Crisis del coronavirus
Diez años y una pandemia después, la especialidad médica de enfermedades infecciosas sigue guardada en un cajón
Madrid, 13 de abril de 2011. La por entonces ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, la socialista Leire Pajín, anuncia en el Congreso de los Diputados que "antes de que finalice el año" se habrán creado en España cuatro especialidades nuevas de Medicina. Entre ellas, la de enfermedades infecciosas. Mayo de 2020, plena pandemia. España, sin la especialidad creada, lucha como puede contra la crisis del covid-19. El entonces ministro de Sanidad, Salvador Illa, recuerda lo que dijo Pajín y, en el mismo escenario, anuncia también que a finales de ese año los médicos españoles tendrían a punto la especialidad. Es abril de 2021 y la promesa, todavía, no se ha hecho realidad. Y eso que la pandemia ha puesto de manifiesto que "ahora es más importante que nunca", según asevera José Miguel Cisneros, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC). "En Europa es una realidad desde hace ya muchos años. España es una excepción", denuncia.
Intentos ha habido. Voluntad política, por tanto, parece que también. Pero no se ha terminado el proceso. Cisneros, echando la vista atrás, recuerda las palabras de Pajín en 2011 y la Proposición No de Ley presentada por el PSOE en 2017 y aprobada por la Comisión de Sanidad de la Cámara Baja. Y también recuerda el año 2019, cuando otra ministra de Sanidad, la también socialista María Luisa Carcedo, anunció la aprobación de un Real Decreto que regularía la "creación y la suspensión de especialidades en España", dice Cisneros. Pero sigue pendiente. "Empezó a desarrollarse y, aunque la previsión inicial era que estuviera aprobado en otoño de 2019, se empezó a demorar. Luego vino la pandemia", dice. Y se guardó en el cajón de asuntos menos prioritarios.
En este momento, tal y como informa el Ministerio de Sanidad a infoLibre, el Gobierno sigue trabajando en ese proyecto de real decreto "en el que se establece el procedimiento y criterios para la creación de una especialidad". "Todas las áreas de conocimiento deberán someterse a este procedimiento y cumplir los criterios que se determinen en el Real Decreto para poder constituirse como especialidad en Ciencias de la Salud", apuntan fuentes del departamento de Carolina Darias. ¿Fecha? No dan ninguna.
No existe la especialidad, pero sí la infectología. Cisneros explica, desde la Unidad Clínica de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, que los grandes hospitales españoles tienen servicios concretos dedicados a las enfermedades infecciosas con médicos especialistas que, sin homogeneidad, trabajan en el tratamiento de infecciones "graves y complejas". Se dedican, por ejemplo, a combatir el virus del VIH, de la Hepatitis C, brotes de virus hemorrágicos, etc. Por eso, dice Cisneros, la creación de la especialidad es clave.
Por ese y por otro aspecto. Antes de que comenzara la pandemia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya había alertado de diez grandes amenazas para la salud pública mundial. De ellas, recuerda, una buena parte son enfermedades infecciosas. Así, el organismo citó el ébola, el dengue, el VIH o la gripe, aunque también incluyó la denominada "resistencia antimicrobiana". Y en eso, dice Cisneros, la infectología también tiene mucho que decir.
¿Qué es? Básicamente, la pérdida de la capacidad de algunos medicamentos para luchar contra las infecciones. Lo explicó la propia OMS: "El desarrollo de antibióticos, antivirales y antimaláricos son algunos de los mayores éxitos de la medicina moderna. Pero el tiempo de estos medicamentos se está acabando. La resistencia a los antimicrobianos (la capacidad de las bacterias, parásitos, virus y hongos para resistir estos medicamentos) amenaza con devolvernos a épocas en que no podíamos tratar fácilmente infecciones como la neumonía, la tuberculosis, la gonorrea y la salmonelosis. La incapacidad para prevenir infecciones podría comprometer seriamente la cirugía y los procedimientos como la quimioterapia", advirtió.
