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Más allá de Biología o Ambientales: qué estudiar si quieres luchar contra el cambio climático

Electricista, en una imagen de archivo

En los próximos treinta años la humanidad deberá replantear prácticamente todos los aspectos de la vida para adaptarse al cambio climático y eso supone una oportunidad para quienes se están formando para entrar a trabajar en los próximos años. Por un lado, esas profesiones ofrecen buenos salarios y no tienen prácticamente paro, pero además permiten dar salida a las inquietudes de los jóvenes que quieren proteger el planeta. 

Todavía hoy la mayoría de estudiantes con este propósito se decantan por carreras universitarias como biología o ciencias ambientales, pero los expertos inciden en que ahora prácticamente cualquier rama se puede enfocar al cuidado del medioambiente.

"Hay cierta confusión sobre cómo los estudiantes pueden canalizar esas inquietudes en la universidad", opina Íñigo Virto, ingeniero agrónomo y profesor de la Universidad Pública de Navarra. "Yo recomendaría que más allá de las titulaciones clásicas, busquen más aplicadas, como ingenierías", afirma. 

Virto lleva años promocionando carreras como la suya en centros de secundaria y señala que cualquier grado del ámbito científico tiene hoy asignaturas relacionadas con el calentamiento global. Pone de ejemplo que un grado en física es esencial para estudiar los cambios en la atmósfera, o carreras como química o tecnología de los alimentos sirven para proteger los ecosistemas.

"Por ejemplo, biotecnología estaba antes muy orientada a la producción de alimentos, pero también puede encauzarse para la depuración de aguas residuales", añade. En su caso, agronomía es una rama que también estaba centrada en la producción agrícola, pero hoy tiene una empleabilidad del 100% porque estudia climatología y riego, dos disciplinas claves para afrontar la sequía. 

Otro campo que ha dado mucho que hablar este año es la electrónica y ha quedado patente que muchos países ricos, entre ellos España, tienen problemas para cubrir la demanda de profesionales de la transición energética. Cumplir con los objetivos de 2030 y 2050 supone que prácticamente cada vivienda tendrá que mejorar su aislamiento, sustituir su calentador de gas por una bomba de calor o instalar paneles solares en su tejado, para lo que se necesitarán miles de trabajadores, de ingenieros a electricistas. 

Para cubrir esta demanda se buscan jóvenes mayoritariamente de formación profesional que hayan estudiado grados medios o superiores de las familias profesionales de Instalación y Mantenimiento, Electricidad y Electrónica, y Energía y Agua, según propone José Manuel Ortega, que ha dedicado su carrera a enseñar Sistemas electrónicos en un instituto de Alcorcón (Madrid). 

En esos grados se enseña básicamente a instalar, manipular y reparar toda clase de aparatos electrónicos, por lo que se puede saltar a cualquier oficio relacionado con la eficiencia energética o las energías renovables. De hecho, el centro donde enseñó Ortega, el Prado Santo Domingo, ganó una beca de CaixaBank para que los propios alumnos instalaran paneles solares en la escuela.  

El profesor explica que la empleabilidad es prácticamente total para cualquier grado medio y superior de estas familias, aunque todavía no atraen mucho a los jóvenes. "La verdad es que no están especialmente interesados en estos estudios. Hay ramas como la sanitaria con listas de espera interminables, pero en electrónica vamos muy justos", reconoce. 

Para aquellos que dudan entre una formación profesional en electrónica y una carrera, Ortega resume así la diferencia: "En el ciclo formativo el alumno se centra en cómo poner en marcha un equipo y cómo repararlo, mientras que la universidad se centra en la parte teórica para poder diseñar los dispositivos e investigar para crear nuevos aparatos". Y quien se decante por la FP, pero prefiera un trabajo más relacionado con la naturaleza, puede optar por la familia de la Seguridad y Medioambiente, más enfocado a la seguridad y el control ambiental, o la familia Agraria, para ser guarda forestal

Una alternativa a las ciencias 

Fuera de las carreras técnicas también hay mucho por hacer para proteger el medioambiente, según los expertos, tanto desde la economía como la comunicación, la sociología o el derecho. 

Las ONG, por ejemplo, necesitan muchos perfiles de ciencias sociales para divulgar los riesgos del cambio climático, como periodistas, pero también consultores y politólogos para presionar a gobiernos y empresas para que cambien sus políticas. 

Otra rama imprescindible del medioambiente es el derecho, que es la base sobre la que se sostienen todas las otras profesiones, en palabras de Ana Barreira, directora del Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente. "El derecho ambiental es esencial porque las sociedades necesitan normas. Hay más de 300 convenios internacionales que regulan el medioambiente y a raíz de estas normativas surgen posibilidades para los biólogos, arquitectos, ingenieros...”, dice esta profesional con casi treinta años de experiencia. 

España crece y crea más empleo que nunca

Barreira explica que en España no se da especial importancia al derecho medioambiental, pero es imprescindible para cambiar cualquier normativa relacionada con el cambio climático. Además, permite litigar contra empresas o administraciones que no respeten el entorno. Su recomendación para quien esté interesado en esta profesión es estudiar primero derecho y luego adentrarse en el medioambiental para terminar especializándose en una temática concreta, como el marítimo, el industrial, el químico o la construcción. 

Una última salida para estudiantes que estén muy interesados en el futuro del planeta es el voluntariado o las prácticas, que permiten adentrarse en ese mundo en el tiempo libre. Rocío Sastre coordina la red de voluntariado de Greenpeace y explica que ellos acogen cada año

"Llegan principalmente jóvenes de carreras como biología o ciencias del mar, que quieren pasar a la acción en temas de cambio climático y aprenden a trabajar en equipo a la vez que divulgan sobre el calentamiento global o ayudan a cambiar la política en un ayuntamiento. Cada uno aporta lo que puede", cuenta Sastre. "Lo más importante es encontrar una comunidad para no sentir que luchas solo", añade.

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