Francia
La crispación y el peligro de la ultraderecha marcan las elecciones regionales en Francia, el último ensayo antes de las presidenciales
Los colegios electorales franceses han abierto este domingo sus puertas para la última cita electoral antes de las presidenciales de 2022, unos comicios regionales y departamentales, en las que la ultraderecha de Marine Le Pen aspira a ampliar su cuota de poder y erigirse como alternativa factible al recurrente frente republicano. Los primeros electores en votar han sido los del territorio francés de ultramar La Reunión, mientras que los últimos en depositar su votos serán los de Martinica y Guadalupe, informa Europa Press.
El escenario actual en poco se parece al de 2015, cuando se celebraron los últimos comicios regionales. El centro-izquierda cedió parte del poder que venía ostentando en favor de los conservadores, pero ahora entra en juego La República en Marcha (LREM) del presidente galo, Emmanuel Macron, y gana presencia la Agrupación Nacional de Le Pen.
Los Republicanos, herederos de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) que impulsó a Nicolas Sarkozy al Elíseo, y los candidatos de la denominada Derecha Diversa, que aglutina a independientes de tendencia conservadora, parten en cabeza en seis regiones, mientras que Agrupación Nacional destaca en otras seis, según sondeos publicados por Franceinfo.
La de este domingo es solo una primera vuelta y, en principio, el reparto de poder no llegará hasta una semana más tarde, el 27 de junio. Sin embargo, las tendencias muestran que el partido de Le Pen tiene opciones reales de encabezar alguna región, entre ellas Provenza-Alpes-Costa Azul, situada en la zona sureste de Francia y que alberga ciudades como Marsella o Niza.
Si históricamente la llegada de la ultraderecha al poder ha sido una línea roja para gran parte de los franceseslínea roja, ahora ya hay una mayoría que no ven problema alguno en que culmine el ascenso que siempre se le ha resistido. Un 51% de los ciudadanos creen que una victoria de Agrupación Nacional en las regionales no constituye un peligro para la democracia, según un sondeo de IFOP publicado esta semana por el Journal du Dimanche.
Crispación
La ultraderecha estaría sacando partido de la creciente polarización política y social en FranciaFrancia, traducida en una tensa campaña que tuvo entre sus momentos más destacados la bofetada recibida por Macron durante un acto electoral. El responsable de la agresión ya ha sido condenado a 18 meses de cárcel, entre ellos cuatro en régimen cerrado.
También ha sido protagonista a su pesar el líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, rociado de harina durante una manifestación convocada en París en contra de la extrema derecha.
Las elecciones regionales y departamentales han sido tradicionalmente una prueba para el Gobierno central, que tiene a una quincena de miembros implicados directamente en dichos comicios, dentro de una amalgama en la que se entremezclan personalidades locales y nacionales y que podría marcar posiciones de cara a la cita clave de 2022.
La pandemia ha marcado igualmente la campaña, más larga de lo habitual y con restricciones en cuanto a actos y aforos, si bien a diferencia de las elecciones locales de 2020, en esta ocasión Francia ha emprendido ya su aparente desescalada final, incluso con la eliminación esta misma semana de la obligatoriedad de llevar mascarillas en espacios abiertos no concurridos.
El sistema electoral
Para las elecciones regionales, existe un sistema de listas que solo exime de la segunda ronda en caso de que algún partido obtenga más de la mitad de los votos. En caso negativo, el 27 de junio se enfrentarían las listas que hayan obtenido más del 10% de los sufragios, si bien se autorizan fusiones que pueden recalibrar el peso de las distintas candidaturas.
Anne Hidalgo, candidata socialista al Elíseo en 2022
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En las departamentales, se vota por cantones, donde se presentan candidaturas por parejas -hombre y mujer- que deben obtener más del 50% de los sufragios de una cuarta parte de los votantes registrados para ganar en primera vuelta. En segunda ronda, a la que pasarán las candidaturas con más del 12,5% del apoyo, basta la mayoría relativa.
Los partidos se han esforzado en estos últimos días por llamar a la participación, habida cuenta de que la abstención podría terminar siendo la gran vencedora si se cumplen los pronósticos. Según un sondeo publicado por Les Echos, la participación se situará en torno al 38%, lo que dejaría con ventaja a los candidatos que mejor hayan sabido movilizar a los suyos.
Un 42% de los encuestados dice no estar interesado en la cita electoral y el desapego se hace especialmente palpable entre los jóvenes.