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Crisis del coronavirus

El fin del mito de la inmunidad de grupo contra el covid condena a Europa central a revivir la pesadilla

Cola en una catedral de Viena (Austria) para recibir la vacuna anti-covid.

La pandemia de covid-19 vuelve a golpear con fuerza a Europa central y oriental. No solo con fuerza, de hecho: con más fuerza que nunca, si atendemos únicamente al número de positivos detectados. En cuanto a hospitalizaciones y UCI, los baremos que más sirven en un contexto de vacunación parcial, la situación no llega a la de otras olas –por ahora– pero sí que es digna de atención, sobre todo con respecto a la capacidad de atender a los críticos. Y no solo es Austria. El Centro Europeo de Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, siglas en inglés) ha declarado que la situación es "muy preocupante", además de en ese país, en Bélgica, Bulgaria, Chipre, Dinamarca, Estonia, Alemania, Islandia, Irlanda, Lituania, Liechtenstein, Lituania, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Rumanía y Eslovaquia. 

¿Qué ha pasado? Los especialistas consideran probada la correlación entre bajos índices de vacunación y alta incidencia, además de impacto superior en los sistemas asistenciales. Sin embargo, no es una regla exacta. Alemania e Italia, por ejemplo, tienen porcentajes parecidos de población con la pauta completa (70%), pero su situación es muy distinta. Hay multitud de factores que juegan su papel: clima, hábitos de la población, relajación social, mensajes emitidos desde las autoridades, inmunidad previa... o apoyo dispar a la campaña de vacunación dentro del territorio. Volviendo al ejemplo germano, el este, con menos inmunizados (y donde, aseguran algunos analistas, la fuerza de la ultraderecha está influyendo) está sufriendo más que el oeste.

La última evidencia la aportado el Instituto de Salud Pública de Navarra, que ha mostrado que la protección ante el contagio de los vacunados cae al 59% a los cuatro meses. Sigue protegiendo contra la enfermedad grave –lo más importante– en un porcentaje muy significativo, cercano al 90%. La caída se suma a otro hecho que nos ha mostrado, implacablemente, el avance de la pandemia: el 70% no es suficiente para detener o frenar la transmisión. Ni el 80%, ni probablemente el 90% (aunque el porcentaje importe, y mucho, como comprobamos en España). El virus tiene la capacidad de seguir vivo, sobre todo entre los no vacunados, pero también entre los vacunados. Los contagios y los casos graves se concentran, en proporción, en el primer grupo, pero el impacto empieza a ser masivo y a discriminar cada vez menos. Por lo que varios países de Europa se están planteando, como Austria, cambiar de estrategia: dirigir las medidas a todos los ciudadanos y no únicamente a los que han rechazado el pinchazo. 

Hay varios especialistas que están de acuerdo. En España, el epidemiólogo Pedro Gullón cree que la implantación masiva del certificado covid para frenar la entrada a no vacunados en espacios interiores, los más peligrosos, tendría un impacto "limitado" en la transmisión. En Alemania, el investigador Dirk Brockmann piensa igual. El pasaporte para limitar la acción de los no inmunizados no es suficiente y el país debe tomar ya medidas más duras, asegura en una entrevista en Der Spiegel. "En su pasividad, los políticos están trasladando la responsabilidad a la población y no están a la altura. Me parece que nos enfrentamos a una catástrofe de inundación porque la presa se está rompiendo en todos los lugares. Y nosotros estamos parados frente a ella y discutiendo por dónde debemos empezar a repararla, mientras la gente se ahoga". 

El ministro de Sanidad germano, Jehns Spahn, abrió la puerta este viernes a que el país tome medidas más duras. Para todos. En Países Bajos, otro de los países más afectados, todavía no se ha tomado una decisión similar a la austriaca en cuanto a contundencia, pero las fiestas navideñas están en serio peligro, advierten especialistas. El Ejecutivo neerlandés ha adelantado la hora de clausura de hostelería y comercios y ha pedido a la población que reduzca sus contactos entre un 20% y un 25%. Esperará a la próxima semana para juzgar si es suficiente.

Bélgica ha hecho obligatorio el teletrabajo desde este sábado, al menos cuatro días a la semana, para vacunados y no vacunados. "Afortunadamente, tenemos las vacunas. Gracias a los esfuerzos de todos los que se vacunan, no estamos confinados. La filosofía es mantener la apertura, pero con medidas de seguridad reforzadas", declaró su primer ministro, Alexander De Croo. 

La vacuna obligatoria, como aplicará Austria a partir de febrero de 2022, por ahora no está sobre la mesa en la mayoría de los países del continente. En todo caso, el endurecimiento de las medidas solo para los no vacunados aumentará los niveles de inmunización, esperan los especialistas, sin necesidad de tomar una medida tan drástica y potencialmente anticonstitucional, según la mayoría de ordenamientos jurídicos. 

No son solo positivos: la presión hospitalaria aumenta y lo peor está por llegar

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La vacunación, en mayor o menor medida, ha logrado desacoplar incidencia y hospitalizaciones. A mismo nivel de contagios, menos gente enferma. Pero si la transmisión es excepcionalmente alta, como ocurre ahora mismo en Europa central y oriental, el impacto asistencial vuelve a ser insostenible. Pasa en Austria, a donde se dirigen todas las miradas por la contundencia de sus medidas. En la región de Estiria, el 50% de los pacientes en UCI padecen covid. Y en varios hospitales, ya no queda ni una sola cama disponible gratuita, lo que elevará irremediablemente el número de muertos. 

Entre los países más afectados, el nivel de hospitalizaciones (casos graves) permanece bajo con respecto a otras olas. Pero la saturación en UCI se acerca peligrosamente a la de otros escenarios sin vacunas, como muestra la recopilación del ECDC. Países como Bélgica, Alemania o Austria se encuentran, aproximadamente, a la mitad de nuevos ingresos en críticos con respecto a sus olas anteriores, sucedidas a principios de verano y en navidades de 2021. Sin embargo, varios de los más afectados, como Eslovaquia o Eslovenia, tienen ya más pacientes en estas plantas que nunca antes en la pandemia. 

El centro europeo advierte de que lo peor está por llegar. "Se prevé que las tasas de notificación de casos, las tasas de mortalidad y las admisiones hospitalarias y en la UCI aumenten durante las próximas dos semanas. Las tasas de notificación de casos son actualmente más altas entre los grupos de edad menores de 50 años, pero las tasas de notificación entre los grupos de mayor edad también están aumentando rápidamente", aseguró el ECDC en su último informe semanal. España, por ahora, se mantiene como el único país del continente sin riesgo relevante, según el organismo –por encima de Portugal, que tiene más vacunados–. Pero Sanidad y varias comunidades ya están poniendo sus barbas a remojar. 

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