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Benjamín Prado: "La del Sáhara es una historia inaudita"

El escritor Benjamín Prado.

Los dos reyes (Alfaguara) es la sexta entrega de la serie protagonizada por el detective-profesor-escritor Juan Urbano. El alter ego de Benjamín Prado (Madrid, 1961) nos lleva en esta ocasión de la mano por una historia sobre España, Marruecos y la lucha por el Sáhara Occidental, en la que los intereses económicos y territoriales se entrelazan con los intentos de asesinato de Hassan II en los años setenta. Realidad que parece ficción. Ficción real.

Hola, Benjamín. Aquí tenemos 'Los dos reyes'.

Sí. Otra aventura de Juan Urbano. Yo creo que cada vez son novelas más policiacas, porque el profesor es cada vez más detective.

¿De dónde surge esta nueva historia?

Siempre digo que no me fío de las novelas que hay que ir a buscar, me fío de las novelas que vienen. Siempre me obsesionó mucho el asunto de la Marcha Verde y se me ocurrió que sería interesante escribir uno de los episodios de Juan Urbano en el que él va a Ceuta, que es un sitio que me gusta mucho. Pues bien, resulta que yo fui a Ceuta a presentar la novela anterior, Todo lo carga el diablo, y en la cena posterior, el director de la biblioteca pública, José Antonio Alarcón, que es un personaje muy importante en Los dos reyes, me contó la historia de los soldados de Sjirat.

Una historia real de esas que cuesta creer.

La historia cuenta que en julio de 1971 los soldados entraron a sangre y fuego en el palacio de verano de Hassan II a dar un golpe de Estado con la orden de exterminar al rey y a toda su familia. Se llevan a Hassan II para matarlo y, al rato, aparecen los soldados con el Rey ya en condición de guardia pretoriana.

¿Qué pasó en ese rato?

Hay un soldado, según contó Hassan II a Paris Match, que le pone la pistola en la cabeza y cuando le va a matar éste le pregunta si va a matar al Comendador de los Creyentes. Y el soldado se convierte en su súbdito. Cuando Alarcón me contó esa historia, lo primero que le dije fue que me acababa de regalar una nueva novela. Y me puse a escribirla esa misma noche en el Hotel Puerta de África de Ceuta.

A partir de ese episodio histórico, desarrolla una trama en la que juega con los límites de la realidad y la ficción.

Toda la serie de Juan Urbano está basada en ese equilibrio entre unos sucesos... Pero no unos sucesos históricos cualesquiera, sino unos sucesos históricos que tienen la condición de ser cosas sobre las que la gente cree saber mucho: la Transición, los bebés robados... pero hay muchas cosas ocultas sobre las que investigar.

Y usted investiga y descubre a través de Juan Urbano.

Él va descubriendo cosas. Como que la arena es el segundo bien natural más escaso del planeta después del agua. Y ahí está la historia de los traficantes de arena, que es fascinante en sí misma. Porque además no es un bien renovable, no crece arena de los árboles, y la necesitamos para todo, por lo que es un negocio redondo.

Como los fosfatos.

Sin los fosfatos nos extinguiríamos. El día que no haya fosfatos no hay nada tampoco. Contar eso a través de los intereses empresariales en la zona ha sido divertido. En cualquier caso, según va avanzando la serie, hay más novela y menos ensayo. En la primera, Mala gente que camina, había un gran peso de la documentación histórica, y esta es una novela que quiere contar cosas pero sobre todo entretener. Porque esa en sí misma es la base de la propia literatura.

¿Es la literatura, en este caso negra e histórica, la mejor manera de contar la realidad? ¿Es mejor que el periodismo?

Debe ser, porque cuando estaba acabando la anterior, que iba sobre la industria farmacéutica en España, llegó la pandemia. En esta, escribo sobre el Sáhara Occidental y mira lo que pasó con el cambio de postura del Gobierno español. En ambas tuve que añadir un par de pasajes a última hora, así que debe ser que sí tiene alguna relación con la realidad. No sé si porque la fomenta o porque la antecede en mi caso.

