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¿Por qué no bajan los precios en el súper? La espiral de la inflación, a través de una docena de huevos

Envasado de huevos en una planta avícola, en una imagen de archivo.

Estamos ante la mayor subida de precios en la cesta de la compra “en lo que va de siglo”. El titular lo dio en julio la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que publicó un estudio que mostraba que la cesta de la compra ha subido en solo un año más de un 15%. Algunos de estos productos, señala la organización, han subido más de un 40%. Uno de los productos de la cesta que se ha disparado es el huevo. En abril experimentó una subida del 21,6% respecto al mismo mes del año anterior, que se ha mantenido en mayo (25,3%), junio (23,9%) y julio (22,5%). A principios de agosto el Banco de España publicó un informe que constataba el traslado del aumento de las materias primas alimenticias a los precios del consumo. En este documento se constata que no es un problema únicamente español: desde junio, el índice equivalente del IPC en la UE señala que el sector de huevos y lácteos experimentó una subida del 13%. 

Este aumento se debe a que la subida de precios de la energía, de los combustibles y de las materias primas alimentarias impacta no una vez, sino en múltiples ocasiones a lo largo de la cadena de valor de los productos. El Ministerio de Agricultura elaboró en 2011 un documento, que no ha vuelto a editarse, que descompone la cadena de valor de diferentes productos alimentarios, estimando el peso que tienen cada uno de los componentes del producto en su precio final. Siguiendo el ejemplo de la docena de huevos, incluye desde la alimentación de las gallinas hasta el salario de los trabajadores del supermercado. Los precios han variado desde que se elaboró el documento, pero el gráfico es útil para entender la cadena de valor de un producto alimentario como el huevo y valorar los diferentes impactos de la inflación en su producción. 

Eslabón 1: la granja de gallinas ponedoras 

Partiendo del esquema de Agricultura, si una docena cuesta entre 1,2 y 1,6 euros en el supermercado, entre 0,44 y 0,47 euros se gasta en la alimentación de las gallinas. A lo largo de toda la cadena, es la partida que mayor coste provoca. Los agricultores suelen variar entre el maíz y el trigo, a expensas de los cambios de precios. Pero en 2022 no hay salida posible: todos los cereales tienen los precios disparados. Esta es la primera partida que se ve afectada por la inflación. 

El origen de este fenómeno es doble. En primer lugar, el precio desorbitado del gas hace que los fertilizantes estén muy caros, y que por tanto, este se traslade a las cosechas. En segundo lugar, porque Rusia y Ucrania son líderes en la exportación de cereales. Ambos países exportan un tercio del suministro mundial de trigo, que ha quedado parcialmente interrumpido por la invasión. “No creo que todo el mundo sea consciente de lo que se han encarecido las materias primas agrícolas”, explica Felipe Medina, secretario general técnico de la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas). “España es muy deficitaria en cereales. Se suele importar en torno al 50% de las necesidades de cereales. Somos muy vulnerables a estas variaciones de precio en los mercados mundiales”, explica el portavoz.

Hay otro coste que ha impactado fuertemente en el primer eslabón de la cadena y es de origen energético. Evitar que una ola de frío o de calor provoque una masacre en un corral tiene un coste: “No se puede escatimar en el bienestar de los pollos”, explica Eloy Ureña, responsable avícola de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG). El portavoz crítica los mensajes de ahorro del Gobierno, y lamenta no haber recibido ayudas en este sentido: “El mensaje de la corbata para nosotros es una tontería. No podemos ahorrar en la climatización de las granjas. Podemos intentar cambiar una instalación de calefacción a biomasa, pero eso cuesta un dinero y ahora mismo es una situación difícil como para acometer un gasto así”, explica.

Intermediarios 2 y 3: el envasado de los huevos y traslado al mayorista

Una vez salen de la granja, la docena de huevos va al centro de envasado, de ahí al mayorista que a su vez los distribuye entre todo tipo de establecimientos, desde tiendas pequeñas a hipermercados. El impacto de los costes energéticos en esta parte de la cadena es evidente: el aumento de los precios del petróleo ha disparado el precio de los combustibles. La gasolina y el gasóleo hacen que esta parte de la cadena se haya encarecido.

En todos los eslabones de la cadena hay presiones alcistas de precios”, afirma Montserrat Guillén, catedrática de Econometría, Estadística y Economía Aplicada de la Universitat de Barcelona. “Desde la granja al punto de venta hay costes energéticos y de transporte”, añade. En este sentido, la OCU ha pedido al Gobierno una suspensión temporal de todos los impuestos energéticos, algo que podría repercutir a la baja en toda la cadena de precios. Por estos múltiples impactos de la inflación, Asedas ha pedido revisar los tipos del IVA de la alimentación, especialmente de aquellas categorías más afectadas por las presiones alcistas de precios derivadas de estos factores. Montserrat Guillén valora estas propuestas con cautela y apunta que un “intervencionismo excesivo puede ser perjudicial”: “Aunque temporalmente podría ser más barato ir a la compra y llenar la cesta, el resultado sería un endeudamiento mayor”, apunta. 

Otro componente que se ha visto encarecido en esta parte de la cadena es el envase, el cartón huevero. Los precios del papel y del cartón también han aumentado, no solo por el aumento de las materias primas. La Asociación Española de Fabricantes de Envases, Embalajes y Transformados de Cartón explica en un comunicado que ha habido varios cierres de fábricas debidos a incendios y quiebras de empresas. Estos eventos han producido una menor oferta en el mercado, lo que ha contribuido al alza de los precios. 

