Crisis del coronavirus
Los expertos reclaman estudios más completos sobre la tercera dosis a inmunodeprimidos que defiende Sanidad
La ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha mostrado este miércoles tras el Consejo Interterritorial de Salud su apoyo a una tercera dosis para las personas inmunocomprometidas, cuyas defensas están más bajas de la media por una enfermedad o por un trasplante. Sin embargo, aún no se ha aprobado: la Ponencia de Vacunas, donde se reúnen los técnicos, ha dado su visto bueno durante la mañana de este mismo miércoles, pero no ha dado tiempo a obtener el ok de los consejeros de Salud o Sanidad de cada comunidad, así como de sus directores de Salud Pública, necesarios para sacar adelante la medida. Será, con toda probabilidad, la semana que viene.
Darias ha insistido en que no es lo mismo vacunar a personas inmunocomprometidas que a población general, aunque sean los más mayores. Lo segundo aún no está recomendado por ninguna institución sanitaria, lo primero sí. No se tratará de un booster o refuerzo, sino de una dosis "adicional", ha explicado la ministra: destinada a que estas personas tengan la misma protección que los demás. booster "El camino se va abriendo", ha concluido. Pero hay expertos que no comparten la certeza del Gobierno y que piden más información para saber con toda seguridad a quién le vendrá mejor un nuevo pinchazo.
La Agencia Europea de los Medicamentos (EMA), la institución dedicada a evaluar la seguridad del pinchazo extra y a recomendarla en determinados grupos poblacionales, si encarta, aún no se ha pronunciado. Darias ha asegurado que ya ha dado su ok a esta medida, aunque el regulador no ha hecho público el dictamen al cierre de esta edición. Fuentes del organismo, en conversación con infoLibre, recuerdan que la decisión es de cada país: "Las decisiones sobre cómo deben administrarse las vacunas siguen siendo prerrogativa de los órganos de expertos que guían la campaña de vacunación en cada Estado miembro, teniendo en cuenta factores como las condiciones locales, la propagación del virus (incluida cualquier variante de interés), la disponibilidad de vacunas y la capacidad del sistema nacional de salud", aseguran.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha mostrado a favor, estableciendo también una diferencia entre la tercera dosis para personas con inmunodepresión y para personas mayores, sobre las que aún no hay estudios ni evidencia sólida sobre sus necesidades. "Una tercera dosis no es un refuerzo de lujo que se le saca a alguien que espera por la primera. Es una forma de mantener a salvo a los más vulnerables", aseguró Hans Kluge, su director europeo. También el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), de manera similar a la OMS: considera que no es necesario un tercer pinchazo "a la población general", pero sí que ve "conveniente" su uso para personas inmunodeprimidas.
La estrategia también tiene el visto bueno del regulador estadounidense, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, siglas en inglés), que asegura que los informes ya son suficientes. "La FDA evaluó la información sobre el uso de una tercera dosis de las vacunas Pfizer-BioNTech o Moderna en estos individuos y determinó que la administración de terceras dosis de vacuna puede aumentar la protección en esta población", aseguran, en un comunicado remitido la semana pasada. Pero los inmunólogos españoles no lo tienen tan claro. "Tenemos una evidencia muy pequeña sobre lo que está pasando con la respuesta inmune en estas personas", asegura Yvelice Barrios, profesional de la Sociedad Española de Inmunología (SEI).
La inmunóloga no se opone frontalmente a la decisión que probablemente tomará la semana que viene el Consejo Interterritorial, con la aprobación de los expertos designados por cada comunidad y de varias disciplinas. "Hay publicaciones sobre trasplantados renales, que es donde se ha encontrado más evidencia de la administración de la tercera dosis. En aquellos que no han generado una respuesta [con la pauta completa], hay un porcentaje de ellos que sí logramos que respondan con la dosis de refuerzo", explica. Pero cree que hay que investigar y hace un llamamiento a las administraciones españolas a apoyar esta investigación.
¿Por qué? Porque, asegura Barrios, los estudios hasta el momento –y los argumentos de las farmacéuticas, muy interesadas en colocar al Norte Global un producto adicional– no están completos. Miden la caída de anticuerpos tras un tiempo, o la ausencia de ellos, pero los anticuerpos no son los únicos protagonistas del sistema inmunológico. La respuesta celular es casi tan importante o más... y se estudia muy poco, explica la especialista. "Para seleccionar aquellos pacientes que se puedan beneficiar de la tercera dosis, tenemos que hacer estudios de inmunidad celular, con técnicas algo más complicadas". Sería más caro, sí, pero permitiría seleccionar con mejores criterios qué población necesita el refuerzo para prevenir un cuadro grave de covid.
El Hospital Universitario de Canarias, en el que trabaja Barrios, ha desarrollado un test que mide la inmunidad celular de manera más sencilla, a través de la piel, y que permite saber si un individuo tiene respuesta celular contra el covid-19 o no la tiene. "Desde la SEI queremos hacer un llamamiento a la responsabilidad de las administraciones para que sepan que estos estudios están en marcha y que serían muy adecuados para saber que individuos necesitan este tercera dosis", reclama la experta, que insiste: "Se está infravalorando la respuesta inmune en individuos que aparentemente no tienen anticuerpos".
Más evidencia ayudaría, añade Barrios, a saber si una pauta heteróloga (la mezcla de vacunas, como se hizo en España con Pfizer y AstraZeneca) ayuda a generar una respuesta inmunitaria más fuerte, que en personas con problemas relacionados con sus defensas podría marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Por el momento, se sabe poco: tal vez demasiado poco.
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¿Serán los siguientes las personas mayores?
Las personas mayores, con sistemas inmunitarios más débiles y los primeros en vacunarse, probablemente necesitarán una tercera dosis. La respuesta suele decaer con el paso del tiempo en este tipo de virus (por eso necesitamos un refuerzo anual contra la gripe). El debate está en los tiempos. En primer lugar, porque, como apunta la SEI, necesitamos saber más sobre la inmunidad celular. Y en segundo lugar, por una cuestión de justicia social y ética sanitaria: ¿vacunamos a los ancianos españoles con una tercera dosis sobre la que no hay certezas sobre su utilidad mientras millones de personas de otros países no tienen a su disposición ni un solo suero?
Darias aseguró hace unas semanas que, probablemente, las personas mayores serán vacunadas de nuevo, aunque los únicos radicalmente a favor, sin ningún tipo de duda, eran las farmacéuticas. Sin embargo, esta determinación ha desaparecido del discurso: ahora la ministra y las autonomías están centradas en la población inmunocomprometida como el próximo paso a dar en la campaña de vacunación. El país, ante la ausencia de estudios completos sobre la inmunidad celular, se fiará de las instituciones sanitarias europeas.