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La situación en el PP

La estrategia de Casado con los indultos no consigue alimentar la disidencia dentro del PSOE ni la unidad dentro del PP

Teodoro García Egea, Cuca Gamarra y Pablo Casado en sus escaños del Congreso.

Fernando Varela

La estrategia que el PP de Pablo Casado diseñó para convertir los indultos en una palanca capaz de agitar la disidencia dentro del PSOE y atraer, de paso, a los votantes socialistas contrarios a la aprobación de medidas de gracia no está funcionando. O al menos no está funcionando todo lo bien que el PP esperaba.

Los barones en ejercicio y exdirigentes históricos que han realizado declaraciones críticas pertenecen a la lista habitual de quienes ya llevan años marcando diferencias con el secretario general del partido y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. A las reservas expresadas en un primer momento por los presidentes de Castilla-La Mancha (Emiliano García Page), Aragón (Javier Lambán) y Extremadura (Guillermo Fernández Vara) no se ha sumado nadie relevante dentro del PSOE. Y no ha habido bajas por parte de ninguna personalidad relevante del Gobierno o del partido. Ni siquiera la baronesa andaluza, Susana Díaz, se ha desmarcado de presidente.

Entre los ex altos cargos del partido tampoco ha habido novedades. Felipe González y Alfonso Guerra siguen encabezando la misma nómina de personalidades socialistas contrarias a los indultos y José Luis Rodríguez Zapatero la de los que apoyan la medida. Tampoco ahí el PP ha conseguido que los planes de Sánchez provoquen deserciones.

Alimentar esas discrepancias fue, desde el principio, un objetivo de Casado. En el PP están convencidos de que el protagonismo que ha recobrado la agenda catalana en general y la más que probable concesión de indultos a los condenados por el procés en particular constituye una gran oportunidad para atraer a los votantes más moderados del PSOE, especialmente de aquellos que se puedan sentir incómodos con la medida de gracia. En el núcleo de ese argumento está la creencia, apoyada por algunos estudios de campo, de que en las elecciones a la Asamblea de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso recibió el respaldo de una parte significativa de electores que hace dos años habían votado la candidatura del PSOE.

Para conseguirlo, el PP ha puesto en marcha la presentación de mociones contra los indultos en todas las instituciones en las que está presente (municipios, diputaciones y asambleas autonómicas), aunque ninguna de ellas tenga competencias en materia de control al Gobierno. El objetivo es “obligar a retratarse” a todos los partidos, especialmente a los dirigentes del PSOE cuya vida política está vinculada a esas instituciones y que han discrepado de los planes Sánchez.

Es lo que acaban de hacer en Castilla y León, cuyas Cortes debatieron y aprobaron este miércoles una resolución en contra de los indultos con el voto a favor de PP, Cs, Por Ávila y Vox y el pronunciamiento en contra de PSOE, Podemos-Equo y la procuradora trásfuga elegida por Cs, Fátima Pinacho. El único parlamentario de UPL se negó a participar en la votación.

Es también lo que el PP pretendía llevar a cabo en las Cortes de Castilla-La Mancha con la intención de forzar al presidente autonómico, Emiliano García Page, a votar con su partido o seguir su propio criterio contrario a los indultos. Pero el PSOE, según fuentes de Génova, ha impedido que la propuesta sea tramitada en la asamblea autonómica, privando a los conservadores —al menos de momento— de uno de los escenarios más propicios a la discrepancia socialista.

Mientras el PP asegura ver al Gobierno “cada vez más nervioso”, porque según ellos “sabe que no cuentan con el apoyo de la inmensa mayoría de los españoles” y “tampoco de los votantes socialistas”, el PSOE y el Gobierno prosiguen su campaña de explicación de las medidas de gracia. Espoleados por la declaración en la que el presidente de Esquerra, Oriol Junqueras, no sólo valoró los indultos sino que proclamó que la vía unilateral hacia la independencia es “inviable”.

El PSOE pide “confianza en el Gobierno”

De visita oficial a Argentina, Sánchez ha pedido a los ciudadanos catalanes y españoles que tengan “confianza” en el Ejecutivo así como “comprensión y magnanimidad” para evitar los errores cometidos en 2017. “La sociedad española tiene que transitar de un mal pasado a futuro mejor”. El desafío que hay por delante “merece la pena” porque es “sembrar convivencia”.

Ministros y representantes del PSOE repiten estos días una amplia gama de argumentos para convencer a propios y extraños de la necesidad de los indultos con intervenciones en las que no faltan referencias a que se trata de una medida controvertida. Hay que “pasar página” por la “concordia, la convivencia y el fortalecimiento de la democracia”, argumentan, al tiempo que piden a los españoles que “tienen dudas” que “confíen” en el PSOE porque “cuando ha hecho falta resolver algún problema” los socialistas siempre han “estado ahí, en la Transición” o en el final del terrorismo. Los mismos momentos en los que “la derecha se lanzó a la calle, y en todos esos momentos el PSOE mejoró España”. La misma derecha que gobernaba España cuando se produjo la declaración de independencia y a cuya política de “no hacer nada” responsabilizan de la fractura política en Cataluña.

Pero si el PP no ha logrado, al menos de momento, alimentar el disenso dentro del PSOE, tampoco está teniendo mucho éxito a la hora de mostrar un criterio unánime. Al menos en lo que se refiere a unir sus planteamientos a los de Vox en la manifestación contra los indultos que se celebrará este domingo en la plaza de Colón de Madrid, un espacio emblemático para la derecha extrema.

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Junto a Pablo Casado estarán ese día manifestándose junto a Santiago Abascal (Vox) los presidentes de Madrid (Isabel Díaz Ayuso) y Murcia (el tránsfuga Fernando López Miras) los dos estrechamente vinculados al líder del PP. Pero no acudirán los barones más alejados de su estrategia: el gallego Alberto Núñez Feijóo, el castellanoleonés Alfonso Fernández Mañueco y el andaluz Juanma Bonilla. Los tres están en contra de los indultos, pero ninguno de ellos se siente cómodo compartiendo manifestación con Vox.

Feijóo asegura que no puede estar en Madrid el domingo porque el lunes tiene que visitar el Vaticano, donde tiene audiencia con el papa Francisco. Mañueco aseguró tener “motivos personales” que no aclaró pero recordó que la manifestación coincide con la fiestas de Salamanca, su ciudad natal. Bonilla tampoco ha dado muchas explicaciones: lo suyo también son “motivos personales”, se limitó a decir.

A esta imagen de falta de unidad se une la resistencia del PP catalán a montar mesas petitorias en las calles contra los indultos, hasta el punto de que esta comunidad será la única en el que la recogida de firmas se realice en el interior de las sedes del partido.

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