoso contra cualquier partido democrático y contra la prensa". 

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El candidato del PSOE a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo, ha mostrado también su rechazo ante los altercados. "Lo sucedido en Vallecas es muy serio. El extremismo se alimenta de extremismos. Las actitudes violentas son siempre rechazables".

Y el candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, ha asegurado que Vox ha ido este miércoles a Vallecas a "provocar violencia" y ha señalado que las "imágenes son inequívocas" y que un "ultra" lanzó objetos contra vecinos mientras el presidente estatal del partido, Santiago Abascal, rompió el cordón policial "junto a sus matones para provocar una carga".

 

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