EL LADO OSCURO DEL FÚTBOL

Barça y PSG usaron idéntico sistema de troleo digital contra enemigos internos, rivales deportivos y medios

Josep Maria Bartomeu, en una imagen de archivo en 2020.

El déjà vu ha sido inevitable. Cuando Mediapart, diario digital francés del que es socio infoLibre, desveló este miércoles que el Paris Saint-Germain (PSG) había contratado a una agencia para desplegar un ejército de trols con el que atacar a medios de comunicación y a quienes consideraba enemigos, desde la expareja de Neymar hasta Kylian Mbappé durante los días en que coqueteó con el Real Madrid, en España los aficionados al fútbol no pudieron por menos que recordar el Barçagate. Así se bautizó el escándalo que llevó al ahora expresidente del club blaugrana Josep Maria Bartomeu al calabozo en marzo de 2021 y que aún sigue en fase de instrucción en los tribunales. Un año antes, la Cadena Ser descubrió que el Barcelona FC había contratado a una empresa llamada I3 Ventures para que lanzara campañas difamatorias contra periodistas, rivales como Joan Laporta o Víctor Font e incluso jugadores como Leo Messi, Gerard Piqué, Xavi Hernández, Carles Pujol y el actual entrenador del Manchester City, Pep Guardiola.

Pero puede que ambos casos sean algo más que dos simples granos de arena en el convulso fútbol europeo. Porque no hace ni una semana que Der Spiegel, que junto a Mediapart, infoLibre y hasta una quincena de medios de comunicación forma parte de la red European Investigative Collaborations (EIC), publicó que el principal accionista del Hertha BSC había pagado a una agencia de seguridad israelí para que espiara y montara una campaña digital contra el presidente del club berlinés, a quien quería despedir. Lo que la revista alemana califica como un “escándalo sin paragón en la historia de la Bundesliga” y compara con los métodos de la Stasi, la policía política de la Alemania del Este, ha terminado con la salida inmediata del inversor, Lars Windhorst, del Hertha. El presidente espiado y difamado, Werner Gegenbauer, ya había dimitido el pasado 24 de mayo.

Las campañas del PSG, propiedad del Estado de Catar, fueron obra de una empresa registrada en Barcelona y llamada DBB (Digital Big Brother), a cuyo frente se encuentra Lotfi bel Hadj, un empresario franco-tunecino que se dedica a gestionar la comunicación digital de personalidades, empresas o incluso Estados. Para el PSG creó un ejército digital de falsas cuentas en Twitter que atacaban a medios de comunicación que el club francés consideraba hostiles, como Mediapart y L'Equipe en Francia o Der Spiegel en Alemania, y al presidente del Olympique Lyonnais, Jean-Michel Aulas. Pero también se ensañaron con el hincha que fue abofeteado por Neymar en abril de 2019 –revelaron su identidad– y pusieron en solfa la reputación de la mujer que había acusado a la estrella brasileña de violación. E incluso dispararon fuego amigo, contra su jugador Adrien Rabiot –y contra su madre, que también es su agente– y el ex director deportivo Antero Henrique. No se salvó ni Kylian Mbappé, el fichaje más caro de la historia del fútbol, cuando en 2019 insinuó que iba a dejar el club.

Según un informe elaborado por DBB, que revisa su actividad para el PSG en la temporada 2018/2019 y al que ha tenido acceso Mediapart, ese ejército de trols estaba supervisado por el departamento de comunicación del club parisino. La cuenta de referencia que lanzaba los ataques era Paname Squad, pero a su alrededor orbitaba una docena de cuentas asociadas: Lana PSG, Ultra Attitude, Janot PSG o La daronne du parc, que amplificaban las campañas.

