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La estrategia del PP

Un patinazo con la prima de riesgo alimenta las dudas sobre la competencia económica de Feijóo

Los senadores del PP aplauden a Alberto Núñez Feijóo a su llegada al salón de plenos de la Cámara Alta.

Es su tema favorito, porque cree que es el que más daño puede hacer al actual Gobierno y, por eso mismo, catapultarle a la Moncloa en las próximas elecciones. Pero un error no forzado dejó este martes en evidencia al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el cara a cara en el Senado con el presidente Pedro Sánchez que fue a la vez su estreno parlamentario como líder de la oposición. Feijóo estaba reprochando a Sánchez la mala situación de la economía cuando confundió la prima de riesgo (la diferencia entre los tipos de interés de España y Alemania) con el tipo de interés al que se habían colocado por la mañana en los mercados 8.000 millones de euros del Tesoro. Literalmente, el líder de la oposición le dijo al presidente: “¿Por qué nos endeuda usted 210 millones de euros más de deuda pública cada día? Señoría, esta mañana se ha intentado colocar 8.000 millones de euros del tesoro” y “ya estamos pagando la prima de riesgo a 250 puntos, la más alta desde verano del 2014”.

La confusión fue evidente en ese momento para la vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, así como para todos los presentes con conocimientos básicos de economía. En realidad, explicó la número dos del Gobierno en los pasillos del Senado, la subasta realizada este martes no sólo tuvo “un resultado positivo y una demanda de cuatro veces la oferta que planteaba el Tesoro Público” sino “que se ha cerrado con un tipo de interés del 2,4%, estando la prima de riesgo ligeramente por encima de los 100 puntos básicos”. Feijóo, remachó Calviño, debería “rodearse de mejores asesores en el ámbito económico”.

El PP admitió inmediatamente que se había tratado de un error, una confusión entre las dos cifras, la del tipo de interés y la de la prima de riesgo. Fuentes próximas a Feijóo indicaron que se había basado “en teletipos” y que, en todo caso, un tipo de interés de 2,4% no es una buena noticia porque, aseguran, sigue siendo el más elevado desde 2014. 

Lo importante, aseguran, es el elevado volumen de la deuda, pero lo cierto es que el estreno parlamentario de Feijóo, en el que el PP esperaba mostrar un líder cargado de seriedad, capacidad de gestión y rigor, decidido a centrarse en la economía, acabó en fiasco. El presidente del Gobierno, en su turno, también se equivocó. Cuando estaba reprochando a Feijóo que el PP no se decida a apoyar la reforma de la Constitución para eliminar la referencia a personas “disminuidas”, y usar en cambio el término “discapacitados”, utilizó esa misma palabra que quiere suprimir para referirse a la diputada a la que recientemente ofendió el vicepresidente de Vox en Castilla y León.

La confusión de Feijóo ha vuelto a poner en entredicho la solidez de su discurso económico. El líder del PP denuncia casi a diario el riesgo que supone para España su porcentaje de déficit y su elevada deuda pública —ambas cifras resultado de las medidas extraordinarias aprobadas, con el permiso de la Unión Europea, durante la pandemia para evitar el hundimiento de las empresas y la destrucción de centenares de miles de puestos de trabajo— pero, al mismo tiempo, propone renunciar al incremento de la recaudación por impuestos que se está reduciendo en lo que va de año en vez de utilizarla para empezar a reducir esas dos magnitudes. Un incremento que, según el Gobierno, es el resultado de por la buena marcha de la economía, y según el PP consecuencia exclusivamente de la elevada inflación.

La mayoría de los analistas consideran que el objetivo de reducir déficit y deuda, teniendo en cuenta además el hecho de que la presión fiscal en España está muy por debajo de la media europea, es incompatible con la idea de renunciar a ingresos rebajando impuestos en estos momentos.

Reducir la fiscalidad está en el plan que el PP defiende para luchar contra la inflación, en el que también propone —lo volvió a hacer Feijóo este martes en el Senado— una rebaja del IVA de la electricidad y de los combustibles al 5%. En realidad, la Comisión Europea desaconsejó a finales de abril a los países de la UE que rebajen el IVA al gas y a la electricidad para amortiguar la escalada de los precios por entender que se trata de una medida poco efectiva e incoherente con los objetivos climáticos del bloque. Así se lo hizo saber a los ministros de Economía de los 27 el comisario de Paolo Gentiloni en una carta en la que también les animó a apostar por ayudas directas a hogares y empresas e impuestos a los beneficios caídos del cielo.

En la actualidad, el IVA sobre gas sigue en el 21% pero el de la electricidad se encuentra en el 10%, tras la decisión tomada por el Ejecutivo en junio que fue prorrogada en varias ocasiones, la última en marzo hasta el 30 de junio de este año. Según Gentilone, “las reducciones de los tipos del IVA, en particular, tienen un mal historial en su traducción a menores precios porque los recortes fiscales pueden ser compensados por mayores tarifas de los proveedores de energía” provocando que las familias sigan “sufriendo” el incremento de los precios.

