El PSOE, dividido sobre el apoyo del PP a la reforma del 'sí es sí' si no hay acuerdo con Podemos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Pleno del Congreso de los Diputados.

La opción que busca el PSOE es clara: un acuerdo con Unidas Podemos, una tramitación rápida con los socios de investidura y cerrar “cuanto antes” la reforma de la ley del solo sí es sí y la crisis en la coalición. Pero pasan los días y la situación sigue en un callejón sin salida. Irene Montero insiste en que no le vale la proposición de ley impulsada por los socialistas y se niega a apoyar el texto tal y como se ha presentado.

A pesar de que este miércoles se rebajó el tono en las declaraciones, el minuto y resultado es el mismo. Y lo reconocen muchos diputados de los dos grupos parlamentarios que forman la coalición. “Cada día se hace más largo”, comenta uno de Unidas Podemos, mientras que en el PSOE hablan del “desgaste” ante la opinión pública cada minuto que sigue abierta la brecha. “Esto nos hace mucho daño a los dos”, reconoce un miembro de la dirección federal de Ferraz.

Las dos partes dicen que quieren un acuerdo, pero este no llega. Incluso parece cada día más lejos. El rostro del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, evidenciaba este miércoles en el Congreso la sensación que reina en Ferraz. Hay mucho malestar con Podemos. Y cada día se acerca un debate que no gusta para nada entre los socialistas: ¿y si hay que sacar la reforma con el Partido Popular?

Esto supondría un episodio muy duro para la coalición. Una imagen muy dolorosa para muchos: tocar una de las leyes estrella del Gobierno progresista en contra del criterio de la ministra de Igualdad y apoyados en un Partido Popular, que nunca se ha declarado feminista, que pacta con Vox y que ejerce una oposición durísima. ¿Cómo presentarse luego ante los ciudadanos? ¿Cómo vender una futura coalición progresista? ¿Cómo sostener el propio Gobierno durante meses? ¿Cómo podría quedar la propia Montero? Son preguntas que se hacen muchos ahora mismo en el PSOE.

Las fechas y las vías para cambiar la ley

En el PSOE tienen claro que hay que retocar esta norma, que hay una fuerte alarma social y que no se puede explicar en la calle. Un diputado lo relata así a nivel terrenal: “Fui a un acto de pensiones en un pueblo de Andalucía. Iba a explicar la subida de más del 8%, y me encontré a los jubilados preguntándome por el sí es sí". Estas situaciones las llevan contando durante tiempo a la dirección del partido y a los miembros de La Moncloa. “No se puede explicar a pie de calle”, resumía otro barón.

Por eso todos miran a Irene Montero y a Ione Belarra. La solución para los socialistas pasa por un acuerdo con ellas, intentando hacer el mínimo daño posible y de la mano. “No se trata de humillarlas”, como indica otra alta fuente de Ferraz, que incluso opina que se podría ayudar en el relato a Podemos. Los socialistas admiten la gran dificultad en estos momentos, que se ha visto agravada por las palabras de Pilar Llop sobre que con una herida se podría demostrar la violencia sexual. Pero, a pesar de que casi todos en el PSOE reconocen que no fueron las mejores palabras, en Moncloa se muestra el apoyo a la titular de Justicia y se rechaza cualquier hipótesis de una posible división.

El calendario formal que se maneja ahora sobre la reforma, según fuentes socialistas, es que la proposición pase por la Mesa del Congreso la próxima semana, con su paso por la Junta de Portavoces al martes siguiente. La siguiente semana no hay pleno, por lo que la toma en consideración podría ser el 7 de marzo (un día antes del simbólico 8-M, Día de la Mujer). Ahí empezaría la tramitación que se podría alargar durante dos meses en las Cortes, con una posible aprobación a las puertas de la campaña del 28M. Esta hoja de ruta oficial da vértigo a muchos socialistas, que querrían que todo fuera mucho más rápido y que opinan que esta vía no puede estar abierta tanto tiempo.

Fuentes socialistas dicen que todo está muy abierto y que si hubiera un acuerdo rápido con Unidas Podemos, se podrían buscar fórmulas para acelerar la tramitación. Y también se contempla una tercera vía, según las fuentes, “si Podemos sigue mareando la perdiz”: una tramitación exprés sin UP buscando el apoyo de los otros grupos.

Apoyo del PP o darle más tiempo a Irene Montero

Ahí en la ecuación entraría el Partido Popular, con cuyos votos a favor se puede sacar la ley sin problemas. Y dentro del ala socialista hay quienes ya hablan claramente de que no importa que sea votado por los populares. Como dice un miembro del Ejecutivo: “Hay que preservar a las mujeres. Intentar que la situación se corrija a futuro. No se trata de que con quién se saca. Me parece más importante la alarma. Son más importantes las mujeres que los partidos que lo apoyan”. Eso sí, señala que no se va a negociar con los populares.

Otras fuentes del PSOE asumen el coste del tiempo pero opinan que hay que agotar la negociación, buscar la fórmula técnica cediendo por ambos lados y darle un margen para que Irene Montero pueda asumir el cambio. “Ella se dará cuenta de que hay que modificarla y de cómo quedaría dentro del Consejo de Ministros si no lo hace, se autoexcluiría”, indica.

En el PSOE todos indican que todavía hay margen para el acuerdo, que se puede lograr, pero miran a Montero y a los tiempos. Todos los cargos socialistas preferirían la discreción, trabajar codo con codo y acabar cuanto antes. Con un lamento común: “El único que gana es el Partido Popular”. Muchos desearían acabar con el ruido y exhiben su “rabia” ante la situación. “Les estamos poniendo la alfombra roja”, comentan también en el PSOE respecto a las derechas.

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En estos días es clave la posición de los grupos de investidura. Todos ellos reconocen su desconcierto ante lo que está pasando y no quieren posicionarse a favor de un partido o de otro. La postura es similar: quieren cambiar la ley y reconocen los efectos indeseados pero optan por un acuerdo que incluya a los dos sectores del Gobierno. Por parte del ala socialista están levantando teléfonos para hablar con los grupos los ministros de Hacienda, María Jesús Montero, y de Presidencia, Félix Bolaños.

Nadie habla de romper, pero muchos reconocen en el PSOE ya en privado que esto está dejando muchas heridas dentro de la coalición y que tiene un gran “calado”, que afecta a aspectos muy sensibles. Una ruptura de esta manera, reconocen varios dirigentes, sería también darle a la derecha todo el terreno, dejar que gane su relato de que es un caos la coalición después de unos años tan duros en los que se han enfrentado situaciones muy difíciles, se han armado continuas mayorías y han supuesto un importante avance en derechos con sello progresista.

El botón de todo lo tiene ahora Pedro Sánchez, de acelerar sin contar con Podemos asumiendo el desgaste con el PP o de si esperar a que Montero y Belarra reconduzcan su posición en una semanas. Pero en el PSOE reconocen que cada minuto de esta agonía les hace más daño en la calle. Incluso algunos dicen que los morados estiran la situación porque les da igual lo que pase en las municipales y autonómicas y sólo piensan ya en las generales. Pero también, como reconocen, son sus compañeros de viaje y con los que tienen que entenderse si quieren seguir gobernando.

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