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El Gobierno andaluz del PP y Cs eleva un 27% el gasto en conciertos sanitarios

Juan Manuel Moreno, en el Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez de Huelva, junto al consejero de Salud, Jesús Aguirre.

Los datos en Andalucía sobre salud y sistema sanitario permiten extraer dos conclusiones: la primera es que la salud es –comparativamente– peor que en el conjunto de España; la segunda es que el sistema que debe responder al problema sufre –también en comparación con el resto de España– un déficit de recursos.

Andalucía fue en 2020 la de menor gasto sanitario público habitante: 1.398 euros, 240 menos que el conjunto de España. La comunidad del sur es la que tiene menos médicos y enfermeros especialistas y menos camas por cada mil habitantes, mientras se mantiene primera en porcentaje de su gasto dedicado a atención primaria (17,66%), algo que explica la resistencia de un sistema en el que se observa una evolución llamativa en la relación entre lo público y lo privado: el Gobierno andaluz, de PP y Cs, ha incrementado el gasto en conciertos privados en un 27,2%, desde los 424,5 millones de 2018 hasta los 540 millones previstos para 2022.

Esperanza de vida y riesgo para la salud

Andalucía va por detrás en cuanto a la salud de su población, pero sería exagerado decir que es una una región descolgada. Atrasada, sí; descolgada, no. Los indicadores del Sistema Nacional de Salud (SNS) muestran una posición peor que el conjunto, pero dentro de una órbita similar. Por ejemplo, la esperanza de vida al nacer en Andalucía es la más baja de todas las comunidades, pero está a 1,24 años del total del país (82,52 frente a 83,76, con datos de 2019). Y ello a pesar de que 9 los 15 municipios mayores de 20.000 habitantes con menos esperanza de vida en 2019 son andaluces, con La Línea de la Concepción en cabeza (79,9 años), según datos del INE. La gente de La Línea tiene una esperanza de vida al nacer 5,6 años más baja que la de Pozuelo de Alarcón, el municipio más rico de España. En años de vida saludable a partir de los 65 años los andaluces están en 18,17, los penúltimos, sólo mejor que Murcia, con 16,71, frente a 19,09 en el conjunto de España [ver Nota sobre Ceuta y Melilla al final del artículo].

El SNS pone todos los datos en relación con los llamados "determinantes sociales de la salud", entre los que destacan tres: pobreza, nivel de estudios y clase social. En las tres, Andalucía aparece peor que el conjunto de España. Es decir, hay en conjunto más gente pobre, de clase social más baja y con menos estudios que en el total del país.

Ahí es donde hay que buscar los porqués a la posición rezagada de Andalucía en clasificaciones tan dispares como mortalidad infantil (2,95 por cada mil vivos, frente a 2,61 en el conjunto de España) población adulta en riesgo de mala salud mental (26,5% frente a 18,01% en el conjunto de España). En ambos casos Andalucía está en la segunda peor posición de España, sólo por delante de Cantabria y Murcia, respectivamente.

Andalucía está peor que el conjunto de España en 14 de las 15 causas de mortalidad (o mortalidad prematura) comparadas por el SNS, incluyendo cáncer, cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, enfermedades del sistema respiratorio, diabetes o suicidio. La única causa de mortalidad en que está mejor que el conjunto son los accidentes.

Andalucía está en cambio mejor que el conjunto del país en índice de calidad de vida infantil relacionada con la salud (89,96 frente a 87,4).

Médicos, enfermeros y camas

Así que ya tenemos la primera parte de la fotografía: en Andalucía hay –comparativamente– peor salud y menor esperanza de vida, como resultado de una población –comparativamente– más pobre. Queda la otra mitad de la imagen: el sistema sanitario al que le corresponde dar respuesta a este desafío.

Empecemos por los datos de 2020 de lo más básico: médicos y el personal de enfermería. Andalucía tiene 1,51 médicos especialistas por cada mil habitantes, la comunidad que menos tiene de España (2,02 en conjunto). Y es la tercera que menos médicos de atención primaria ofrece por habitante, 0,75, empatada con Murcia, Canarias y Asturias y sólo mejor que Madrid (0,69) y Baleares (0,61).

