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"El error de mi vida fue llevar allí a mi madre": el testimonio de la hija de una fallecida tras su paso por Mi Casa

Imagen de uno de los exteriores de la residencia Mi Casa.

A Montserrat Diana Dosio Fernández nunca le habían gustado los centros de mayores. De hecho, se declara "anti residencias". Por eso, a pesar de sufrir una demencia de Lewy y de ser dependiente casi por completo, prefería que su madre, Herminia, viviera con ella. Pero llegó un momento en que el deterioro de su salud le empezó a impedir cuidarla como necesitaba y, tras mucho pensarlo, decidió solicitar uno de esos centros que tanto rechazaba. "Cometí el error de mi vida", lamenta desde el otro lado del teléfono. Consiguió una plaza en Mi Casa, en Pazos de Borbén (cerca de Vigo), residencia que este mes de mayo ha sido denunciada ante las consellerías de Política Social y Sanidad de la Xunta de Galicia por el colectivo Traballadoras das Residencias de Galicia (Trega) y la asociación de familiares Vellez Digna. Ingresó el 8 de mayo de 2021 y apenas un mes más tarde falleció en el hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo por "obstrucción de intestino delgado" e "infección respiratoria broncoaspirativa", según consta en el informe médico al que ha tenido acceso infoLibre.

Montse nunca pensó que la muerte de su madre tuviera que ver con el centro, pero a raíz precisamente de las denuncias que se han presentado, cree que Herminia pudo no haber recibido el trato atento que necesitaba. "Cuando entró en la residencia, marqué su ropa con un número, ni siquiera con su nombre. Eso era, un número. Si yo dejo a mi madre para que la cuiden y encima pago por ello, lo mínimo es un poco de implicación", se queja.

Todo empezó bien. Le subvencionaron la plaza porque su madre tenía el grado máximo de dependencia y le dieron diez días para ingresarla en el centro. En pleno 2021, y con todavía las restricciones de covid en su máximo nivel, desde la residencia le "agilizaron" el trámite para realizar a Herminia la necesaria prueba PCR y le ayudaron con todas sus dudas. "Me explicaron cómo eran las instalaciones, cómo trabajan y me insistieron en que no me preocupase, que mi madre iba a estar bien", recuerda. El día que Herminia entró a vivir en Mi casa, en cambio, no pudo ver nada. "Me comentaron que con el covid no se podía visitar todo", relata. Pero no lo vio extraño. Todavía ahora, las restricciones de los centros de mayores siguen siendo las más fuertes.

Lo que sí pudo hacer fue explicar a los responsables del centro cómo vivía y era su madre. "Conté a la residencia que mi madre tenía un estreñimiento crónico, que había que controlar mucho ese aspecto, y que aunque comía sola había que tener cuidado, porque a veces se atragantaba", explica. "Considero que esto no se hizo", denuncia. Al poco tiempo de ingresar, ya empezaron a suceder cosas que ahora cree que pudieron contribuir al rápido deterioro de su madre.

"Al principio hablábamos todos los días y siempre me decía que estaba bien, pero cuando concerté la primera cita para ir a verla —un requisito que sigue vigente en la mayoría de residencias—, me dijo que se quería volver conmigo a casa. Entonces llamé a la residencia para saber cómo actuar y me dieron a entender que dejase pasar un poquito de tiempo para que se adaptase", recuerda. Así figura también en el informe hospitalario, que indica que Montse "no la ha visitado [a su madre] en la residencia (le aconsejaron que no fuera?...)".

La trabajadora social de Mi Casa, preguntada por esta cuestión, reconoce que hay determinados familiares que reciben este consejo, pero para buscar el bienestar de los mayores, asegura. "No lo hacemos de forma general, pero hay veces que los mayores tienen un periodo de adaptación peor o una patología determinada y lo recomendamos para dejar que se adapten bien a su nueva vida en el centro", explica. Montse, en aquel momento, tampoco lo cuestionó. "Yo les hice caso, claro", recuerda.

Así que no fue a la residencia. Se limitó, como había hecho hasta entonces, a llamar por teléfono a su madre.  A veces la escuchaba "más cansada", otras decía "que se aburría"... Pero Montse no se preocupó hasta que un día dejó de responder. "Llamé a la residencia y conté lo que estaba pasando, que la notaba rara y que no podía hablar con ella. Me repitieron que estaba bien y que en todo caso estaría cansada por el antibiótico que estaba tomando", cuenta. Ahí le saltó una alarma: le faltaba información sobre el estado de salud de su madre. "No sabía nada de que mi madre estuviera tomando antibiótico, era para tratarle una infección de orina, pero me enfadó que nadie me lo contara", explica. La trabajadora social lo recuerda, pero defiende su actuación. "No teníamos intención de ocultar nada a la hija, no tenía ninguna gravedad y ya estaba en tratamiento", rebate.

