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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

Unidas Podemos opta por discrepar sin confrontar dentro del Gobierno para no interferir en la cumbre

La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra (i), y la ministra de Igualdad, Irene Montero

Mientras que Moncloa espera que la celebración de la cumbre de la OTAN en Madrid suponga una importante proyección internacional para España, Unidas Podemos no oculta su incomodidad con la cita. Sin embargo, conscientes del papel que deben jugar el Gobierno, Podemos (la principal formación del espacio) ha rebajado el tono por "respeto institucional" a la coalición. Tanto es así que tuvo una mínima representación en la contracumbre celebrada el pasado fin de semana (solo acudieron la diputada Lucía Muñoz y el secretario de sociedad civil, Álex Zapico) y que fue impulsada por Izquierda Unida y también una discreta presencia en la manifestación anti-OTAN del domingo (la figura más destacada fue Zapico).

Se trata de una estrategia muy medida, tal y como confirman fuentes de la formación morada a infoLibre, que destacan el “perfil bajo” de la formación en esta materia. “Una cosa es discrepar y otra boicotear”, resumen de manera somera las citadas fuentes. “Seguiremos discrepando, pero no tenemos que hacer una guerra de cada cosa”, apunta otra voz que forma parte de la pata catalana del Ejecutivo, que cree que tanto Unidas Podemos como el PSOE deben mejorar la “cohesión” para evitar “fracasos como el de Andalucía”.

Hace escasos días el PSOE, el partido que durante cerca de cuatro décadas controló la política andaluza hasta el punto de considerarse tutor irremplazable de la autonomía, empeoró su resultado de 2018, los 33 escaños de Susana Díaz y se quedó en 30, a 28 del PP. Ese retroceso de los socialistas no fue aprovechado por otros partidos de izquierdas. Por Andalucía, la coalición de seis partidos que por primera vez reunió a Izquierda Unida, Podemos y Más País, obtuvo únicamente 5 diputados.

Tras encadenar varios batacazos electorales en autonómicas y con la inflación fuera de control, la sensación de pérdida de rumbo es palpable incluso entre los partidos que forman parte de la coalición. El diagnóstico que hacen en Unidas Podemos es que el Gobierno debe ser más “valiente” e impulsar “medidas de izquierdas” que se transformen en votos de cara a las próximas elecciones generales. 

Además de esto, según señalan fuentes del espacio, hay que tratar de “minimizar” las discrepancias con su socio y, en su lugar, defender las políticas que se han impulsado conjuntamente. Lo contrario, añaden, lleva a la abstención. Esa es la tesis que mantiene la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, líder del espacio en el Ejecutivo. Díaz cree que su mejor carta de presentación es la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) o la reforma laboral que deja un saldo muy positivo de contratos indefinidos.

Sin embargo, no se trata de una posición compartida por todos. En Podemos hay quien cree que evidenciar esas diferencias no les pasa factura, sino al contrario. Estas voces opinan que trasladar públicamente su enfado es algo que su electorado agradece. Ya sucedió tras la invasión rusa de Ucrania, que llevó a Sánchez a anunciar por sorpresa un envío de armas, una decisión que avaló Díaz pero no otras ministras como Ione Belarra e Irene Montero, ambas de Podemos, que censuraron públicamente la iniciativa.

El presidente del Gobierno también prometió un aumento del Presupuesto dedicado en Defensa hasta el 2%, lo que equivaldría a gastar unos 24.000 millones de euros anualmente, lo que tampoco gustó a sus socios de Gobierno. El rechazo a la OTAN y al militarismo forma parte del ADN de las formaciones que componen Unidas Podemos, pero los morados son conscientes de cuál es su papel. "Asumimos que la línea la marcan ellos, que son los que tienen las carteras de Defensa, Exteriores e Interior", explican.