En profesionales de enfermería especializada por cada mil habitantes Andalucía está en 3,04, la última de todas, a 7 décimas del conjunto del país (3,74). En cuanto a enfermería de atención primaria, otra vez va en el furgón de cola (0,6 por cada mil personas asignadas), únicamente por delante de Baleares (0,57), Murcia (0,58) y Madrid (0,5).

Los datos de camas también son de 2020. Andalucía es la comunidad con menos camas hospitalarias en funcionamiento por cada mil habitantes: 2,19, frente a 2,95 en el conjunto España.

Gasto (y conciertos)

Todo lo anterior está conectado con el gasto. Con datos de 2020, Andalucía es la comunidad con menor gasto sanitario por habitante. Además, la diferencia es significativa: 1.398 frente a 1.638 del conjunto de las comunidades autónomas. La diferencia es de 240 euros por habitante.

El gasto sanitario de la comunidad andaluza ha evolucionado de los 10.184,3 millones de 2018 a los 10.658,4 de 2019 y los 11.857,5 de 2020, lo que supone un incremento del 16,42% en el ciclo 2018-2020, con el actual Gobierno PP-Cs.

Hasta ahí permiten ver los datos con cierre consolidado del Ministerio de Sanidad. De ahí en adelante, está lo presupuestado por el Gobierno andaluz: 11.772 en 2021 y 12.900 millones en 2022, si bien estas cuentas no llegaron a ser aprobadas al perder el Ejecutivo andaluz el apoyo de Vox y no conseguir el del PSOE ni de Unidas Podemos. El incremento 2018-2022 hubiera sido, con las previsiones oficiales, del 26,66%.

El gasto en conciertos va camino de un fuerte incremento con el Gobierno andaluz salido de las elecciones de diciembre de 2018. Aquel año, en 2018, la partida de la Consejería de Salud para conciertos fue de 424,52 millones de euros, que subieron a 442,91 en 2019 y a 471,7 en 2020, según datos oficiales del Ministerio de Sanidad. La información de 2021 es de la propia consejería. Hubo una bajada, hasta los 463,7 millones, mientras en 2022 la previsión de gasto es de 540 millones de euros. Esta cantidad supone un incremento del 16,45% con respecto a 2021 y del 27,2% si la comparamos con 2018 (115,48 millones más).

Andalucía está por debajo de la media en porcentaje de gasto público dedicado a conciertos. Aún no hay datos comparables de 2021 y 2022. Pero en 2020 el porcentaje era de un 3,98%, mientras en España de un 8,46%.

El número de pacientes derivados a la sanidad privada concertada para "aliviar" las listas de espera ascendió en 2021 a 858.529, según informó en el Parlamento el consejero de Salud, Jesús Aguirre (PP). Esto supone un incremento del 49,8% desde 2018 (573.082), según la comparación elaborada con los datos oficiales recabados por Eldiario.es.

Atención primaria y seguros privados

Joan Carles March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, afirma que la sanidad andaluza se encuentra en un momento "crítico" en el que sería necesario un "reforzamiento", especialmente de la atención primaria. Y ello a pesar de que la comunidad del sur aún es la que más gasta porcentualmente en atención primaria, el 17,66% (2020), aunque cayó en con respecto a 2019 (18,01%).

A juicio de March, si se agudiza el deterioro de la atención primaria crecerá el fenómeno de la contratación de seguros privados. En Andalucía el porcentaje de asegurados privados alcanza el 20,63%, por debajo del conjunto de España (23,35%), con datos de 2020. Ahora bien, este porcentaje ha crecido más de un tercio (37,9%) en diez años, frente a un 16,45% en España, según datos de la patronal del seguro Unespa. Es decir, el porcentaje ha pasado en una década del 14,96% al 20,63% en Andalucía y del 20,05% al 23,35% en España. Hace diez años Andalucía era la séptima con mayor capilaridad del seguro privado, ahora es la quinta.