La Unión Europea también alertó de eeste peligro. Y señaló a quienes no tienen todavía una especialidad de enfermedades infecciosas para los médicos recién graduados. Lo hizo a través de la Sección de Enfermedades Infecciosas de la Unión Europea de Especialistas Médicos (UEMS-ID), cuyo presidente, Jean Paul Stahl, aseguró tras la firma de la Declaración de Berlín del año 2019 que resulta "esencial" la formación de médicos en enfermedades infecciosas y microbiología para combatir la resistencia antimicrobiana.
España, no obstante, no es la única que no tiene la especialidad. Como recordó la SEIMC, ni Chipre ni Bélgica la han creado todavía. El resto sí. Es más, algunos como Alemania, Grecia, Holanda, Hungría o Portugal ya la tenían en 2008, cuando cinco expertos publicaron el artículo La infectología en Europa y América. En ese documento, ya entonces, afirmaban que la situación belga es "muy similar a la española, dado que existen unidades o servicios de enfermedades infecciosas en la mayoría de hospitales generales", como decía Cisneros, que detalla que en Francia, hasta 2016, la infectología fue una subespecialidad. En 2008, cuando se hizo el artículo, se destaca que la especialidad de enfermedades infecciosas existe además en otros países como Uruguay y Argentina, donde se creó en 1980. Allí, dicen los autores, "existen infectólogos en todos los hospitales, con un número aproximado de uno por cada 100 camas de hospitalización".
Prever, diagnosticar y tratar: la falta de la tercera pata
Cisneros no se atreve a determinar si la existencia de una especialidad en enfermedades infecciosas hubiera conseguido que España estuviera más preparada para enfrentar la pandemia. Pero sí tiene claro que la crisis sanitaria ha evidenciado su imperiosa necesidad. Además, dice, es la tercera pata que le falta al proceso de prevención de una enfermedad infecciosa y al diagnóstico de la misma. La primera tarea la lleva a cabo la especialidad de Medicina Preventiva y Salud Pública, tampoco muy extendida en España. Como publicó infoLibre, los médicos internos residentes (MIR) con las mejores notas casi nunca se decantan por esa especialidad. En 2020, cuando se habían adjudicado las 3.578 primeras plazas, Medicina Preventiva tan sólo había agotado 12 de las 105 plazas que había ofertado ese año.
La segunda tarea, indica Cisneros, corresponde a los microbiólogos. Y la tercera, a ellos: a los infectólogos. "En España hay especialistas en la prevención y especialistas en el diagnóstico, pero no hay especialistas en el tratamiento de las enfermedades infecciosas graves y complejas. Tanto preventivistas, como microbiólogos e infectólogos tenemos que saber de las tres cosas, pero liderando cada uno una parte. Hacer la especialidad no significa un solapamiento, sino una visión complementaria, necesaria e imprescindible. Ahora mismo está incompleto", lamenta.
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"La creación de esta especialidad, además, sería muy eficiente. Se crean otras sin estructura sanitaria, pero esta ya la tiene creada porque ya hay servicios y unidades en los hospitales. Sólo faltamos los especialistas", sentencia Cisneros.
Cuando Pajín anunció desde el Congreso de los Diputados la creación de la especialidad de enfermedades infecciosas, también lo hizo con la de genética, psiquiatría infanto-juvenil y urgencias y emergencias. Ninguna de ellas tampoco ha visto de momento la luz, aunque la psiquiátrica, según informó Redacción Médica, estaría a punto de hacerlo.
No obstante, también hay voces en contra de que lo hagan. Algunas sociedades médicas como la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) o la Sociedad Española de Medicina Intensiva Critica y Unidades Coronarias (Semicyuc) firmaron un comunicado conjunto en el que quisieron hacer hincapié en "la importancia de contar con médicos especialistas polivalentes" en un modelo de "atención integradora y transversal". "Entendemos que la creación de nuevas especialidades como la de Urgencias y Emergencias ─u otras como la de Enfermedades Infecciosas─ supondrá más fragmentación del sistema sanitario y una mayor rigidez en su estructura organizativa y funcional que dificultarán la respuesta de nuestro sistema a las futuras crisis sanitarias", apuntan en su escrito, que sentencian afirmando que entienden que "existe una falta de justificación científica que motive la decisión de crear estas especialidades".