Sí que llega Los dos reyes en un momento crucial tras ese cambio de postura que menciona.

La del Sáhara es una historia inaudita. Contravenir las resoluciones de la ONU como se ha hecho en ese caso... A día de hoy, España sigue siendo la tutora, digamos, de la zona, y el Frente Polisario su único representante legal. Los países están donde están, tienen la realidad geopolítica que tienen y la dependencia de otras superpotencias que tienen, en este caso Estados Unidos, pero el pueblo saharaui se enfrenta a una lucha de intereses tremenda. Porque en el Sáhara, como se cuenta en la novela, hay muchos intereses y muchas empresas, entre ellas españolas, haciéndose ricas entre otras cosas con esos barcos de arena que salen de El Aaiún y llegan a las costas de Canarias o de Andalucía.

Lo dice en el libro: 16 de las 35 empresas del Ibex tienen negocios en Marruecos y casi todas en el Sáhara. No está nada mal para ser un territorio aparentemente olvidado.

Imagínate. Las novelas de Juan Urbano cuentan muchas cosas. Me ha gustado mucho reconstruir la historia de comerciantes pioneros en la zona, y ten en cuenta que son personas a las que les desapareció el suelo bajo sus pies. Aquello era un protectorado español, de pronto dejó de serlo y pasó lo que pasó. Y en la novela cuento cómo les fueron arrinconando, exigiendo poner en manos del rey sus empresas.

Como la empresa de autobuses La Valenciana.

Eso te obliga a leer libros muy curiosos. Contar la historia de esos pioneros españoles en el magreb me hizo aprender muchas cosas. Digamos, en definitiva, que es una novela que tiene una parte de aventura, otra policíaca, otra exótica también. El desierto, la Granada de Las mil y una noches, compaginada con otra gente que se mueve por España o por Luxemburgo. 

Y nos cuenta las historias de las niñeras de Mohamed VI.

También hay otros personajes que son muy bonitos en sí mismos, efectivamente, como las niñeras enfermeras de Mohamed VI, que le salvan la vida y resultan verdaderamente fascinantes. ¿Qué pasa con las novelas? Que sobre las verdades históricas, que muchas veces son verdades oficiales y construidas, se sacan conclusiones. Cuando a mí me cuenta José Antonio Alarcón la historia de los soldados, digo qué bonito y qué impactante, qué inicio genial para una novela, pero esto no hay quien se lo crea. ¿No será que Hassan II le dice que si le perdonan la vida les hace de oro? Eso es más creíble y tiene la base real de que Hassan II llegó a firmar una rendición para que le perdonaran la vida.

Otra vez realidad contra ficción y viceversa.

Toda historia es mitológica. Y con los datos reales y mitológicos, construyes una novela divirtiéndote escribiéndola y esperando que se divierta quien la lea.

Hablemos de Marruecos. Menuda vecindad problemática. De hecho, me viene a la cabeza un grupo musical mexicano llamado Maldita vecindad.

Marruecos es un vecino de otro continente y eso ya lleva el problema evidente de la inmigración. Y hay otro problema, porque Marruecos es una dictadura que está gobernada por un sistema rapiñero mediante el cual prácticamente todo el país pertenece a los alauitas y al famoso majzén, que es una especie de conglomerado político, turístico y empresarial que se lleva cada dírham que sale del país. Con todo eso hay que transigir, pero ya vemos que occidente transige con las dictaduras que tienen petróleo o gas y, por eso, el peligro que tiene occidente es ser devorado por los mismos monstruos que alimenta. Llámense Putin, Arabia Saudí, Catar, etcétera. Ya hemos visto cómo se recibe a los reyes que tienen tres mujeres y una corte de doscientos coches. Y ten en cuenta que los países suelen estar separados por su cercanía. Siempre hay más conflictos con los que están más cerca, evidentemente, y la relación con Marruecos es muy conflictiva, siempre lo ha sido. Y la protección de Estados Unidos, que tiene sus razones también como muro de contención del radicalismo islamista, funciona y saben jugar bien sus cartas. Pero ahí, entre medias, han quedado los pobres saharauis como caídos en una especie de tierra de nadie sin que a nadie le importen demasiado.

