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La estrategia de la derecha

El PP de Feijóo sigue el rumbo de Casado y antepone una derrota de Sánchez a las medidas contra la inflación

Alberto Núñez Feijóo posa por última vez con sus conselleiros. A su derecha, el que ha elegido para sucederle, Alfonso Rueda.

El viaje al centro, a la moderación, a las políticas de Estado, a dar prioridad a los intereses de los ciudadanos que Alberto Núñez Feijóo lleva anunciando desde que se hizo con las riendas del Partido Popular tendrá que esperar. El PP de Feijóo sigue siendo el de Pablo Casado y este jueves lo confirmó en el Congreso votando en contra de la prórroga hasta el 30 de junio de las rebajas fiscales de la electricidad (la reducción del IVA de la luz del 21% al 10%, la reducción del Impuesto Especial sobre la Electricidad del 5,1% al 0,5% y la suspensión del Impuesto del Valor de la Producción de Energía Eléctrica) del incremento del 15% del Ingreso Mínimo Vital, de la bonificación de hasta 20 céntimos por litro de gasolina, de la ampliación de los bonos sociales o de la reducción de los peajes de acceso a las redes de electricidad.

El PP, como confirmó poco después su vicesecretario de Economía, Juan Bravo, en un intento de conciliar una posición constructiva con la negativa del Gobierno a aceptar sus propuestas de bajada de impuestos y de supresión de ministerios, tenía previsto abstenerse, de manera que su voto no echara por tierra el Real Decreto del Ejecutivo. Pero Feijóo ordenó votar no. 

Y lo hizo no porque el Gobierno se negase a debatir las iniciativas económicas de su partido sino porque, según ellos, EH Bildu había decidido votar favorablemente a cambio de tener presencia en la comisión de secretos oficiales, algo que les corresponde como grupo parlamentario. “Una vez más el Gobierno ha preferido antes a Bildu que al PP”, lamentó aprovechando una rueda de prensa en Santiago de Compostela después de presidir su último Consello de la Xunta antes de dimitir como presidente de Galicia. 

En ella el líder del PP se desentendió del contenido del decreto que se votaba (si hubiese sido rechazado todas las medidas, incluida la rebaja de 20 céntimos por litro de combustible, dejarían de tener efecto a partir de la madrugada del viernes). Y se volcó, en cambio, en criticar la decisión de la presidenta del Congreso de desbloquear la constitución de la comisión de secretos oficiales para que en ella los partidos puedan pedir explicaciones al CNI sobre el supuesto espionaje a políticos, periodistas y activistas del independentismo. Una decisión que según el presidente gallego sólo busca “proteger la continuidad del presidente y desproteger al Estado”.

La posición pública que ha defendido Feijóo contradice la que transmitió este lunes la dirección de su partido cuando aseguró no estar en contra de la presencia de un representante de EH Bildu en la comisión de secretos oficiales del Congreso, aunque sí se reservaban el derecho a decidir cuál de los diputados abertzales debería tener acceso a este órgano. Una comisión que, en todo caso, según testimonios de diputados que han formado parte de ella, nunca ha sido utilizada por el CNI para compartir información sensible que pueda poner en peligro la seguridad del Estado. 

De nuevo, el tono del PP en la tribuna del Congreso recuperó los ecos de Casado cuando su portavoz, el diputado lucense Jaime de Olano, denunció un “cambalache con los herederos de ETA” para justifica el voto en contra de las medidas económicas de emergencia. 

Feijóo intentó explicar su decisión diciendo que las medidas que él propuso eran “mucho más útiles” para las familias y que Pedro Sánchez se ha negado a aceptarlas. Y relacionando también el decreto con Bildu. “La respuesta fue ‘no’ porque”, según él, “había que votar la inclusión, por primera vez en la historia democrática de nuestro país, del independentismo vasco en la Comisión de Secretos Oficiales para obtener el ‘sí’ de Bildu”, aseguró pasando por alto el hecho de que si el PP se hubiese abstenido el voto de la formación abertzale no hubiese sido relevante.

Línea dura

Al final, y en contra de las expectativas creadas por el cambio de liderazgo en Génova 13, el PP optó por la línea dura a riesgo de erosionar el supuesto cambio de rumbo del partido. Algunas fuentes aseguran que en la decisión de votar ‘no’ han influido, además de que el Gobierno ya tenía votos suficientes para sacar adelante el decreto, el temor a ceder a Vox el papel de punta de lanza de la oposición a mes y medio de las elecciones andaluzas, en las que el PP de Feijóo quiere demostrar que es capaz de reunificar bajo sus siglas todo el voto de centroderecha. 

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Lo cierto es que la supuesta voluntad de dialogar y de llegar a acuerdos de la que el PP lleva semanas haciendo gala se tornó en este miércoles en exigencia a la vista de que el Gobierno iba a tener dificultades para sacar adelante su decreto. Fue en ese momento cuando los de Feijóo concretaron su línea roja: que el Ejecutivo aceptase el núcleo duro de sus propuestas. El PP quería que asumiese una rebaja de la tarifa del IRPF para las familias de rentas medias y bajas, que redujese el IVA del gas y la electricidad al 5%, que cambiase el modelo de gestión de los fondos europeos para que una parte pudiesen dedicarse a deducciones fiscales relacionadas con inversiones en materia de eficiencia energética y que suprimiese ministerios en nombre de la reducción de gasto superfluo.

La votación final, en la que el PP de Feijóo volvió a coincidir con Vox, esta vez en contra de las medidas del Gobierno para luchar contra la inflación y las dificultades económicas provocadas el alza de los precios de la energía, devuelve la estrategia de supuesta moderación del nuevo líder a la casilla de salida. Y da alas a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, abiertamente contraria a llegar acuerdos con el Gobierno de Pedro Sánchez y cabeza visible del ala más radical del partido: “Cuando hay que posicionarse, yo creo que donde esté ETA es mejor no estar”, declaró este jueves felicitándose por el no.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lo confirmó al término de las votaciones. “Ha ganado la política sana, aquella que piensa en la gente y ha perdido la política malsana que es la que da la espalda a la calle”. La del “cuanto peor mejor”, remachó.

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