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LOS LÍMITES AL HUMOR

El cómico David Suárez, ante el tribunal: “Mi trabajo es hacer reír. No es vejar a nadie”

El cómico David Suárez en el juicio.

El cómico David Suárez ha defendido este lunes su trabajo ante el tribunal que le juzga por un supuesto delito de odio por un chiste que publicó en su cuenta de Twitter hace dos años y medio, insistiendo en que se dedica al “humor negro”, el cual “lógicamente busca el impacto con temas polémicos o tabúes”, pero dejando claro que su “intención nunca es vejar a nadie”.

Suárez se enfrenta a una petición de 22 meses de cárcel y multa de 3.000 euros, que es la pena que piden tanto la Fiscalía como la acusación particular que ejerce la acusación Plena Inclusión Madrid. También exigen su inhabilitación como cómico durante el tiempo por el que se prolongue la condena y otros cinco años más, en los que además no podrá ejercer ningún oficio educativo en el ámbito docente, deportivo o de tiempo libre.

“Es un chiste de tantos que hay en mi cuenta de Twitter. Hago ficción con ese tipo de chistes, no es mi intención vejar a nadie. Mi trabajo es ser cómico y hacer reír. Y eso no tiene nada de malo. Pido disculpas si hay gente que se haya podido sentir ofendida”, ha manifestado Suárez a preguntas de las acusaciones en la Audiencia Provincial de Madrid.

El cómico estima que en su cuenta de Twitter habrá publicado “unos 10.000 chistes” sobre “todo tipo de temas” y que todos los tuits van en la misma línea de humor negro, salvo una mínima parte que consiste en fotografías de alguna actuación o algún cartel promocional.

En este sentido, a preguntas del fiscal, ha reconocido que no pensó en la repercusión que podía tener el chiste en concreto por el que se le ha juzgado porque, de hecho, no le dio “más importancia”, ya que “hasta esa fecha” todos sus comentarios en la red social “se habían interpretado como lo que son, chistes”.

También ha explicado que crea los chistes en el marco de un personaje ficticio, el que interpreta dentro de su trabajo como cómico –“una versión malvada de mí mismo”– y que él no siente ningún tipo de desprecio hacia las personas con síndrome de Down. “Me parecería horrible hacer eso”, ha añadido tras explicar que él mismo tiene un primo con este tipo de discapacidad. “Hago chistes sobre todo tipo de temas. No son nunca contra nadie, ni contra un colectivo ni contra ninguna persona en concreto. No hay ninguna fijación contra nadie”, ha reiterado Suárez.

El cómico ha relatado incluso a las tres magistradas de la Audiencia Provincial cómo es el proceso que realiza para crear un chiste y cómo es la estructura del mismo: expone un planteamiento, una situación ficticia, y después lo remata con un final "que no se espera" para generar impacto

Tras Suárez, los siguientes en declarar han sido los dos testigos, Ramón Pina Prieto y Mariano Casado, de la asociación Plena Inclusión Madrid y citados por las acusaciones –el primero fue quien denunció el tuit ante la Fiscalía–. Ambos han destacado que tienen hijas con síndrome de Down y que no consideran “aceptable” que se pueda extender sobre ellas la imagen que describe Suárez con el chiste.

“Si lo que se dice ahí se extiende, si se entiende que esa es la condición de mi hija, si eso calase en la sociedad cuando lo que intentamos es lo contrario, evitaría el objetivo que nos hemos marcado de la plena inclusión”, ha alegado Casado. “Sorprende que en pleno siglo XXI alguien se dirija a las mujeres con síndrome de Down de esa manera”, ha añadido.

En el juicio también ha comparecido como testigo el padre de David Suárez para corroborar lo que previamente había dicho su hijo acerca de que en su familia hay una persona con síndrome de Down y que, por tanto, “desde siempre” han tenido una especial sensibilidad hacia el colectivo.

La importancia del contexto

Llegado el turno de conclusiones finales, la abogada de Suárez, Isabel Elbal, ha tomado la palabra para pedir la absolución y reprochar tanto al fiscal como al letrado de la acusación particular que no hayan tenido en cuenta “el contexto” en el que se produjo la publicación del chiste y que hayan ido directamente a analizar el tipo penal que castiga el delito de odio.

En su opinión, lo que han hecho ha sido “desnaturalizar” el chiste, “sacarlo de su contexto”, convirtiéndolo en una especie de “ideología” del acusado y no reflejando lo que, según considera, es en realidad: una creación artística protegida, por tanto, como un derecho fundamental.

“El género de humor negro no suele comprenderse. Se confunde la ficción con la realidad. Dependiendo de la capacidad de comprensión de los poderes públicos se penará o no”, ha advertido la abogada, quien ha urgido al tribunal a no imponer una sentencia condenatoria para “no socavar los derechos de una persona que se dedica a la creación artística” y también para “no crear un efecto de desaliento en el derecho de la libertad de creación” que lleve a la “autocensura” de los creadores.

“¿Se imaginan a Charlie Chaplin sentado en el banquillo por su personaje de El Gran Dictador?”, ha preguntado la abogada a las magistradas del tribunal. “Si condenan, estaríamos ante una situación inimaginable. No respondo por los 10.000 procedimientos que podría haber contra mi cliente”, ha remarcado en referencia a la cantidad de tuits publicados por Suárez en su cuenta de Twitter. “Eso abriría un peligroso portón a unas acciones que son incompatibles con un Estado democrático”, ha avisado.

El caso de César Strawberry

Elbal ha citado en su exposición la amplia jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) que ampara la libertad de creación artística, pero también la del Tribunal Constitucional (TC), órgano que hace dos años amparó al cantante de Def con Dos, César Strawberry, al considerar que el Tribunal Supremo había vulnerado su derecho a la libertad de expresión cuando le condenó por enaltecimiento del terrorismo por unos comentarios en Twitter.

Según la abogada, el Constitucional explicó que para valorar este tipo de casos había que realizar una ponderación previa acerca de si los hechos denunciados pueden ser considerados delito y también si pueden entrar en colisión con el derecho fundamental a la libertad de expresión. Y eso es lo que ha pedido Elbal al tribunal que ha juzgado a Suárez de cara a la elaboración de la sentencia.

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De hecho, ha recordado que este estudio del contexto es lo que hizo la Policía cuando la Fiscalía investigó el chiste de Suárez, llegando a la conclusión, tal y como ha dicho la perito policial, que la cuenta de Twitter pertenecía a un “humorista profesional”.

Las acusaciones, sin embargo, tienen una opinión muy distinta. Opinan que “ningún derecho fundamental es absoluto”, tampoco el de la libertad de expresión, y que éste “tiene límites cuando atenta contra la dignidad de las personas”. En este caso, contra un colectivo vulnerable como es el de las personas con síndrome de Down.

“Estos tuits no son inocentes, se dirigen de forma gratuita y directa con un objetivo que no es otra cosa que la humillación. Buscan la debilidad e ir contra ella. Buscan mayor repercusión y atención”, ha apostillado el abogado de Plena Inclusión Madrid. Incluso, ha llegado a decir que el chiste transmite “inquina” hacia las personas con síndrome de Down y que merece un “reproche penal para que no parezca que en las redes sociales se puede todo, que no hay límites”.

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