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Igualdad

Seis magistradas en 40 años: Gobierno y PP tienen la oportunidad de demostrar que el TC no es sólo cosa de hombres

Los magistrados que forman parte en la actualidad del Pleno del Tribunal Constitucional.
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Sólo seis magistradas en 41 años de historia del Tribunal Constitucional (TC). Un 9,5% del total de miembros que han ido ocupando los asientos del intérprete supremo de la Carta Magna desde su creación en 1980. Hasta 1998, sólo una mujer había sido designada magistrada y sólo una ha ocupado el puesto de presidenta. Tres han sido vicepresidentas. Ninguna era jueza y nunca han coincidido más de dos mujeres al mismo tiempo en el tribunal de garantías.

Ahora que se ha anunciado que se va a proceder a la renovación de los magistrados elegidos en el turno del Congreso con dos años de retraso y de que uno de los salientes es la vicepresidenta Encarnación Roca, este es el balance que revela el escaso papel que se ha dado tradicionalmente a las mujeres en el Constitucional y que Gobierno y PP tienen en su mano cambiar, pues dos juristas ocuparán plaza a propuesta del primero y otros dos del segundo. Pero las quinielas que se manejan no llevan precisamente nombre de mujer.

El evidente sesgo de género en el TC ha sido advertido no pocas veces por juristas y, especialmente, por las mujeres que han formado parte de él, que han reclamado una composición más equilibrada de las instituciones en general. Encarnación Roca denunció en un acto por el Día de la Mujer en 2020 el "importante déficit en igualdad" en el seno del tribunal de garantías, así como el hecho de que hasta ahora todas las que han sido magistradas llegaran del mundo académico, nunca de la carrera judicial. La única presidenta que ha tenido el Constitucional, María Emilia Casas, reprochó esta "cuota al revés" en el tribunal y alertó: "Seguimos en una eternización de la hegemonía masculina y se debe a los sesgos de género, creados por los hombres pero asumidos por las mujeres, y eso se llama techo de cemento, no techo de cristal".

El Constitucional se creó con la Carta Magna, pero no fue hasta 1980 cuando se designaron a los primeros magistrados. En este grupo fue incluida Gloria Begué, una pionera en muchos sentido: se convirtió en la primera mujer catedrática de una facultad de Derecho y la cuarta que conseguía una cátedra en España; fue la primera mujer decana de universidad y fue nombrada senadora por designación real en la legislatura constituyente. Tres años después se convertiría en la primera magistrada del tribunal de garantías, órgano del que además fue vicepresidenta entre 1986 y 1989.

Una década entre la primera y la segunda

Su designación fue un espejismo para la búsqueda de la paridad en el Constitucional. Desde que Begué acabó su mandato pasó casi una década hasta que otra mujer volvió a tomar posesión como magistrada. Fue María Emilia Casas en 1998, que además ocupó la presidencia entre 2004 y 2010. La incorporación de Elisa Pérez Vera en 2001 convirtió entonces en costumbre que sólo dos de los doce magistrados que forman el tribunal de garantías sean mujeres y que detenten la presidencia o la vicepresidencia.

Hasta 2010 no fue designada otra magistrada en el TC. Fue Adela Asúa, quien coincidió años después con Encarnación Roca, la cual a su vez ha coincidido con María Luisa Balaguer. Roca y Balaguer han sido las últimas mujeres en ocupar un asiento en el Constitucional y ahora, cuando se materialice la salida de la primera al agotar su mandato, está por ver si la segunda se queda sola en un tribunal de hombres o PSOE y PP se deciden en esta nueva tanda de renovación por incorporar a otra o varias mujeres.

Lo que tienen en común estas seis mujeres que han formado parte del tribunal de garantías es que ninguna era jueza. Sólo Encarnación Roca llegó desde la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo, pero su plaza en este órgano correspondía al turno de juristas de reconocido prestigio. Aún está pendiente, por tanto, que las mujeres juezas puedan romper ese techo de cristal, o "techo de cemento" en palabras de María Emilia Casas, que es el acceso al Constitucional. Quienes lo tienen en su mano ahora mismo son los dos principales partidos.

El PP nunca ha apostado por una mujer

Si atendemos a la historia, podemos comprobar que el PP nunca ha propuesto a una mujer para una plaza en el tribunal de garantías. Ahora, en las quinielas, los aspirantes conservadores mejor posicionados también son hombres. Atendiendo a lo que han transmitido fuentes de la negociación entre el Ejecutivo y el PP, mucho de lo ahora pactado ya estaba avanzado desde el mes de febrero. Y entonces ya se hablaba de catedráticos como Enrique Arnaldo o Nicolás González Cuellar como favoritos.

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Sólo una mujer es nombrada en las apuestas para ocupar una plaza en la renovación del TC que se espera para las próximas semanas: se trata de Yolanda Gómez, catedrática y directora del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. De confirmarse, entraría por la cuota del Gobierno de coalición, pero de momento las partes no han desvelado cuáles serán los candidatos que van a proponer. Lo que sí han descartado es que en esta ocasión vayan a producirse vetos.

El PSOE tampoco sale bien parado en su histórico de propuestas para magistrado del Constitucional. Aunque todas las que ya han ocupado esta plaza eran una apuesta de los socialistas –la primera, Begué, llegó al tribunal a propuesta de UCD con apoyo del PSOE–, ni los gobiernos de Felipe González ni de José Luis Rodríguez Zapatero designaron a una mujer en las ocasiones en que el turno de renovación ha correspondido en exclusiva al Ejecutivo. Tampoco el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

Ahora le toca el turno al Congreso, pero son Gobierno y PP los que proponen. Será en junio de 2022 cuando les toque renovar al Ejecutivo y al órgano de gobierno de los jueces y será una nueva oportunidad para seguir reduciendo el sesgo de género en el Tribunal Constitucional.

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