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Claves para entender el resultado andaluz: sexo, edad, estudios y transferencias de voto

Voto por grupos demográficos.

El Partido Popular ha conseguido una contundente mayoría absoluta en las elecciones de Andalucía gracias a su capacidad de persuadir a todo tipo de votantes: primero, consiguiendo atraer a una buena parte de los votantes de derechas (Cs y Vox); segundo, atrayendo a un flujo considerable de votantes moderados del PSOE en 2018; y tercero, movilizando a potenciales abstencionistas en su favor.

Es la principal conclusión que se extrae del análisis de los microdatos de la encuesta preelectoral de GAD3 –publicado el mismo día de las elecciones tras el cierre de urnas y realizado a lo largo de los últimos días de campaña–, la encuestadora que mejor estimó los resultados salientes de las urnas.

Según la matriz de transferencias (flujos de votantes entre 2018 y 2022), el PP ha sido capaz de fidelizar la mayoría de sus votantes en las elecciones autonómicas de 2018, lo que les ha permitido tener una base de votantes para después ir creciendo.

El PP ha convencido al grueso de la derecha, absorbiendo la mitad de votantes Ciudadanos y 1 de cada 5 de Vox, pero también algunos votantes de izquierdas: aproximadamente el 16% de los votantes socialistas ha terminado votando por Juanma Moreno, una cifra especialmente importante. También ha atraído a 1 de cada 4 electores que en 2018 no votó, de los cuales el 60% se autoubican en posiciones de centro y derecha.

Pero la victoria de Juanma Moreno no solo se explica por quién le ha ido a votar, sino también por quién se ha quedado en casa. Los votantes de izquierdas se han abstenido entre dos y tres veces más que los votantes de derechas, algo que se puede contrastar con los resultados electorales por barrios.

El PSOE ha conseguido retener a 6 de cada 10 votantes, mientras que la izquierda alternativa (PorA y AA) no ha conseguido convencer más allá de los suyos de 2018: ¡y no a todos! Los electores de Adelante Andalucía en 2018 se han repartido, aproximadamente, 4 a 3 entre las dos candidaturas separadas de este año. Es decir, cerca del 40% ha ido a parar a la formación encabezada por Inma Nieto y algo más del 25% ha votado por Teresa Rodríguez. ¿Y el resto? Pues según los datos de GAD3, una décima parte se marcha a la filas socialistas y algunos menos a la abstención.

Sabiendo cómo se han movido los votantes de un partido a otro entre las dos últimas elecciones –y a la espera de confirmar estos datos con encuestas postelectorales— es preciso analizar qué tipo de electores han optado más por cada uno de ellos, o dicho de otra forma, qué rendimiento electoral tendría cada una de las formaciones políticas entre distintos grupos demográficos.

Si analizamos el rendimiento electoral de cada partido separado por grupos demográficos, hay elementos interesantes que saltan a primera vista.

En el voto por sexos es interesante comprobar cómo tanto el PP como el PSOE son partidos que mejoran sus resultados entre las mujeres. Ambos tienen un rendimiento electoral superior entre esta bolsa de votantes si lo comparamos con su rendimiento global. El PP consigue 3 puntos porcentuales más (o +107% en términos relativos de crecimiento) entre las mujeres que entre toda la población en su conjunto, mientras el PSOE lo hace en 4 puntos (+110%). Aunque hay que tener en cuenta una cosa: el PP viene de funcionar mejor entre los hombres que entre las mujeres en Andalucía, por lo que este cambio ha sido sustancialmente mayor en términos comparativos (vs. 2018).

Lo contrario a lo que ocurre con el partido de ultraderecha, Vox. Los de Macarena Olona cosechan 3 votantes hombres por cada mujer que deposita su papeleta, lo que significa que es el partido con mayor diferencia de apoyos entre sexos. En términos prácticos esto supone que Vox mejoraría 150% su intención de voto si solo votaran los hombres, mientras que empeoran otro tanto en el caso de las mujeres.

Además, el bipartidismo sigue siendo dominante entre los más mayores (65 o más años) mientras que sucumben con los más jóvenes –menos propensos en ir a votar—, donde Vox mejora sus expectativas de voto. También la izquierda a la izquierda de los socialistas, pero los resultados han sido tímidos, por lo que las diferencias no se vislumbran con claridad.

La foto final de las encuestas: mayoría absoluta de PP y Vox a menos que la izquierda se movilice en masa

La foto final de las encuestas: mayoría absoluta de PP y Vox a menos que la izquierda se movilice en masa

Lo que sí es más nítido es la mejora de la izquierda alternativa entre los votantes con estudios universitarios, lo que complementa el rendimiento del PSOE entre aquellos con estudios primarios o sin estudios, donde mejora sus expectativas de voto casi un 140%. El PP, por otra parte, ha sido transversal entre votantes con distintos niveles de estudios adquiridos.

Donde más diferencias de voto se aprecian es en función de la situación laboral de los votantes. El bloque de la derecha predomina entre los autónomos y empresarios, el bipartidismo entre jubilados y pensionistas y la izquierda alternativa lo hace entre los estudiantes. Son diferencias sustanciales, probablemente atadas a un componente generacional, pero que no distan mucho de datos a nivel estatal, más allá de Andalucía.

Las formaciones políticas, como es de esperar, son espacios ideológicos en movimiento, aunque desde la llegada del multipartidismo se han movido menos. Las elecciones andaluzas dan algunas pistas de cara al futuro de cómo se pueden articular los votantes alrededor de los partidos. La primera clave es que el PP ha recuperado los votantes que se califican de centro, tanto a nivel estatal, como autonómico, cuando hace tan solo cuatro años quién dominaba ese espacio era el PSOE, atendiendo a los datos del CIS. Este cambio es significativo porque el resto de partidos juegan un papel residual aquí. Tanto PorA como AA compiten por el mismo electorado ideológico, el que se sitúa más a la izquierda, mientras que Vox hace lo propio en el espació más a la derecha. Tampoco estos tres partidos han mostrado la capacidad suficiente para arañar votos de centro izquierda y centro derecha respectivamente. Ahí la pelea se sitúa entre el PP y el PSOE y, seguramente ahí, se ganan las elecciones.

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