El humor en el banquillo
Tres magistrados para juzgar un chiste: el cómico David Suárez se enfrenta a casi dos años de cárcel por un tuit
El tuit por el que el humorista David Suárez tiene que rendir cuentas en sede judicial nunca fue eliminado: bastan unos segundos en el buscador de la red social para comprobar que sigue intacto. El comentario es el responsable de que el cómico tenga que enfrentarse a una pena de 22 meses de cárcel en un juicio que tendrá lugar el próximo lunes 29 de noviembre.
Han pasado dos años y medio desde que el cómico decidiera publicar el tuit. Las reacciones no tardaron en llegar y señalaron a Suárez no sólo como el responsable de un chiste de dudoso gusto, sino como autor de un delito. La asociación Plena Inclusión Madrid denunció al cómico al considerar que el comentario encaja en un "discurso de odio" contra las personas con discapacidad. La Fiscalía pide un año y diez meses de prisión, además de una multa de 3.000 euros por su mensaje "despectivo". También exige su inhabilitación como cómico durante el tiempo por el que se prolongue la condena y otros cinco años más, en los que además no podrá ejercer ningún oficio educativo en el ámbito docente, deportivo o de tiempo libre.
La acusación señala al artículo 510.2 a) del Código Penal. Este precepto, ligado a los delitos de odio, castiga a quien lesione la dignidad de las personas mediante acciones que entrañen humillación, menosprecio o descrédito "contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona determinada por razón de su pertenencia a aquél" y por motivos que incluyen la discapacidad. El mismo enunciado pena a todo aquel que distribuya cualquier material que por su contenido lesione la dignidad de estas personas. El escrito de acusación sostiene que el tuit expresa un "evidente desprecio" hacia el conjunto de personas con síndrome de Down y que las palabras de su autor son "humillantes y vejatorias".
El contexto
Isabel Elbal, abogada del cómico, recuerda lo obvio: que el personaje con síndrome de Down que creó David Suárez era ficticio y la escena que evocaba era igualmente ficción. En este caso, defiende, se ha obviado "el contexto" en el que se encuadra el comentario. "El Constitucional ha dicho por activa y por pasiva que hay que contextualizar y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha señalado que a la hora de analizar un hecho de estas características es fundamental examinar qué es lo que motiva al emisor a transmitir este mensaje". La Fiscalía, lanza la abogada, "tenía que haber hecho un examen más contextualizado". En su lugar, se ha limitado a "coger la literalidad del chiste".
Ese mismo contexto, recalca la letrada, aporta algunos detalles de peso: el chiste se realiza por "un humorista profesional desde su cuenta de Twitter", un canal para difundir su trabajo. Suficiente, a su parecer, para entender que "se trató de un chiste que a muchos no gustó", pero que en cualquier caso quedaba encuadrado en la esfera profesional y estaba "desvinculado de cualquier deriva discriminatoria". La abogada apela una vez más al contexto, y este no es otro que "la creación artística, un chiste del género humor negro y no otra cosa".
Tres magistrados para juzgar un chiste
La celebración del juicio estaba prevista para el pasado 4 de mayo, coincidiendo con las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid. El caso, encauzado vía el Juzgado de lo Penal número 22 de Madrid, no llegó a entrar en los tribunales. "La jueza se declaró incompetente y finalmente aceptó la competencia la Audiencia Provincial de Madrid", explica Elbal. Ahora tendrá que evaluar la denuncia una sección formada por tres magistrados.
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La defensa mantiene una doble lectura: por un lado, estima positivo que sean tres personas, en lugar de una sola, quienes asuman la responsabilidad de juzgar el caso. Pero por otro lado, estima la abogada, es "absolutamente desproporcionado" que un tribunal como la Audiencia Provincial dedique su tiempo a juzgar al cómico. "Que se reúnan tres magistrados por haber hecho un chiste parece una broma".
El juicio llega ahora después de un primer archivo, en mayo de 2019. Entonces, el juez entendía que el comentario vertido en redes sociales era "desafortunado, grosero, zafio, repugnante y sin gracia alguna". Pero en ningún caso constitutivo de delito. La Fiscalía asumió inicialmente el sobreseimiento, pero finalmente secundó el recurso de la asociación y fue la Audiencia Provincial de Madrid la encargada de revocarlo.
Las consecuencias para David Suárez escalaron del plano público al laboral: el chiste le costó su despido del programa radiofónico en el que trabajaba. Desde el inicio, el también guionista se defendió mediante un comunicado, argumentando que su intención "nunca ha sido y nunca será la de herir a las personas con Síndrome de Down, ni causar dolor o sufrimiento a sus familiares". En julio del año pasado, el propio David Suárez escribía en infoLibre que si la acusación "tiene como objetivo erradicar las conductas vejatorias hacia las personas de este colectivo, es ingenuo pensar que eso se conseguirá borrando un tuit de ficción o pidiendo cárcel por un chiste". A una semana del juicio, Elbal espera que "la sala vea que el chiste realmente debió haberse quedado en el juicio del público y no en el penal".