Las similitudes con el Barçagate son más que significativas. El caso se destapó en febrero de 2020 y, como han hecho ahora tanto el PSG con DBB como el Hertha con Shibumi Strategy, el Barcelona negó haber contratado a I3 Ventures para mejorar la imagen del club o atacar a otros, sino sólo para monitorizar su actividad en redes sociales. Después se supo que el Barça había pagado al menos 980.000 euros a la empresa, fraccionados en facturas de 198.000 euros cada una para eludir el preceptivo control de la junta directiva. Aunque, según el informe que elaboraron los Mossos d’Esquadra, los pagos habían alcanzado los 2,31 millones de euros en tres temporadas, no sólo a I3 Ventures sino a todas las empresas del grupo Nicestream en el que estaba integrada. Los Mossos cifraban en un mínimo de 843.300 y un máximo de 1,22 millones de euros el perjuicio económico que ese contrato había infligido al club, porque pagó a ese grupo “un precio muy superior al trabajo realmente efectuado”.

Empresas con larga experiencia

El dueño de Nicestream era el uruguayo Carlos Rafael Ibáñez Constantino, quien en su momento también negó que gestionara contenidos para el Barça e incluso aseguró que los canales que se le atribuían no eran suyos. “Es como si nosotros tenemos un garaje y alquilamos la plaza a alguien, pero el coche no es nuestro”, explicó en una entrevista en Radio Catalunya. No obstante, Nicestream había hecho campañas similares para el conservador chileno Sebastián Piñera, el Gobierno del ecuatoriano Rafael Correa contra un diputado opositor o contra los Kirchner en Argentina. Según El País, la empresa de Ibáñez Constantino era la responsable de más de 900 cuentas que entre 2014 y 2015 se dedicaron a hacer campaña contra el secesionismo catalán. En 2015, I3 Ventures ofreció al PP por 1,4 millones de euros un trabajo similar al que hizo después para el Barcelona.

En el caso del PSG, Lotfi Bel Hadj y su empresa UReputation trabajaron en 2019 para el candidato presidencial tunecino Nabil Karoui mientras éste estaba en prisión. Entonces, Facebook cerró decenas de cuentas y páginas sospechosas de estar vinculadas a Bel Hadj. El think-tank Atlantic Council ha criticado sus prácticas en un informe titulado Operación Cartago

En el del Hertha berlinés, hay un componente que puede considerarse hasta humorístico. La agencia israelí Shibumi dedicó 20 personas al que denominó Proyecto Euro 2020. Agitaban los ánimos contra el presidente del club en redes sociales y foros. Los días de partido distribuían folletos y pegatinas contra Werner Gegenbauer. Contrataron a un dibujante para que lo caricaturizara como un demonio. Fueron, por tanto, más allá del mundo digital. También espiaron el entorno privado y profesional del ya expresidente del club. Incluso intentaron sonsacar información a la hija de Gegenbauer.

El precio de tanto trabajo era 1,5 millones de euros, en 12 plazos mensuales de 125.000 euros, en la línea de lo que pagó el Barça por su campaña. Pero, tras la dimisión de Gegenbauer, Shibumi exigió una comisión extra por objetivos cumplidos de cuatro millones de euros, a la que supuestamente se había comprometido Lars Windhorst de forma verbal en una reunión. Antes de eso, el inversor del Hertha ya había incumplido otros plazos de pago. Y se negó en redondo a abonar la comisión adicional. Así que el pasado mes de septiembre Shibumi le puso una demanda en un tribunal de Tel Aviv. Que retiró el mismo día que el diario británico Financial Times destapó el caso.

Dimisiones e investigación independiente

El Barçagate también está en los juzgados. En concreto, sigue aún en instrucción en el número 13 de Barcelona, del que es titular Alejandra Gil. Pero en estos casi tres años desde que estallara el escándalo, Bartomeu dimitió –ocho meses después, en octubre de 2020– y fue detenido en marzo de 2021, sólo seis días antes de las elecciones en el club que ganó Joan Laporta. También fueron arrestados otros tres de sus directivos: Óscar Grau, director general del club; Román Gómez Pontí, responsable de los servicios jurídicos, y Jaume Masferrer, jefe del gabinete de Presidencia. Todos ellos han sido investigados por administración desleal y corrupción entre particulares. Nada más saltar el escándalo, ya presentaron su dimisión seis de los máximos ejecutivos del Barça.

