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Partido Popular

El PP convoca una mesa sobre “feminismo liberal” en una convención en la que sólo intervienen un 23% de mujeres

Antonio López-Istúriz, Donald Tusk, Pablo Casado, Antonio Tajani y Alfonso Fernández Mañueco.

Si la convención nacional que el PP celebra estos días en un formato itinerante es, como pretende la dirección del partido, una manera de relanzar el proyecto político de Pablo Casado, hay que concluir que en él hay poco espacio para las mujeres. Apenas un 23% de las voces convocadas estos días para redefinir la oferta electoral conservadora y relanzar la figura del propio Casado son femeninas. En la mayoría de las mesas ni siquiera tienen presencia.

Una de las pocas excepciones es la mesa que el Partido Popular dedicará este miércoles a hablar sobre “feminismo liberal” en el marco de una jornada organizada en torno a la libertad y la responsabilidad individual. Tendrá lugar en Madrid, durante la tercera jornada de la convención, y en ella estarán presentes cuatro mujeres: Carmen M. García, presidenta de la Woman’s Week, Paula Gómez de la Bárcena, directora de Inspiring Girls, Susana Camarero, presidenta de Mujeres en Igualdad, y Belén Hoyo, presidenta del comité electoral del PP.

Será una de las dos únicas mesas en la que habrá más mujeres que hombres de toda la convención. La segunda, programada también en Madrid, girará en torno al tema “cultura y cancelación” y en ella participarán tres voces femeninas: la coreógrafa Aida Gómez, la escritora Marta Robles y la concejala madrileña Andrea Levy.

En la mesa dedicada al terrorismo, celebrada el martes en Valladolid, hubo tantas mujeres como hombres y en otras ocho el PP sólo ha previsto la presencia de una. El resto están compuestas exclusivamente por oradores masculinos.

El PP no halló o no quiso incluir voces femeninas para hablar de progreso y empleo, desarrollo y competitividad, reformismo y solidaridad, el futuro de Europa, globalización y vínculo atlántico, concordia, Constitución y patriotismo, el mundo postcovid, más sociedad y mejor gobierno, la fortaleza de las instituciones, libertad frente a populismo, independencia judicial, desigualdad o salud.

El PP de Pablo Casado sigue a la cola en presencia femenina en su equipo de dirección. Un informe del Instituto de la Mujer publicado por el INE el pasado diciembre reveló que es la formación política con mayor desigualdad de género dentro de su órgano de gobierno, solo superada por Vox.

Según este informe, en aquel momento apenas el 33% de los asientos de su dirección estaban ocupados por mujeres. Un proporción notablemente por debajo de otros partidos como el PSOE (40,4%), Ciudadanos (45,2%) o Podemos, que encabeza el ranking con un 50%.

En diciembre de 2020, el porcentaje de mujeres en el conjunto de cargos ejecutivos de los partidos políticos analizados había aumentado en más de ocho puntos respecto del año anterior, situándose en un 47,5% de media, frente al 39,1% de 2019.

Apoyos y matizaciones

La escasa presencia femenina no impidió a Casado recibir este martes el respaldo directo y entusiasta de dos conocidos dirigentes europeos muy volcados estos días en la política de sus respectivos países. El primero, Donald Tusk, ha vuelto a la arena electoral de Polonia para intentar derrotar a los ultranacionalistas que gobiernan su país antes de que maduren y consumen su estrategia para sacar a los polacos de la Unión Europea siguiendo la estela del Brexit.

De ahí que su discurso, además de animar a Casado a ganar las próximas elecciones porque es “la esperanza de la política europea”, igual que el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, y el canciller austríaco, Sebastian Kurtz —ambos estarán el domingo en el cierre de la convención—, alertase contra los populismos “de izquierda y de derecha”.

“Habéis conseguido en estos tiempos tan difíciles para todos devolver la esperanza a los españoles de que su futuro no dependerá del resultado del enfrentamiento entre Vox y la izquierda radical y que pueden contar contigo y tu partido, con eficacia, serenidad y decencia”, se felicitó.

