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4M | Elecciones en la Comunidad de Madrid

El manual verde europeo que Más Madrid aplicó para superar al PSOE: captar el voto urbano y centrarse en la política del día a día

La candidata de Más Madrid en las elecciones a la Comunidad de Madrid, Mónica García, y el líder de Más País, Íñigo Errejón.

Cuando Pablo Iglesias, desde este 4 de mayo fuera de la política parlamentaria, anunció su intención de liderar a Unidas Podemos en las elecciones de la Comunidad de Madrid, en Más Madrid-Verdes Equo aparecieron sudores fríos. Temieron perder el papel hegemónico como representantes de la izquierda alternativa al PSOE en la región. Pero decidieron desoír las peticiones de lista conjunta y se lanzaron al ruedo confiando en su candidata, potente pero desconocida para muchos: Mónica García. Las encuestas avalaban la jugada, y también el espacio político que aspiran a ocupar: el de los verdes europeos. Uno de los ideólogos del partido en cuanto a su giro ambientalista, Emilio Santiago, decía por entonces que el tablero político de la UE estaba definiéndose así. Socialdemócratas, "poscomunistas" y verdes. No se estorbaban, sino que podían apelar a votantes distintos. Así lo ejecutaron, con resultados agridulces tras el incontestable triunfo de Isabel Díaz Ayuso. 

La formación ha seguido al dedillo el libreto de sus compañeros en países como Bélgica, Suecia, Finlandia o Alemania: menos agresividad, más aterrizaje de las a veces difusas propuestas ecologistas en el campo de lo cotidiano, y una apelación al votante urbanita sin descuidar lo rural o la periferia. La jugada ha salido bien dentro de la derrota de la izquierda: han mantenido feudos y han añadido algunos nuevos de renta baja. Pero el sorpasso al PSOE no se entiende sin el trasvase de muchos votantes al PP, en vez de a lo verde: les han superado, pero no han capitalizado del todo el descalabro de Ángel Gabilondo. 

Más Madrid, en coalición con Verdes Equo, no ha escondido nunca que aspiran a ocupar el espacio de los partidos verdes en el centro y el norte de Europa, aún con el riesgo de ser una "tercera vía" de histórico poco éxito en el sur. En la Asamblea de Madrid se centraron en lo urgente: la denuncia de una gestión sanitaria ejecutada por PP y Cs que consideran desastrosa. En precampaña y campaña sacaron a relucir la receta que parece funcionar con cada vez más éxito en países vecinos. Invitaron a Madrid a la copresidenta del Partido Verde Europeo, Evelyne Huytebroeck, que en conversación con infoLibre dejaba claro cuáles tenían que ser las líneas de estos partidos en España y en todo el continente: propuestas, proyectos y política de lo cotidiano frente a los populismos y la extrema derecha, en vez de "frases grandilocuentes".

Que en Más Madrid y Equo recogieron ese testigo es evidente. El lema, "lo que de verdad importa". El tono, más amable. El líder de Más País, Íñigo Errejón, utilizó este miércoles una expresión muy parecida a la de Huytebroeck al definir cuál será su estrategia en los próximos meses y años: evitar las "palabras grandilocuentes", sin descuidar el rechazo frontal a la extrema derecha. "Creemos que somos la fuerza política verde que se encarga de lo que nadie se encarga y que apunta a retos que serán decisivos en el futuro", aseguró el diputado, que accedió al Congreso tras su separación de Unidas Podemos con un discurso muy encuadrado en la repetición electoral y que ahora reivindica para sí mismo "el espacio político verde" de España.

Pero no solamente hablando de cambio climático y transición ecológica, como cabría esperar por la etiqueta. Más Madrid y su contrapartida nacional, Más País, se han esforzado en poner sobre la mesa "toda una serie de temas que son los grandes temas de la vida cotidiana", reivindicó Errejón. Sanidad y educación, como no podía ser de otra manera, pero también otros menos explorados: como la salud mental, la conciliación o la jornada laboral de 32 horas. El diputado hizo referencia directa a lo que está pasando en Europa. No esconden su espejo. "Los verdes en Alemania se desarrollaron con un proceso lento y cuidadoso. En algunos municipios, en algunos länders... y finalmente están muy cerca de convertirse en la fuerza que gobierne el país a partir de septiembreländers". 

Podría pensarse que esta estrategia se le ha ocurrido a Errejón, a García o a su equipo: evitar el prejuicio de que las políticas ambientalistas solo pueden estar dirigidas a quien puede permitirse pensar en ellas, cambiando el foco sin abandonar los grandes ejes. ¿A quién le preocupa el cambio climático, un problema muchas veces invisible y a largo plazo, cuando no tiene qué llevarse a la boca? Para la politóloga Cristina Monge, es una tendencia que, como asegura la copresidenta del Partido Verde Europeo, atraviesa a todas estas fuerzas en todo el continente. "El cambio se está dando en toda Europa. Los verdes alemanes hablan de transporte público, de alimentación de calidad, de ciudades con calidad de vida. Han hecho un discurso donde lo posmaterial convive con lo material: ya no hablan de los temas ambientales como una cuestión etérea, casi espiritual. Es un discurso verde muy aterrizado". 