Isabel Rodríguez impidió contestar a Irene Montero hasta en cinco ocasiones

En la rueda de prensa que se celebró el pasado lunes tras el Consejo de Ministros, la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, contestó en lugar de la ministra de Igualdad, Irene Montero, hasta en cinco ocasiones. Todo ello cuando Montero fue preguntada directamente sobre la tragedia ocurrida el pasado viernes en Melilla, cuando fallecieron al menos 23 migrantes que intentaban saltar la valla, según las autoridades marroquíes. "Le contestaré yo a todas las preguntas", zanjó Rodríguez ante los medios.

Montero se limitó a negar con la cabeza pero no contradijo a Rodríguez en ningún momento. Este martes, con motivo de la celebración de un acto sobre el matrimonio igualitario, Montero ha vuelto a comparecer públicamente y ha pedido que se investiguen los hechos. "Siempre van a poder conocer mi opinión", ha insistido en varias ocasiones. La dirigente de Podemos ha asegurado que los hechos ocurridos en la frontera entre Marruecos y Melilla "son insoportables y tremendamente dolorosos" y ha llamado a que estos sucesos se esclarezcan "a través de una investigación independiente".

El silencio de Montero no es casual, sino que responde a una estrategia coordinada desde Moncloa y aceptada desde la parte morada. En este sentido fuentes de la formación recalcan que no quieren que el PSOE les "acuse" de utilizar la sala de prensa "en su beneficio propio" como "ya ha sucedido en otras ocasiones" y se encomiendan a otros cauces para expresar sus opiniones.

Podemos se resigna a gobernar junto al PSOE: "Es el único socio posible"

Gobernar junto al PSOE es el mayor reto que ha tenido que afrontar Podemos desde su nacimiento, tal y como reconocen en privado portavoces, diputados y altos cargos de la formación morada. Estas mismas voces añaden, a renglón seguido, que ha valido la pena por todo el trabajo legislativo logrado hasta la fecha. Son conscientes de que es el precio que pagan por cabalgar contradicciones casi cada día y formar equipo junto a un partido con el que mantienen grandes discrepancias. “Es el único socio posible”, resumen.

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Durante estos dos años y medio de Gobierno los morados han tratado de jugar un doble rol, alzando la voz en contra del ala socialista en determinados asuntos y, a su vez, reivindicando su asiento en el Consejo de Ministros, una postura que ha sido censurada en varias ocasiones por el PSOE entre acusaciones de deslealtad. Para lograrlo también se han apoyado en el grupo parlamentario de Unidas Podemos, que actúa como contrapeso para todo a lo que no llega el Ejecutivo. 

Sin embargo, en el caso específico de la OTAN,  los morados no han registrado iniciativas concretas dentro del Congreso o del Parlamento Europeo. Las escasas normas al respecto han sido impulsadas por otras formaciones, como la proposición no de ley que el Partido Popular elaboró el pasado mes de marzo. Esta PNL instaba al Gobierno a "reconocer la aportación fundamental que ha hecho la OTAN desde su creación en 1949 en defensa de los valores democráticos y los valores de Occidente". Salió adelante con el voto del PSOE. "Parece que lo importante para ustedes en esta PNL no es tanto hablar de la OTAN del futuro, sino hablar del pasado, de una falta de autonomía del Estado español y de la Unión Europea al respecto de lo que hay que hacer en el ámbito geopolítico y de una poderosa falta de voluntad para discutir sobre un mundo que ya es multipolar queramos o no", señalaba el portavoz de Podemos, Antón Gómez-Reino.

Gómez-Reino también interpeló al ministro de Exteriores, José Manuel Albares, en otra comparecencia celebrada en el mes de enero. "Ante las evidentes tensiones que alimenta la idea de incorporar a Ucrania la OTAN, ¿no tendría sentido abogar, trabajar, alimentar para Ucrania un régimen de neutralidad similar al de Finlandia o inspirado en él, que pueda servir como una salida a la situación de conflicto y de tensión a la que nos hemos visto abocados?", defendía. "España es el país del no a la guerra, y hay que decirlo además con claridad", zanjaba.

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