Corrupción
Brufau y Fainé, unidos para contratar el espionaje de Villarejo y ahora enfrentados en los tribunales
Como es habitual, los altos directivos de grandes compañías suelen desmarcarse de actos supuestamente ilícitos en que habrían incurrido sus empresas cuando éstas son investigadas en los tribunales. En el caso del expresidente de Caixabank Isidre Fainé y del presidente de Repsol, Antonio Brufau, este viernes se ha cumplido el guion. No niegan que estuvieran de acuerdo en frenar el avance de Sacyr en el accionariado de la petrolera en alianza con la mexicana Pemex, pero ni uno ni otro dicen saber nada de la contratación de una compañía de espionaje propiedad de un tal José Manuel Villarejo. Es más, Fainé ha descargado toda la responsabilidad en Brufau, pues es quien, según afirma, tuvo la iniciativa y le dio todo hecho. El presidente de Repsol, por su parte, se limita a decir que él no estaba en esas cosas, de las que asegura que se encargaban los de abajo, en este caso, los responsables de seguridad.
Brufau y Fainé están imputados en la Audiencia Nacional, concretamente en la pieza 21 de la macrocausa de corrupción Tándem, por un presunto delito de cohecho, ya que sus empresas contrataron los servicios de Cenyt, la empresa del comisario Villarejo cuando éste todavía era policía en ejercicio. En esta investigación se indaga en el encargo por parte de Repsol y Caixabank al comisario ahora jubilado para que espiara en 2011 al entonces presidente de Sacyr Vallehermoso Luis del Rivero. Villarejo lo denominó proyecto Wine, tal y como consta en los apuntes intervenidos.
Como era de esperar, no ha habido sorpresas. Los presidentes de dos empresas que se aliaron para espiar al presidente de otra echan balones fuera a pesar de que su imputación viene después de meses de investigación en los que se ha ido estrechando el cerco sobre los altos directivos. Pero no les investigan por supuestamente ordenar o supervisar una operación de espionaje, sino por contratar a un funcionario público para ello, supuestamente a sabiendas de que aún lo era y, por tanto, podía tener acceso a información privilegiada. No han negado lo primero, pero descartan tajantemente lo segundo. Y no sólo sostienen que no sabían que Villarejo era policía en ejercicio, sino que mantienen que tampoco estuvieron al tanto de cómo se cocinó y llevó a cabo el operativococinó.
Un operativo que ambas compañías habrían hecho unidas, pero que ahora, bajo investigación, abre una brecha entre ambas con directivos de Caixabank señalando en los últimos días a Repsol como la que lideró la contratación y dando a entender que habría estado al tanto de qué era Cenyt y quién era su propietario, el comisario Villarejo.
Según fuentes jurídicas presentes en el interrogatorio de Fainé y Brufau, el presidente de CaixaBank entre los años 2011 y 2016, que ha declarado en primer lugar, ha negado cualquier irregularidad por su parte y ha atribuido la iniciativa de la contratación de Cenyt a Repsol. Al ser preguntado después por ello, el presidente de Repsol ha explicado que supo por su jefe de Seguridad, Rafael Araujo, que se había encargado el servicio de espionaje a una empresa de inteligencia, pero que desconocía que se tratara del comisario Villarejo o de una firma de su propiedad. Según Brufau, después no volvió a tratar del asunto y supone que Araujo despacharía del tema con el directivo responsable de medios de la compañía, Luis Suárez de Lezo. Éste también pasó esta semana por la Audiencia Nacional y descargó en el jefe de seguridad la responsabilidad de la contratación.
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La clave que une a las investigaciones a empresas que contrataron los servicios de Villarejo está en los jefes de seguridad de las mismas, muchos de ellos antiguos policías que conocían al comisario de su etapa en el Cuerpo y que son los que habrían contactado con él o recomendado sus servicios de espionaje. La pregunta tanto en la pieza 21 como en otras como la número 9, que indaga en los encargos que habría hecho el BBVA, es si la responsabilidad se acaba en los jefes de seguridad. En el caso de estas dos piezas, el juez Manuel García Castellón y la Fiscalía Anticorrupción no han tenido dudas tras años de pesquisas: los presidentes deben ser también investigados. Las conclusiones de las diligencias se verán más adelante.
Uno de los momentos clave de la declaración de Brufau ha sido cuando ha explicado que en una conversación con Fainé le dijo que sería bueno que las dos áreas de inteligencia corporativa profundizaran en la investigación relativa a la operación de Sacyr. Sobre esa conversación, Fainé ha sido menos clarificador, según otras fuentes consultadas. El expresidente de Caixabank indicó que fue un comentario sobre el que no se llegó a ahondar demasiado. Y que fue después cuando el presidente de Repsol le comunicó que desde su empresa ya habían contactado con quien llevar a cabo el encargo y le propuso compartir la información. Fainé asegura que delegó el asunto en el departamento de seguridad del banco y que se desentendió. Brufau, que él dio la orden general de atender a la situación que se abría con el movimiento de Sacyr, pero que fue genérico y que los responsables de seguridad se encargaron.
Miguel Ángel Fernández Rancaño, el encargado de la seguridad de Caixabank cuando tuvo lugar el encargo a Villarejo, afirmó el pasado diciembre en la Audiencia Nacional que el pago de los servicios siempre fue al 50% entre ambas compañías. En los registros practicados se encontraron cuatro facturas derivadas de este proyecto del comisario por un importe total de más de 280.000 euros, que fueron abonadas por Repsol y CaixaBank en una cuenta de Cenyt. Con estas cuatro facturas, la Policía hizo un estudio de trazabilidad del dinero y descubrió hasta siete abonos en dos cuentas de Cenyt con cargo a Repsol y Caixabank cuyo montante ascendería a 413.600 euros, informa Europa Press. Los presidentes también se desentienden del desembolso del dinero: no estaban en esos pormenores, según dicen.