En cualquier caso, Montse dejó pasar el episodio y planeó visitarla, finalmente, el 15 de junio. Sin embargo, antes de la cita recibió una llamada del centro que le anunciaba que Herminia no respiraba de manera normal y que iba a ser trasladada al hospital. Su hija se presentó allí directamente. "Cuando llegó mi madre no la reconocí", lamenta. "Parecía que estaba en coma, pero con los ojos abiertos. No entendí nada. Por más que los médicos me preguntaban qué le ocurría yo no era capaz de dar explicaciones porque en la residencia no me dieron detalles. Me sentí la culpable de todo", relata.

Tal y como explica la presidenta del colectivo Traballadoras das Residencias de Galicia (TREGA), Sonia Jalda, los geriátricos están obligados a enviar, en el momento del ingreso, la documentación del mayor y un informe que explique los motivos del traslado. Según asegura la trabajadora social del centro, esto se realizó de manera correcta. Sin embargo, según el informe del hospital, los motivos de la derivación en el caso de Herminia no estaban adecuadamente explicados. "Remitida desde residencia por episodio de HTA [hipertensión arterial] (no consta TA [tensión arterial] en informe de residencia) y disnea [falta de aire]", figura en el documento, que continúa detallando que "la enfermera del turno de tarde" explicó que "la paciente fue valorada por auxiliares" y que solo le constaba que "en los últimos 2-3 días la paciente estaba algo más postrada". "Eso tampoco me lo dijeron nunca", lamenta Montse.

Pero además, según el informe, no había "registradas deposiciones", uno de los aspectos más importantes para tratar una de las patologías de Herminia. Desde Mi Casa niegan que esto sea cierto. "Tenemos controles de deposiciones diarios, igual que de glucosa o de caídas", cuenta la trabajadora social, que asegura también que lo primero que hicieron al recibir a la anciana en el centro fue pedir "un informe médico" para "contrastar" lo explicado por su hija. En él, cuenta, no constaba "ninguna patología de estreñimiento". Sin embargo, en los antecedentes personales contenidos en el informe hospitalario, sí figura un "estreñimiento crónico".

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De hecho, en el hospital se le encontró una "obstrucción de intestino delgado". "Intentaron operarla pero los médicos me dijeron que no había nada que hacer, así que la sedamos", recuerda su hija. Apenas cinco días después de tomar esa decisión, el 21 de junio, falleció. "Lo notifiqué a la residencia y nunca sentí ningún tipo de apoyo", lamenta ahora Montse. Desde el centro, no obstante, aseguran que sienten lo sucedido "de todo corazón" y se desvinculan por completo del deterioro de salud de la residente. Montse, en cambio, cree que hubo "dejadez", y que eso tuvo que ver.

Nuevos escritos a la Consellería de Política Social

Mientras tanto, desde Trega y Vellez Digna continúan enviando escritos a la Consellería de Política Social, departamento que realizó una inspección al centro, según confirmó el propio presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, el pasado miércoles 25 de mayo. Ese mismo día fue en el que el colectivo de trabajadoras registró una cuarta ampliación de la denuncia, tras conocer lo sucedido en una de las inspecciones anteriores. En ese escrito, consultado por infoLibre, la organización insiste en que no ha habido ninguna contratación de personal para realizar tareas de coordinación, ni para cocina ni para revisar los menús que reciben los ancianos. Tampoco ha mejorado, continúan, la calidad de los alimentos ni han cambiado las horas a las que se despierta a los ancianos. Además, denuncian, sigue sin haber enfermeras, "solo una dos horas por semana".

Desde Vellez Digna enviaron otro documento similar un día más tarde, el jueves 26. En él, se pidió a la Xunta una concreción de las anomalías que, aseguró el departamento, ya habían sido subsanadas. "Desde Vellez Digna enviamos una denuncia detallando muchas irregularidades, nos gustaría una respuesta similar, que nos sacase de dudas", escribe la asociación, que pide, además, "que se sancione a la residencia Mi Casa por todas y cada una de las infracciones encontradas". Hace una semana, la residencia envió un comunicado asegurando que el contenido de las denuncias carecen "absolutamente de veracidad" y que "la mayoría de las fotografías publicadas no se corresponden" con sus "residentes".

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