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La disidencia de Álvarez de Toledo estalla en las manos de Casado en plena crisis con Ayuso

Cayetana Álvarez de Toledo y Pablo Casado, en una imagen de archivo, cuando la primera era todavía portavoz del grupo parlamentario del PP.

¿Qué hacer con Cayetana Álvarez de Toledo? La que fuera uno de los iconos elegidos por Pablo Casado para encarnar la nueva etapa del Partido Popular se ha convertido en un problema para la dirección de Génova en el peor de los momentos, justo cuando el líder conservador tiene que lidiar con el desafío de Isabel Díaz Ayuso.

Después de su destitución, en agosto de 2020, el equipo de Casado confiaba en que el ostracismo al que había sido condenada dentro del grupo parlamentario acabaría indicándole el camino de salida del Congreso. Pero no fue así. Y si alguien tenía dudas, Álvarez de Toledo ha terminado por despejarlas todas al dejar negro sobre blanco que no tiene la menor intención de abandonar su escaño. “De ilusión también se vive”, declaró con ironía a Europa Press después de que el vicesecretario de Comunicación del partido, Pablo Montesinos, aprovechase una entrevista en TVE para sugerirle que renuncie al escaño si no está “de acuerdo con el devenir político” del PP.

No es la primera vez que Génova intenta pasar por alto las críticas de Álvarez de Toledo negándose a comentar sus declaraciones. Es una manera de evitar que la polémica sobre cualquier asunto engorde en los medios de comunicación a lomos de un intercambio de declaraciones cada vez más agrio. Y un modo, según fuentes de la dirección del PP, de no contribuir a que la diputada aproveche el ruido provocado por su disidencia para “vender más libros”.

Esta vez la controversia tiene su origen ahí, en la publicación de Políticamente indeseable (Ediciones B), un libro sobre su experiencia política en el que critica tanto a Casado —al que tilda de “veleta” y “bienqueda”— como al secretario general del PP, Teodoro García Egea, al que acusa de practicar acoso dentro del partido. Y durante cuya promoción llegó a reprochar a su propio partido que hubiese filtrado “material incriminatorio” contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Es precisamente al final del libro donde deja por escrito que no piensa renunciar a su escaño: “Sería la opción más fácil y vulgar. Peor aún, sería la constatación de que la política, como la concibo, es imposible. Pero no. La política deseable no es un producto de mi idealismo. Existe en los libros de Historia y en las limpias vocaciones de muchos políticos, veteranos y jóvenes, retirados y en activo, con los que he tenido el inmenso privilegio de compartir causa y camino. Pero, sobre todo, es una necesidad”.

No es, ni mucho menos, la primera vez. Álvarez de Toledo ha deslizado críticas muy directas a la gestión de Casado en numerosas ocasiones, como por ejemplo después de la debacle electoral de febrero en Cataluña, de la que responsabilizó al líder del partido: “En mi opinión”, aseguró en una entrevista publicada por el diario El Mundo, no ha fallado el candidato, ha fallado la estrategia errática, profundamente equivocada, de la dirección nacional, que ha dejado a muchos de nuestros votantes desorientados, huérfanos y sin razón suficiente para votarnos”.

Sanción en trámite

Álvarez de Toledo ha revelado además que no respetó la disciplina de voto del grupo parlamentario al abstenerse en la votación llevada a cabo por el Congreso para nombrar cuatro nuevos magistrados del Tribunal Constitucional, lo que derivado en que su sustituta al frente de los diputados del PP, Cuca Gamarra, inicie un procedimiento disciplinario que puede sancionarla con una multa de entre 500 y 700 euros.

Es esta una previsión del reglamento interno del grupo parlamentario del PP creada hace unos meses precisamente para castigar comportamientos contrarios a las decisiones del partido justo después de que la propia Álvarez de Toledo, que es diputada por Barcelona, criticase a Casado por el desastre electoral de Cataluña.

El malestar dentro del PP es patente, como reconoció este viernes su portavoz nacional y alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida. Con la única excepción de Isabel Díaz Ayuso, que sólo tuvo palabras de reconocimiento para Álvarez de Toledo: “Siempre ha representado los valores del PP”, defendió. Sus afirmaciones sobre Casado y García Egea no pasan de ser “opiniones personales”. La presidenta de Madrid recibió el apoyo explicito de la exportavoz en su pugna con Casado por el control del partido en Madrid.

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Para el PP la decisión no es fácil. La dirección de Casado ha optado por tratar de mantener el tipo e ignorar a la diputada disidente como hace habitualmente con las informaciones sobre la corrupción en el PP, en la esperanza de que el paso del tiempo desplace la atención de los medios. El PP podría no sólo sancionarla, como planea hacer por la votación de los magistrados del TC, sino expulsarla, sobre todo si persiste en sus críticas. Pero no puede quitarle el escaño, de manera que su salida del PP y del grupo parlamentario acabaría dándole más visibilidad dentro del Congreso. Lo que incluye cierto espacio para plantear iniciativas e intervenir en las sesiones, dos cosas que el PP le ha negado hasta la fecha y que no quiere concederle enviándola al Grupo Mixto.

De momento, la dirigente del PP de mayor rango que con más dureza ha dado la réplica a la exportavoz ha sido la vicesecretaria de Organización, Ana Beltrán, que en una entrevista en televisión se preguntó “cómo sigue Álvarez de Toledo sentada en su escaño” si tan “quejosa” está. “Es algo incomprensible. En esta vida hay que tener coherencia y valentía y yo no se la presumo. Quien está aquí que no diga que es por intereses de libertad. Para mí, es por intereses bastante más mundanos”. Desprende “odio”, aseguró, y su actitud es “vil”, remató.

En cambio, la actitud desafiante de Álvarez de Toledo ha cosechado aplausos en Vox. Su portavoz en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio, defendió esta semana que “hace falta más gente” como ella, con “criterio propio” y capaz de defender “sus principios y convicciones hasta el final”.

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