Eslabón 4: la tienda

En 2020, según datos de la Asociación Española de Productores de Huevos, en España se consumieron 6.130 millones de huevos, 17 millones de huevos diarios diarios. Es decir, cada español consumió de media 151 huevos. Según el documento del Ministerio de Sanidad (elaborado en 2011), el 25% del precio de este producto se genera en el establecimiento. Los mayores impactos sobre el precio lo mantienen los salarios de los trabajadores y el margen de beneficio de la empresa.

Los supermercados están erosionando sus márgenes al máximo, como en la época de la crisis de 2008. Están intentando adaptarse lo máximo posible a la situación económica de los consumidores”, explica Felipe Medina, el secretario técnico de Asedas. “La gran competencia que existe exige ser meticulosos en que el consumidor mantenga su capacidad de compra. El negocio de la distribución consiste en vender productos de bajo valor añadido pero en grandes cantidades. Son márgenes muy pequeños, de entre el 0 y el 2%”, apunta el portavoz de estas superficies. El portavoz de los agricultores y ganadores, Eloy Ureña, en línea del conflicto histórico entre el sector primario y las cadenas de distribución, critica esta afirmación: “Es mentira, sí tienen margen. Lo que quieren es apretar al sector primario para extraer la rentabilidad”.

Al menos un 20% del precio de los huevos viene de los salarios

“Viendo las horquillas de precios [en la tabla del Ministerio de Agricultura de 2011], se puede afirmar que hasta un 20% del coste máximo del precio de una docena de huevos se puede atribuir al coste de personal”, explica la economista Montserrat Guillén. “La repercusión no debería superar estos porcentajes. Lo que ocurre es que indirectamente el salario de los trabajadores que no intervienen directamente en la cadena también van a afectar. Por ejemplo, los embalajes van a subir también si los salarios del personal de ese sector aumentan, por lo que esto también influirá también en el precio final de la docena de huevos”, añade la catedrática.

Según los datos de los convenios salariales de las empresas, recogidos por el Ministerio de Trabajo, los salarios se han revalorizado de media un 2,56% en julio de 2022. Queda lejos del aumento de la inflación, que alcanzó el 10,8% ese mes. Algunas distribuidoras han acometido ya subidas salariales por encima de las cifras medias de los convenios. Lidl ha subido los sueldos un 7%, Mercadona un 6,5%, Supercor un 6%. Carrefour y El Corte Inglés lo han hecho un 1%. Alcampo, Dia, Aldi y Ahorramás, de momento, no han anunciado subidas. 

La Confederación Española de Organizaciones Empresariales se ha opuesto por activa y pasiva a estas subidas salariales para evitar “espirales inflacionistas”. Esto se produce cuando las empresas que han subido los salarios trasladan este coste extra al precio de los productos, lo cual provoca nuevas subidas de precios que exigen nuevas subidas salariales. El mensaje de la patronal ha chocado frontalmente con los sindicatos, que defienden subidas para contrarrestar la enorme pérdida de poder adquisitivo que se está produciendo este año.

“Analizar el impacto de los salarios en la cadena de valor es muy difícil”, explica Felipe Medina, secretario técnico de Asedas. “Cada empresa y sector tiene sus propias condiciones. En las cadenas de valor intervienen una gran variedad de empresas. El incremento de los costes salariales tiene su repercusión en la estructura de costes, pero es difícil de estimar”, añade. 

¿Bajarán los precios en el supermercado?

Estos días se han difundido mensajes que se han vuelto virales en Twitter. Los usuarios se preguntan: si los precios de la gasolina están bajando, ¿por qué los supermercados no bajan los precios? “Los precios bajarán, tanto del huevo como de la carne. Ahora el pienso está bajando un poco, porque estamos empezando a recibir cereal de Ucrania, tras el acuerdo alcanzado con Rusia. Eso debería reflejarse en breve”, reflexiona el portavoz avícola de COAG. Aunque añade: “También es cierto que la factura de la luz sigue subiendo, por lo que quizás no se note tanto”.

“Sí, es posible que bajen”, añade la catedrática Montserrat Guillén. “Se espera que la inflación provoque una contracción de la demanda, y por ello que los precios dejen de crecer, o incluso que bajen. En este escenario, las diferentes empresas de la cadena pueden reducir sus márgenes”, explica. La profesora considera que en estos momentos convulsos de los precios, puede haber fines “abusivos”: “El episodio de inflación parece que va a durar algunos meses más, pero hay que estar atentos a cómo los hogares se adaptan al incremento generalizado de precios, sobre todo de la energía y cómo se contrae la demanda, lo que puede ser muy perjudicial en muchos sectores. Importante tener en cuenta que los incrementos de precios abusivos, aprovechando que "todo sube de precio" deberían ser unos de los principales objetivos a controlar (por la OCU, por ejemplo) y a evitar.

Felipe Medina coincide: “Los precios bajarán seguro, en cuanto los supermercados tengan cierto margen para hacerlo”. El secretario técnico de la asociación Asedas, que reúne a las distribuidoras alimentarias cree que la alta competencia en el sector empujará los precios a la baja cuando sea posible: “Hay más de 300 cadenas de supermercados que están por todos los barrios de todas las ciudades. Tienen una competencia feroz entre ellas. El que pueda bajar un céntimo, lo va a hacer. El consumidor es tremendamente sensible a esos precios y lo tienen tan fácil como cruzar la calle para comprar a un competidor”, explica. 

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