Viajar por el arte

A El Hierro con una serie

El terrero de lucha Ramón Méndez, en Frontera.

Sara Gutiérrez | Eva Orúe

Bienvenidos a la isla de (El) Hierro.

Hierro no es el nombre de la isla y ellos lo tienen clarísimo: la isla es El Hierro y ese artículo, que a nosotros no nos importa, a ellos les importa un montón”, precisa Pepe Coira creador de la ficción televisiva. Un a modo de juego de palabras, entonces. “‘Hierro lo elegimos porque es un concepto con muchísimas resonancias de muchos tipos, fuerza, resistencia, dureza, armas… Incluso se daba la casualidad de que yo, pocos años antes, había hecho una película para televisión sobre un detective en la Edad Media y lo habíamos llamado Ferro, hierro en gallego. Es un nombre que nos gustaba mucho, juega con el topónimo, pero no es el topónimo”.

Explica Coira que su primera idea fue rodar en Finisterre, pero la cadena con la que trabajaban “iba a hacer otra cosa en Galicia, así que nos fuimos de un lugar remoto a otro lugar remoto, de un final a otro final”.

El Hierro es la más occidental y meridional de las Islas Canarias, el punto más al oeste es el cabo de Orchilla, en el municipio de El Pinar. En 1634, los franceses establecieron allí el meridiano 0, y el faro fue construido justo sobre la línea que representaba dicho meridiano. Por eso, aunque en 1885 El Hierro perdió ese honor que Greenwich le arrebató, la isla es también conocida como la Isla del Meridiano. ​

Aunque ahora muchos se refieren a ella como la isla en la que “desterraron” a la jueza Candela Montes. Porque ese destino aislado, remoto, parecía perfecto para castigar a una jueza díscola. “Cuando lo elegimos no sabíamos la suerte que estábamos teniendo”.

La más occidental, la más meridional 

El Hierro es, leemos, la isla más joven y, hasta hace poco, la más pequeña de las Islas Canarias. Hasta hace poco, se nos explica, hasta que entró en liza La Graciosa, declarada en 2018 como la octava isla canaria.

Antes de que tal cosa pasara, la poeta María Padrón escribió:

Y de ti, la más pequeñaDe las Islas Canarias,Brotó este corazón grande,Cual volcán erguido en llamas,Que va cantándole amorA tus montes y a tus lavas,A tu misterio y a tu bruma,A tu silencio y a tu calma....

 

Seguimos leyendo: “La epopeya geológica de El Hierro se inició hace unos 100 millones de años, cuando el fondo del océano comenzó a abombarse debido al incontenible empuje del manto. Finalmente, la corteza acabó por romperse de un modo muy característico, agrietándose en forma de estrella de tres puntas. Por las grietas empezó a fluir el magma que, por sucesivas erupciones y apilamientos, fue levantando el edificio insular hasta que este emergió finalmente del océano formando una imponente pirámide triangular coronada por un volcán de más de 2.000 metros de altura”.

Hoy en día, El Hierro acumula la mayor densidad de volcanes del archipiélago, con más de 500 conos a cielo abierto y otros 300 cubiertos por coladas más recientes. Y llena de colores.

“La fotografía se curró un montón, sobre todo mi hermano Jorge, el director, y José Luis Bernal, el director de fotografía”. Tenían, explica, una referencia de partida visual, una película que argumentalmente no tiene nada que ver pero que visualmente sí podía ser una guía: Comanchería. La idea era “evitarse las postales, no se trataba de llevar a la gente a sitios bonitos para que le pasaran cosas, pero sí de que esa geografía tan marcada que tiene la isla estuviera presente. Porque lo impregna todo”.

Por no hablar del reto que suponen, “algo muy endiablado”, los cambios continuos de luz, “porque es muy fácil que se acumulen nubes en la cumbre de la isla y que el sol este tapándose y destapándose cada dos por tres; cuando no es que si estás en la cumbre directamente te envuelva la niebla y un minuto después esté despejado y luego vuelve a la niebla”.