Héctor Tejero, diputado de Más Madrid en la Asamblea y especialista en temas climáticos, reconoce la obvia influencia de la estrategia verde a nivel europeo. La campaña ha ido, a su juicio, de "no solo hablar de paneles solares o biodiversidad, sino de otra forma de hacer política. Aparentemente menos ideológica, en el sentido de no utilizar palabras grandilocuentes, pero sí apegada a politicas concretas". Otra vez la misma expresión.

La intención, en cálculos puramente electorales, era la de sacar a un espacio autodenominado verde de los caladeros donde, históricamente, se mueve como pez en el agua: los más urbanitas, de clase media, de las grandes ciudades del centro y el norte de Europa. En Suecia y en Finlandia, los verdes forman parte del Gobierno. En Francia, han alcanzado importantes alcaldías, como la de París, Lyon, Estrasburgo y Burdeos. En Alemania, las encuestas ponen al partido por encima de la CDU de Angela Merkel de cara a las elecciones de septiembre. En Austria, Irlanda y Países Bajos, superan el 10% de los votos. Pero esas barreras solo han sido rotas por los germanos, y muy lentamente. "Ahí sí que tienen un reto muy importante: cómo trascender lo urbano", considera Monge. 

Los datos de las elecciones del pasado martes indican que Más Madrid - Verdes Equo es fuerte –siempre bajo el contexto de la derrota indiscutible de la izquierda– en barrios donde ya funcionaron bien en los comicios de 2019, donde se cumple el tópico. Ganan en el centro, en Lavapiés, en Chueca y en Malasaña, aunque perdiendo algo de fuerza (-0,7 puntos) frente a la fuerte subida de Unidas Podemos (+4,6% de votos). Pero también lograron la victoria en feudos de la izquierda más clásica, como algunos barrios dentro de los distritos de Puente de Vallecas y Usera. También en Orcasitas, zona tradicionalmente deprimida, a donde acudió Mónica García el miércoles por la mañana a agradecer el apoyo. Y de donde proviene Félix López, concejal del Ayuntamiento e histórico del movimiento vecinal en dicho barrio.

"Ese arquetipo tosco de la izquierda malasañera...", reflexiona Tejero. "Es un barrio que siempre hemos tenido, por razones históricas se apela mucho a ese tipo de votante. Ese que cobra bien, de 18 a 29 años, pero que no tiene continuidad o estabilidad vital". Pero el diputado defiende que en esta campaña han ido más allá y las urnas les han recompensado. "Nos hemos volcado mucho en el sur. El proyecto de tirar el puente de Vallecas ha sido muy bien recibido". Más allá de la capital, han superado a los socialistas en otros municipios más rurales y de menor renta, como El Escorial, Valdemorillo, Moralzarzal, Alpedrete o Villaalbila. También en otros pertenecientes al área metropolitana, como Tres Cantos, Las Rozas o San Fernando, en el top 10 de los de mayor PIB per cápita. 

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"En casi todos los municipios del sur hemos crecido", apunta el diputado. Sin embargo, el sorpasso no se ha producido en el conocido como cinturón rojo:sorpasso a diferencia de la capital, Móstoles, Fuenlabrada, Leganés, Getafe, Alcorcón o Parla han votado más al PSOE. Es uno de los sinsabores, de las notas amargas de un sorpasso por la mínima: han crecido cuatro escaños, pero no han recibido, ni mucho menos, todos los votos que han perdido los socialistas. La principal transferencia de voto, tal y como advertían los sondeos preelectorales, se ha producido del partido de Ángel Gabilondo hacia el PP, lo que les ha puesto en posición de ventaja para superarles pero que no les ha permitido crecer significativamente. A diferencia del escenario alemán, por ejemplo, donde Die Grünen hadejado fuera de juego a los socialdemócratas. "Hemos hecho todo lo posible", se resigna Tejero. "Estamos estudiando cuánto de ese votante es coyuntural o estructural, un cambio ideológico. Creemos que lo primero". 

Los datos indican que los autodenominados verdes españoles han salido de su zona de confort, aunque aún les queda para ser la fuerza hegemónica de la Comunidad de Madrid... y aún más para convertirse en un agente poderoso a nivel nacional, más allá de su capacidad para colocar temas en la agenda. Han demostrado que pueden llegar a otros espacios que no son Malasaña... ¿pero a otros espacios fuera de Madrid? Para Monge, "eso pasa por abordar de forma muy fuerte la despoblación". La transición energética, que pretende trufar de renovables toda la España vaciada, puede ser una oportunidad para los verdes que defiendan esta transformación... o una desventaja, si sus habitantes consideran que las energías limpias les ocupan la tierra sin aportarles nada a cambio, como ya están denunciando

Concluye Tejero: "Hay que tener cuidado. Pensamos en lo rural como una cosa material y tiene mucho de cultural. Es una oportunidad si se hacen las cosas bien, si se hace una transicion ecológica apegada al territorio. Se puede aprovechar para revitalizar. Pero eso no pasa solo, de manera espontánea". Habrá que pelearlo.

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