Tusk no lo mencionó, pero su apelación a la importancia de una victoria de Casado en las urnas guarda relación con el varapalo sufrido por la CDU en Alemania, que con toda probabilidad dejará la cancillería germana en manos de los socialdemócratas. Casado sí hizo referencia a la derrota para decir que, si se confirma la pérdida del gobierno alemán, aumentará “aún más responsabilidad del PP español”, que se quedará según él como “el primer partido en representación institucional de todo el centroderecha europeo”.

Si el problema de Tusk es cómo derrotar al populismo de derechas que estos días amaga con sacar a Polonia de la UE, el de Antonio Tajani, número dos de la Forza Italia de Silvio Berlusconi, es cómo tejer alianzas con la derecha extrema. Tanto La Liga de Matteo Salvini como Los Hermanos de Italia, herederos del neofascismo, le superan en las encuestas. Y el partido de Berlusconi ya busca la manera de asociarse con Salvini.

Tajani compitió con Tusk en entusiasmo por Casado y dejó claras las coordenadas en las que se mueve Forza Italia, con la inmigración como principal problema de la UE, la defensa de la agricultura del sur frente a los países del norte y la desconfianza hacia las políticas de protección del medio ambiente.

“No me gusta el semáforo rojo porque mata a la agricultura española, mata a la agricultura italiana”, aseguró en referencia a un posible pacto de gobierno en Alemania entre socialistas, verdes y liberales. “No me gusta la señorita Greta Thunberg, es una niña muy simpática pero ellos que están detrás de ella no hacen una buena política medioambiental”.

Tusk y Tajani eran las dos estrellas invitadas del día, como el lunes lo fue el comisario europeo Margaritis Schinas. El apoyo mostrado por este último a Casado dio pie este martes a la Comisión Europea a puntualizar, a través de la portavoz de su presidenta, Ursula Von der Leyen, que “los miembros del Colegio de Comisarios pueden en su capacidad como políticos expresar opiniones sobre o en el marco de actividades políticas en nuestros Estados miembro y no se asocian con una posición oficial de la Comisión en relación a elecciones nacionales, regionales o locales”.

Igual que el lunes, hubo voces que advirtieron, en presencia de Casado, del peligro de dar aire a la extrema derecha. Lo hizo el exministro Josep Piqué en una intervención en la que afirmó que el populismo “no se combate con más populismo” sino “desde la firmeza de las convicciones expresadas con moderación y con sentido común”. Ese es el sentido que “ha inspirado siempre al Partido Popular” y es “esencial” ante la “deriva” que se está viviendo en España.

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Cada uno, defendió, debe ejercer “su responsabilidad desde la firmeza de las convicciones, sabiendo que la firmeza y el sentido común son armas potentísimas” para que los ciudadanos lo acaban valorando. De hecho, añadió, en las elecciones alemanas el 80% del Parlamento está ocupado por fuerzas políticas europeístas. No es cierto que el populismo sea imparable, remarcó. “No es verdad. Si se plantean las cosas con coherencia y firmeza, la respuesta de los ciudadanos suele ser la respuesta adecuada”.

También el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, se refirió a este asunto. Hay que romper, dijo, con el comunismo, los independentistas y también con los populistas. Con “quienes no creen en Europa ni en España”.

Más allá de eso, la segunda jornada de la convención celebrada en Valladolid no deparó novedades. Una mesa sobre terrorismo dejó clara una demanda al PP para que, cuando gobierne, haga imposibles los homenajes a los etarras que salen de prisión después de cumplir condena. Y un debate sobre unidad de España y Estado autonómico evidenció más tarde la sintonía del partido con los mensajes políticos del exportavoz de Cs Juan Carlos Girauta y del expresidente de Vox Alejo Vidal Quadras. Sus intervenciones ya están entre las más aplaudidas de la convención.

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