Mandan el paisaje y el paisanaje 

El cambio de escenario al que Coira hacía alusión más arriba, determinó también algunos cambios en el guion. Cuando visitaron la isla por primera vez, comprobaron que tenía una tradición marinera mucho menor de la que ellos, viniendo de una Galicia volcada al mar, imaginaban, “y muchos de nuestros personajes eran pescadores”. La trama se sostuvo, pero los oficios de sus protagonistas tuvieron que cambiar.

Platanera en El Hierro y fotograma de la serie. | Movistar+

Aunque la adaptación más relevante fue la que tiene que ver con el aislamiento: de El Hierro no se puede entrar y salir así como así. “En los sitios pequeños todo el mundo se conoce y se sabe las novedades, pero en un lugar como El Hierro era especialmente llamativo el hecho de que cualquier persona que llegue es muy notable, porque las entradas y salidas están muy tasadas: hay estos vuelos, hay estos barcos, no hay más”. El ejemplo extremo: en un episodio incorporaron “una cosa que ocurre en la isla y que nos hacía mucha gracia: cuando va el coche con el radar de tráfico, todo el mundo lo sabe”. Y toca extremar las precauciones.

Recuerda Coira que en su primera visita fueron bien recibidos, “pero había una precaución de a ver que íbamos a contar, qué retrato íbamos a hacer no ya de la isla sino, especialmente, de sus costumbres”. Una de las cuales les impresionó tanto que la incorporaron a la trama: La Bajada, “que se hace cada cuatro años y que se vive de una manera intensísima”. También incorporaron, como es lógico, a actores canarios; y respetaron su modo de hablar. “Eso fue acogido con mucho cariño”.

La Bajada de la Virgen de los Reyes, retratada en la serie Hierro. | Movistar+

No fue la única costumbre local que se incorporó al guion para enriquecerlo. “El clímax final de la segunda temporada vino completamente dado por un escenario que es asombroso, precioso”.

El terrero en cuestión se llama Ramón Méndez en homenaje a un grande de la Lucha Canaria. "La Lucha Canaria es un deporte vernáculo de las Islas Canarias, caracterizado por su habilidad y su nobleza, teniendo como principio básico el desequilibrio del contrario hasta hacerle tocar el suelo con cualquier parte de su cuerpo que no sea la planta del pie empleando las denominadas mañas o técnicas, tanto de manos como de pies", dice el reglamento técnico de este deporte, normas aprobadas en La Laguna (Tenerife) en 1989.

Y si el terrero impresiona, su ubicación sobrecoge: al pie de la montaña de Joapira, sobre la que se yergue el campanario de la Iglesia de Frontera.

El terrero de lucha Ramón Méndez, en Frontera. | Movistar+

Y, al fondo, el mar. Con playas en ocasiones verdes, o rojas. Con piscinas naturales como La Maceta, también en Frontera, o las de Tacorón.

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Pasado el tiempo y borradas las suspicacias, él se dice orgulloso de cómo funcionó todo. Más aún al darse cuenta de que la serie “tuvo mucho impacto turístico. Hablamos de 2019, antes de la pandemia, pero empezó a llegar mucha más gente preguntando por los sitios, yendo a reproducir alguna escena de la serie”. Si había habido algún recelo, en el momento de rodar la segunda temporada habían desaparecido todos.

“Ellos nos estaban muy agradecidos y nosotros les estábamos muy agradecidos a ellos por todo lo que la isla nos daba”. Lo más gracioso es que, siendo como es una isla pequeña (si bien no “la más” pequeña), Pepe Coira reconoce que no la han recorrido entera. “Hicimos dos temporadas completas en la Isla del Meridiano y no llegamos a ir al punto más occidental. Nos ha quedado mucha isla por contar”.

Cartel promocional de Hierro con La Maceta, en Frontera. | Movistar+

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