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Quién mató a la derecha razonable

Miguel Sánchez

Un señor nada sospechoso de militar en Podemos como don José Antonio Zarzalejos, en una entrevista con Juan Carlos Monedero, ha afirmado que hasta que en España tengamos una derecha razonable no sería posible cambiar la forma política del Estado.

Como resulta obvio, aquí el titular inmediato no está en la sempiterna pugna monarquía-república, sino en que un caballero tan de derechas como José Antonio (este de ahora) reconozca en público que la derecha que en España lidera y hace ruido no es para nada razonable ni en breve se presume que vaya a serlo. Acaso para comprobar si quien afirmaba aquello pertenecía o no a tal derecha irrazonable, el entrevistador aprovechó para preguntarle al dos veces exdirector de Abc la razón por la cual en su último libro siempre que se refiere al Podemos lo calificaba como partido de extrema izquierda. Cuando Zarzalejos al escucharse a sí mismo comprueba que la argumentación de las políticas feministas, del ingreso mínima vital o la subida del salario interprofesional resultaba pueril para respaldar el supuesto extremismo de Podemos, carraspeó y nos salió diciendo que el partido que hoy lidera Ione Belarra es de extrema izquierda porque postula la organización política de España bajo un modelo confederal. Así que Monedero va y le cita el caso de la Confederación Helvética y le expone que por ese criterio Suiza sería de extrema izquierda y es entonces cuando ya ni se sabe lo que respondió Zarzalejos. Hecho que demuestra que un hombre tan culto y aparentemente razonable como don José Antonio, para algunas cuestiones, puede ser tan irrazonable como la derecha que cita, y que por ese camino no hay forma alguna de que España llegue a la vuelta de la esquina y mucho menos a ninguna república.

El caso del lúcido Zarzalejos ilustra que cuando en el pensamiento humano se infiltra lo que desde pequeño hemos mamado en casa, tercia el interés, se empuerca con el odio o se alimenta de la ignorancia, o la suma de todos ellos, casi todo el mundo deja de ser razonable. Como ejemplo (o mal ejemplo) ahí tenemos en la acera de enfrente a don Antonio Miguel Carmona, hombre aceptablemente razonable con sus posiciones ideológicas hasta que le ofrecieron la vicepresidencia de Iberdrola y el casi medio millón de euros anuales que comporta el cargo, argumentos que, aun en plena guerra de los pobres contra las eléctricas, le obnubilaron el entendimiento y la coherencia y su aceptable razonabilidad socialista.

Excluyendo a Vox, del que Zarzalejos no termina de arrancarse a decir que es de extrema derecha (igual es que a este hombre siempre tan bien informado a estas alturas aún le faltan datos o que en sus años mozos ha convivido a diario con gente que adelantaba a Abascal mil kilómetros por la derecha), la principal derecha que según Zarzalejos no es razonable es la que hoy lidera don Pablo Casado, el catastrofista y el Pinocho del rescate inexistente de la nariz larga y las patas cortas, el que siglos después de su desaparición aún asusta a sus votantes con los comunistas y el tío del saco, el del patriotismo de pandereta que nos espanta los fondos europeos, el que reniega y no reniega de la corrupción (por sus invitados los conoceréis) en la convención reciente que terminó en Valencia, a donde el PP se fue en pleno a retratarse y a pintar votos invocando la magia de cosecharlos al igual que los antepasados rupestres del lugar pintaban recolectoras de miel en la cueva de la Araña. Tal como quedó registrado, a la convención de la derecha irrazonable acudieron invitados muy célebres, sobre todo en los tribunales de justicia y en los paraísos fiscales, lo que hace cierto el proverbio de que dios los cría y ellos se juntan. El último día (la felicidad nunca es completa) irrumpió en la colmena la abeja reina que de momento solo pone sus huevos en Madrid, y que tranquilizó al rey de los zánganos de Génova asegurándole con la boca chica que por ahora no se preocupase, que aún no iba a picarle.

Estos días, David Safier saca libro en el que el personaje es Angela Merkel, que por cierto ni estuvo ni se le esperaba en la convención; acaso porque la elegancia política de esta alemana honrada y razonable de derechas desentonaba en la fiesta. A ver si en su siguiente aventura, el escritor manda a la canciller jubilada metida a detective a infiltrarse con sus gafas y su peluca en las filas del PP a descubrir al asesino de la derecha razonable. O en su caso para que determine que en verdad tal derecha nunca existió en España.

                                                    Miguel Sánchez es socio de infoLibre

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