La recuperación española depende del turismo de Reino Unido, la potencia que afronta la peor recesión

Reino Unido está pasando por uno de sus peores momentos de la historia económica reciente, y eso no interesa a las cuentas españolas. Desde que se hizo efectivo el Brexit, el 1 de febrero de 2020, los británicos han afrontado de una manera más aislada la pandemia, las disrupciones en las cadenas globales de suministros y los efectos energéticos de la invasión rusa de Ucrania, lo que les ha procurado ser la potencia europea con peor resultado de crecimiento económico en el tercer trimestre, que les acerca más que al resto de potencias a una recesión. 

A eso se le suma una de las tasas de inflación más altas del continente, un enorme agujero fiscal, una gran inestabilidad política y la desconfianza de los mercados. Los nubarrones pueden hacer que los británicos decidan ahorrar y prescindir de sus vacaciones, lo que podría perjudicar a la recuperación española: uno de cada cinco turistas que cruzan nuestras fronteras son británicos. “Para el turista británico que está estudiando o trabajando, la restricción de viajes ya está siendo importante, porque la caída del poder adquisitivo es enorme”, explica a infoLibre el analista financiero Javier Santacruz. “Además de incertidumbres de todo tipo en el empleo y, sobre todo, en las condiciones de trabajo”, añade. 

Reino Unido: una crisis tras otra

En la primera semana de 2023, Financial Times publicó una encuesta demoledora realizada a 101 economistas: el shock inflacionista derivado por la pandemia y la guerra será más intenso y duradero en Reino Unido que en las otras potencias del G-7. 

El motivo es el gas. Según los datos del último anuario estadístico de la petrolera BP, con datos de 2021, Reino Unido es el décimo país del mundo que consume más gas. Es un país de 67 millones de habitantes que consume más de esta materia prima que India, que tiene 1.300 millones de habitantes, o que Indonesia (273 millones), Pakistán (220), Brasil (212) o Nigeria (206). El gas pesa un 41% en su mix energético (en España, ronda el 25%). 

Rusia no es el principal suministrador de gas para el Reino Unido. En 2021, una gran mayoría del gas importado provenía de la tubería directa que este país comparte con Noruega, mientras que solo el 4% del gas consumido provino de territorio ruso. No obstante, la invasión ha disparado el precio del gas, independientemente de su origen, por lo que el enorme peso que ha empapado a toda la actividad económica británica. 

Esto obligará al Banco de Inglaterra a tener una política monetaria más restrictiva que en EEUU o la eurozona, que es la manera ortodoxa de combatir la inflación (enfriar la demanda mediante el encarecimiento del crédito), lo que intensificará el retroceso de su economía. Los tipos de interés ya están en el 3,5% en un meteórico ascenso desde el 0,25% con el que arrancó el año, mientras que en la eurozona siguen en el 2,5%. De momento, esto ya ha provocado que Reino Unido sea una de las pocas potencias económicas que decreció en el tercer trimestre de 2022, último dato disponible: un 0,3% negativo. En el mismo período, los países de la UE crecieron de media un 0,4%. 

A este se le añade que, por la parte fiscal, la respuesta del Reino Unido fue de corte thatcheriano. La ex primera ministra, Liz Truss, propuso una reforma fiscal que recortaba 45.000 millones de libras, que sembró de dudas el mercado y provocó el desplome de la moneda británica. Esto multiplicó de un día para otro los problemas. 

El gas se compra en dólares en el mercado internacional. A principios de 2022, con una libra se podían comprar 1,37 dólares. En septiembre, solo 1,08, un 20% menos. Es decir, con el mismo dinero, Reino Unido podía comprar un 20% menos de gas que en enero, y eso sin tener en cuenta el enorme incremento del precio de la energía. 