Listas de espera

¿Y las listas de espera, otro factor que según March empuja a las soluciones privadas y el "sálvese quien pueda"? A 31 de diciembre de 2021, Andalucía tenía 122.959 pacientes pendientes de intervención quirúrgica, lo que supone 15 de cada mil habitantes, levemente por debajo de España total (15,39). El tiempo medio de espera está en 128 días, un poco por encima de España total (123).

El balance empeora en la espera de consulta por el especialista, situación en la que están 106,49 de cada mil habitantes, más que en ninguna otra comunidad, siendo el dato global 77,23. El tiempo medio de espera, 105 días, el cuarto mayor de todos (89 en conjunto).

Satisfacción

Andalucía está entre las tres comunidades con peor nota de satisfacción ciudadana, junto a Cataluña, y mejor que Canarias, según los datos oficiales del Sistema Nacional de Salud de 2019, último ejercicio disponible.

La opinión ciudadana se completa con el porcentaje de personas que opinan que la sanidad funciona "bien" o "bastante bien". Ahí la peor vuelve a ser Canarias (54,05%), seguida de Andalucía (67,3%), según datos de encuestas recabados por la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública en su reciente estudio Los servicios sanitarios de las CCAA.

La valoración global –es decir, el porcentaje personas que que consideran que la atención recibida fue "buena" o "muy buena"– más baja se da en Castilla La Mancha: sólo un 79,55% considera que el servicio fue "bueno" o "muy bueno". Detrás van Canarias (81,27%) y de nuevo Andalucía (82,57%), según este informe.

Dicho estudio utiliza una serie de indicadores de financiación, gasto, política farmacéutica, listas de espera, valoración de los ciudadanos y privatización, entre otros, para elaborar una clasificación de sistemas sanitarios según calidad. Andalucía queda la cuarta por la cola.

¿Y el covid-19? Andalucía ha sido en conjunto una comunidad de la que puede decirse que ha sufrido la pandemia con menos intensidad que el conjunto del país. En la última actualización oficial de datos, de 7 de junio, acumula 13.732 fallecidos, con una tasa de mortalidad global de 162,23 por 100.000 habitantes, es decir, la sexta menor. En el conjunto de España la tasa es de 225,32.

El contexto socioeconómico andaluz

Los datos de este artículo hay que situarlos en un contexto muy particular. El contexto andaluz, claro. Si algo hemos aprendido de la pandemia de covid-19, es que si queremos hablar de salud, hay que hacerlo también de pobreza y desigualdad. Y Andalucía, la región cuya salud y sistema sanitario aborda este artículo, es una región comparativamente pobre en España. Un cuarto más pobre, podría decirse: su PIB per cápita alcanza un 74,9% del PIB per cápita nacional. Eso repercute sobre la salud de la población. Como explican los científicos sociales e investigadores en salud pública, no es que los andaluces tengan peor salud porque se cuidan menos, sino que tienen de partida unas expectativas de salud algo peores porque son algo más pobres. Se trata de una dinámica que sólo se rompe –o se palía– con políticas de reducción de la pobreza y servicios públicos correctores.

Si un sistema público de sanidad –también de educación, pero aquí nos centramos en la sanidad– funciona eficiente y equitativamente, contribuye a mitigar esta desventaja de partida. Por el contrario, su disfunción puede agravarla. Así lo explica el epidemiólogo Manuel Franco, que afirma: "El sistema sanitario funciona de por sí como un eje de igualdad, igual que el de pensiones, el de paro o el educativo. En Andalucía, con un porcentaje superior al conjunto de España de personas en riesgo de pobreza y exclusión y por lo tanto con mayor riesgo para su salud, un deterioro del sistema público es doblemente grave". Franco señala que, si el sistema quiere provocar un efecto nivelador, debería realizar un sobreesfuerzo en las regiones con mayor pobreza y desigualdad.

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