Desde el punto de vista de la “equidad” y la igualdad social, Bruselas considera además que “bajar la fiscalidad indirecta no es necesariamente la solución más efectiva” para garantizar productos energéticos asequibles. En cambio, recaudar más ingresos procedentes de impuestos energéticos sobre los “beneficios inusuales” de las compañías energéticas “puede ayudar a financiar ayudas”.

Cifras poco rigurosas

La forma en la que Feijóo aborda los problemas económicos, al menos en sus intervenciones públicas, es poco rigurosa con las cifras. Un día habla de que el Gobierno ha subido 24 impuestos y unos minutos después sostiene que lo que ha hecho es subir 24 veces los impuestos. 

Ocurre algo parecido en el caso de la inflación, que el líder del PP denuncia como un problema exclusivamente español, producto de la gestión económica del Gobierno de Sánchez, pero que en realidad es un fenómeno mundial derivado de la coyuntura internacional en materia de energía y suministros, incrementado por la invasión rusa de Ucrania. En realidad, por encima del dato español, situado en el 8.5% interanual según Eurostat, se encuentran países como Alemania (8,7%), Países Bajos (10,2%) o Bélgica (9,9%), en contraste con otros de nuestro entorno que sí cuentan con una subida de precios ,ligeramente por debajo como el caso de Italia (7,3%) o Francia (5.8%). Por no hablar de Luxemburgo (9,1%), Grecia (10,7%), Eslovaquia (11,8%), Eslovenia (8,7%), Lituania (10,5%), Letonia (164%) y Estonia (20,1%).

No son las únicas cifras que el líder del PP adapta a su discurso. Es verdad que la deuda pública en España (el dinero que deben todas las administraciones públicas, la central, la autonómica y la local) se situó al cierre de 2021 en el 118,4% del PIB. Lo que Feijóo no dice es que esa cifra supuso una rebaja de 1,6 puntos respecto al dato de 2020 (120%) y se sitúa más de un punto por debajo del objetivo marcado por el Gobierno (119,5%).

Tampoco es una deuda que haya salido de la nada con el Gobierno de coalición. La Administración de Pedro Sánchez había heredado de la de Mariano Rajoy una deuda del 98% que ya había reducido al 95,5% cuando llego la pandemia y desbarató las cuentas de todos los países.

De hecho, en estos momentos la deuda pública española es elevada, pero está por debajo de Estados de la Unión Europea como Grecia (193,3%), Italia (150,8%) y Portugal (127,4%). Esa diferencia no es, además, algo nuevo, ya pasaba cuando gobernaba Rajoy. Entonces, en 2018, las cotas más elevadas se registraban en Grecia (181,1%), Italia (132,2%), Portugal (121,5%), Chipre (102,5%), Bélgica (102%), Francia (98,4 %) y España (98%).

Feijóo hace de la economía su ariete contra Sánchez pero confunde en su primer cara a cara prima de riesgo con tipos de interés

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Algo parecido sucede con las cifras de déficit. De los países de los que Eurostat cuenta con datos actualizados (faltan Grecia, Croacia, Italia y Chipre), los mayores déficits a cierre de 2021 se registraron en Bulgaria (9,7%), Rumanía (7,7%), Malta (7,7%), Hungría (7,6%) y Letonia (6,6%). El 6,1% de déficit con el que España finalizó 2021 es superior al dato conjunto tanto de los integrantes de la eurozona como de la UE, así como al 2,7% de Alemania, el 1,2% de Portugal o el 4% de Francia. Lo que el líder del PP no dice es que España fue el país que más recortó su déficit en el último trimestre de 2021, al rebajarlo 2,8 puntos respecto al 6,8% que registraba al final del tercer trimestre.

En los últimos días, Feijóo también se adentró en terreno pantanoso cuando intentó negar credibilidad a las cifras oficiales de desempleo, aunque sólo donde su partido no gobierna. En esas comunidades, y sólo en esas, el líder del PP no se cree los datos del SEPE, según los cuales, a pesar de haber atravesado una pandemia, en España hay por primera vez en la historia menos de tres millones de parados registrados (2.922.911) y una cifra récord de afiliados a la seguridad social de 20.232.723 personas.

Según Feijóo, esta información está maquillada porque se contabilizan como empleados 750.000 trabajadores que, según él, no lo son porque se trata de fijos discontinuos. Pero en realidad las estadísticas no han cambiado. Los fijos discontinuos son trabajadores indefinidos que desempeñan actividades intermitentes porque la naturaleza de su empleo no es permanente como ocurre, por ejemplo, en determinadas actividades agrícolas o vinculadas al sector de la hostelería. En esa situación no constan como parados, pero tampoco aparecían como tales antes en la época del PP porque no ha cambiado la forma en que se contabilizan.

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