Liz Truss dimitió, lo que supone otro capítulo más de la enorme inestabilidad política de los últimos años, incluyendo la muerte de Isabel II tras 70 años de reinado y la coronación de Carlos III, más impopular que su predecesora. La sucesión de hechos acrecientan la sensación de inestabilidad de los ciudadanos británicos, por lo que no es descabellado pensar en que es buen año para ahorrar por lo que pueda venir y evitar gastos no esenciales, como el turístico. 

Uno de cada cinco turistas es británico

En España, antes de la pandemia el peso del turismo en el PIB no dejaba de crecer. En 2015 era del 11,1% y en 2019, del 12,6%. La pandemia provocó su desplome al 5,8% en 2020, y en 2021, último dato disponible, se recuperó tímidamente al 8%. A falta de conocer los datos de 2022, otros indicadores apuntan que el sector turístico ha experimentado una recuperación importante en 2022. Aunque no alcanza el nivel prepandemia. Según las previsiones que adelantó el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo la primera semana de 2023, España recibió en 2022 unos 71,5 millones de turistas, alrededor de un 85% de los que llegaron a este país en 2019. 

El Gobierno estima que el gasto medio por turista ha aumentado un 14% respecto a los niveles prepandemia, algo que cabe atribuir fundamentalmente a la inflación. Reino Unido ha vuelto a encabezar el mercado de turistas: un 19,1% de los turistas que han llegado a España son británicos. El peso es incluso superior en un mes de temporada alta, como julio: el 20,9% de los turistas era británico. Es decir, uno de cada cinco. 

Preocupación, aunque optimismo, en el sector turístico

Aunque el analista financiero Javier Santacruz valora la enorme pérdida de poder adquisitivo de los turistas británicos estudiantes y trabajadores, señala una excepción: “En el caso de los jubilados, la cosa cambia. Es un colectivo con rentas blindadas frente a la inflación. Los fondos de pensiones de los que beben prácticamente todos tienen cláusulas de revalorización por inflación. Tienen un poder adquisitivo medio-alto”, explica. 

Desde que entró en vigor el Brexit, en febrero de 2020, España no ha tenido ningún verano con cierta normalidad económica. El analista cree que en el caso del turista británico jubilado, la nueva frontera entre Reino Unido y la UE seguirá pesando más sobre el turista jubilado que la pérdida de poder adquisitivo. “Hay que tener en cuenta la molestia por trámites de aduanas y visados, si tuvieran que estar más de 90 días fuera de territorio británico en Europa. El encarecimiento de la cesta de la compra británica y de la española, si comparásemos no sólo precios sino también calidades, es más favorable hacia España", explica.

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Otro posible factor positivo es que la libra se ha depreciado frente al dólar, pero no tanto frente al euro. Hasta hace muy poco, como informó infoLibre en septiembre, a una familia británica le salía más barato un todo incluido en Canarias que viajar por su propio país. El panorama se ha ensombrecido un poco más para los británicos desde entonces, aunque es cierto que la libra no ha perdido tanto frente euro. Desde la publicación de ese artículo, ha caído un 2,5% aproximadamente. Habrá que ver cómo evoluciona la libra y el precio de los paquetes turísticos en España de aquí al inicio de la temporada alta, en abril.

“Los riesgos están en todos los mercados, todos los países europeos están sufriendo los efectos de la guerra de manera similar. Estamos seguros de que puede tener un impacto directo en el turismo, también en el británico”, explica a infoLibre Carlos Garrido, presidente de la Confederación Española de Agencias de Viajes. 

“El británico ha perdido poder adquisitivo y la depreciación de su moneda también tiene perjuicio. No obstante, al turista británico le gusta mucho España, viene mucho y tienen estancias más largas. Nuestras previsiones de 2023 son positivas: creemos que el británico va a seguir viniendo a España”, añade. “Esperemos que cuando empiece la temporada alta, tras la Semana Santa, la coyuntura permita a los ciudadanos de diferentes países poder venir y disfrutar de España”, remacha el presidente sectorial de las Agencias de Viajes.