Juan Urbano insiste reiteradamente durante esta trama en que está escribiendo una novela sobre la Marcha Verde. ¿Eso queda pendiente entonces?

Bueno, la va contando, va soltando un detalle por aquí y otro por allá. Digamos que es un truco. La Marcha es conocida, pero no tanto algunos episodios que se cuentan. Por ejemplo cómo avanzaba la Marcha Verde, supuestamente popular del pueblo marroquí desarmado, al mismo tiempo que los soldados estaban ya invadiendo las instituciones españolas, abandonadas casi todas ellas. Fue un proceso militar que el postfranquismo ocultó y el nuevo rey corrió a hacerse primo de Hassan II, seguramente porque los cheques iban y venían también.

Y en esas estábamos y aquí está de vuelta el emérito como si tal cosa. Y estamos en 2022.

Es que así empezó el reinado de Juan Carlos I, no nos olvidemos. El hoy conocido como El Emérito. Y mira cómo ha acabado. Ha vuelto a España a regatear. Y ya sabemos qué es lo que quiere regatear.

Eso da para otra serie de novelas. Seguro que tiene ya la siguiente en mente.

Sí. No te voy a decir de qué porque soy muy supersticioso con eso. Para 2024 quiero tener otro Juan Urbano. Quiero acabar la serie, que dije que iban a ser diez. Me dio mucha tristeza que Almudena [Grandes] no pudiera acabar su serie de seis episodios, y quiero intentar cumplir con lo mío.

La novela está dedicada a Almudena, precisamente.

Hay una razón personal. Todo el mundo sabe que Almudena era una hermana para mí, y el plan era que ella iba a presentar todas las novelas de la serie. Yo quería que fuera la madrina de todas por el cariño y la admiración que la tenía, y porque en el fondo la serie de Juan Urbano tiene bastantes puntos de conexión con sus Episodios de una guerra interminable. Ella no solo presentó todas las novelas anteriores sino que cuando llegó Todo lo carga el diablo, le dije que le tocaba ponerse de nuevo el traje de madrina. Entonces me dijo que creía que no iba a poder, y así fue como me enteré de que tenía cáncer. ¿A quién le iba a dedicar la novela sino a ella?

No sé si ha llegado a alguna teoría de solución al conflicto de Sáhara. ¿Que se acabe el dinero que puedan sacar los demás de allí?

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Se mezclan cuestiones económicas, territoriales, de presencia histórica. Yo creo que Marruecos siempre tiene un arma contra España con Ceuta y Melilla, de manera que creo que la resolución era muy difícil y que la decisión que ha tomado el Gobierno español es difícil de explicar para mucha gente. Primero, por el momento, porque justo ha sido cuando nos interesaba llevarnos muy bien con Argelia. Y luego, porque es un problema enquistado. Y aunque alguna solución hay que darle, yo hubiera preferido una solución en la que el pueblo saharaui tuviera una voz y una oportunidad. Ya sé que lo que plantea el Gobierno español es que sea una autonomía, pero bajo el control de Marruecos, así que veremos hasta dónde llega la palabra control. 

¿Qué le gustaría que sintiera el lector o lectora una vez que acabe la última página?

Sobre todo que sintiera emoción. Yo estoy muy contento con toda la serie de Juan Urbano porque no dejan de reeditarse y eso significa que está viva. Yo siempre digo que el éxito en la literatura no es vender muchos ejemplares de una novela, sino vender unos poquitos de esa misma novela diez años más tarde. Aquí se trata de durar. Espero que los lectores sientan emoción, que han aprendido algo que no sabían y que lo pasen bien. Que les parezca que ha merecido la pena el viaje.

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