Al mismo tiempo, Bartomeu encargó una auditoría a PricewaterhouseCoopers, que en julio de 2020 descartó que el club hubiera encargado y pagado a I3 Ventures para difamar a jugadores u opositores al presidente, e incluso consideró de mercado el precio abonado a la empresa de Ibáñez Constantino. La consultora ayudaba así al club a salir del paso de las acusaciones que había lanzado en una entrevista en RAC1 el exvicepresidente Emili Rousaud, uno de los dimitidos. “Creo que alguien ha metido la mano en la caja”, aseguró, “si pagas un millón de euros por un trabajo que tiene un coste de mercado de 100.000... Blanco y en botella”.

No obstante, PwC estableció que el club no había cumplido los protocolos internos para aprobar el contrato, al haber dividido el pago total anual en abonos menores para evitar los controles.

El Hertha berlinés también se ha apresurado a anunciar una “investigación independiente”, que llevará a cabo un despacho de abogados.

Lista negra de periodistas

Más similitudes. Los troles del PSG no dudaron en lanzar ataques personales a los periodistas que consideraban hostiles. Llegaron a revelar seis dígitos del número de teléfono móvil del director de Mediapart, Edwy Plenel. O publicaron una falsa portada de L’Equipe. En el Barçagate, los Mossos d’Esquadra, que registraron despachos en el Camp Nou y los domicilios de Bartomeu y su mano derecha, Jaume Masferrer, encontraron una lista negra de periodistas, confeccionada por I3 Ventures. En ella figuran desde el presidente de Mediapro, Jaume Roures, hasta el periodista Jordi Costa de Catalunya Ràdio o el de RAC1 Gerard Romero y el diario Ara Antoni Bassas. Cada uno de ellos con su respectivo apunte. “Hablar de que es parte de las mafias del club (¿hacer un informe de las mafias del club?), que Roures participó en todos los procesos de corrupción del club”. Sobre Costa: “Critica permanentemente a Bartu y a la Junta, es indepe y hay que hacer un research [investigación]”.

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Jaume Roures presentó una demanda por injurias y calumnias por los ataques que recibió en las cuentas creadas por I3 Ventures. Una de ellas se llamaba, de hecho, Jaume un film de terror. La jueza Alejandra Gil la archivó el pasado mes de abril, argumentando que no existen indicios de que Bartomeu y Masferrer contrataran a la empresa de Ibáñez Constantino para publicar “en redes sociales contenidos dirigidos a faltar el respeto y a imputar delitos” al presidente de Mediapro. También sostiene que los comentarios de esas cuentas son “feos, inadecuados e innecesarios”, pero no constituyen un delito. En ellas se acusaba a Roures de acoger a etarras en su casa, pagar sobornos, financiar golpes de Estado, chantajear a los medios… Roures ya ha recurrido la decisión de la jueza.

En cambio, el titular del Juzgado de lo Social número 8 de Barcelona estimó en septiembre de 2021 la demanda por despido que había presentado la responsable de Cumplimiento del Barça, Noelia Romero. Según la sentencia, el club la despidió en represalia por investigar la contratación de I3 Ventures. Romero pedía la nulidad de su despido disciplinario, pero el juez sólo le concedió la improcedencia, al rechazar que la apertura de la investigación sobre la empresa digital fuera una falta grave.

A diferencia del Barça, la carrera judicial de las campañas tanto del PSG como del Hertha no han hecho más que empezar. El hincha que fue abofeteado por Neymar y luego atacado en las redes sociales por DBB ha anunciado a Mediapart su intención de presentar una demanda. En Berlín, Windhorst ya ha puesto a la venta el 64,7% del capital del Hertha que posee, y al mismo precio que lo compró. En el club invirtió durante los últimos tres años 374 millones de euros, lo que no ha impedido que se salvara casi de milagro del descenso a Segunda la temporada pasada. El Hertha ya ha exigido a Windhorst una declaración jurada de que no tiene relación con la campaña digital contra Gegenbauer. Que podría tener relevancia penal si más tarde se demuestra que miente.

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