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El Gobierno responderá a la maniobra de Feijóo y Weber contra Ribera "con datos" y "sin caer en el barro"

IGUALDAD

Los sofocos son política: la menopausia llega al debate público

La portavoz del Grupo Mixto-Adelante Andalucía, Maribel Mora, durante su comparecencia en rueda de prensa.

Patricia Godino

"Tengo 51 años, la regla me va y me viene cuando le da la gana y a veces me entran los típicos calores, como si un interruptor se enciende y te entran 50 grados de temperatura del tirón. Si te sacas un abanico en invierno a muchos les da la risa, como a muchos aquí en este momento". 

El relato en primera persona es de Maribel Mora, diputada de Adelante Andalucía en el Parlamento andaluz en la pasada sesión plenaria cuando, en el marco del 8M, planteó a la consejera de Salud una pregunta sobre los recursos del sistema sanitario público y la necesidad de protocolos específicos de información y seguimiento, hoy inexistentes en esta comunidad para las mujeres de entre los 45 y 55 años

"No existen datos en Andalucía de las mujeres que sufren trastornos graves que les hacen perder calidad de vida y que viven estas circunstancias en soledad. Tenemos que acabar con el tabú, con el estigma", expuso la parlamentaria desde su escaño. "La falta de información desempodera, es una cara más de patriarcado, del machismo", añadió. 

Más risitas de fondo y muecas de extrañeza.

Los que se estaban "cachondeando", por usar los términos usados por Mora, eran los diputados de Vox, dispuestos en la cámara autonómica al lado del grupo Mixto-Adelante Andalucía. Diputados con o. Las parlamentarias de la formación de extrema derecha, según su relato, callaban o agachaban la cabeza pero ninguna reprochó la mofa a sus compañeros de bancada. 

La respuesta de la consejera de Salud del Gobierno de Juanma Moreno, es que Mora, diputada de la formación política que lidera fuera de la cámara Teresa Rodríguez, "vive en una realidad paralela".  También contraatacó con que en esa "realidad paralela en la que se mueven", "una ley permitía que violadores salgan a la calle, eso sí es machismo y discriminación". Aplausos en la bancada del PP.  

Además de una dirigente política, la consejera Catalina García es enfermera de profesión y ejerció como tal en su día. Según sus datos, "el 25% de las mujeres que tiene la menopausia en algún momento han tenido que acudir al sistema sanitario público". Un sistema que, a su juicio, funciona bien (la crisis de la atención primaria es uno de los puntos de erosión hoy del Gobierno andaluz) y atiende "perfectamente los problemas que puedan tener las mujeres". 

Las estadísticas también revelan que sólo un 2 de ese 25% está recibiendo un tratamiento hormonal sustitutivo para equilibrar los niveles de estrógenos aunque, en los últimos años, la ciencia arrastra controversia respecto a la infalibilidad y efectos secundarios de esta terapia. El caso del Agreal, un fármaco del laboratorio francés Sanofi para combatir los sofocos, que se comercializó en España entre 1983 y 2005, y los daños neurológicos y psiquiátricos que provocó entre sus consumidoras, es uno de los más conocidos. En noviembre de 2022, el Constitucional reabrió el caso.

Por regla general, cuando hay síntomas severos, y la ciencia señala que, además de los clásicos sofocos o la sequedad vaginal, las mujeres pueden padecer ansiedad, depresión o insomnio, lo habitual es que la atención primaria derive a ginecología. Pero no siempre se hace o no siempre es suficiente. También lo frecuente es un diagnóstico que deriva en la prescripción de ansiolíticos. 

El compromiso de la comunidad científica y médica va a más pero el protagonismo de la menopausia como asunto es menor en la medicina. Sólo ahora, según un reportaje de National Geographic, la ciencia empieza a entender qué pasa durante la menopausia

Al albur de los últimos estudios, la literatura de autoayuda empieza a ser tendencia con títulos como Manifiesto por la menopausia (Jenn Gunter), Menopausia: Tu nueva oportunidad (Radharani Jiménez) o Klimaterio. Historia de mujeres y hormonas, de la endocrinóloga Clotilde Vázquez. 

Pero, en la práctica, para las usuarias, no hay unidades específicas en el sistema público que atiendan desde una mirada transversal esta transición hormonal que supone la menopausia. Cuando el sistema público no da respuesta a estos problemas, lo habitual es acudir a consultas privadas de especialistas, circunstancia que sólo pueden permitirse un porcentaje de la población

También es cierto que hay quien confiesa aliviada lo contrario o que incluso aumenta la libido. "Y también hay mujeres que esconden este apetito sexual precisamente porque está mal visto reconocer que tienes más deseo precisamente ahora", opina Mora. 

Cuando la menopausia pasa sin pena no gloria lo más común es salir con un "ni me enteré". Pero la universalidad del sistema sanitario significa precisamente atender a quien padece

La derivada laboral y la brecha de género

La situación vivida en el Parlamento de Andalucía ilustra el estigma que pesa sobre la menopausia, incluso entre mujeres de esa misma franja de edad: desde una tribuna pública no se habla de este asunto y en las pocas ocasiones en que se ha hecho la respuesta suele ser la risa o el vómito de un rosario de clichés sobre el climaterio. El estigma es doble si el fin del período fértil llega en la treintena –menopausia precoz—, que representa el 6% de las mujeres en España.

Al poco de su intervención, la diputada Maribel Mora colgó el vídeo en su perfil de Twitter. Los tuits de respuesta y, como mandan el anonimato en las redes sociales, la retahíla de insultos sobre su aspecto físico y su vida sexual, son el mejor termómetro para medir, además del nivelito de civismo del personal, la poca atención que las instituciones han prestado a un asunto que afecta a la mitad de la sociedad. Una evidencia (más) de la brecha de género en el ámbito de la salud. Según la Organización Mundial de la Salud, el 80% de las mujeres llegan sin información a la menopausia

No sólo es falta de asesoramiento desde el sistema público de salud sino también la derivada laboral que tienen los casos de aquellas que sufren esos síntomas severos: depresión, ansiedad, osteoporosis, insomnio, migrañas... Según una encuesta de 2019 en Reino Unido del CIPD (Chartered Institute of Personnel and Development), el organismo británico para el desarrollo de los recursos humanos, casi 900.000 mujeres del país abandonaron sus puestos de trabajo debido a los síntomas de la menopausia

Lo cierto es que tímidamente la política española se acerca e interesa sobre un tema que ha llegado o está llegando a la agenda social de los países de nuestro entorno. Reino Unido es uno de los países más avanzados. Desde hace años, la campaña #makemenopausematter reclama al Gobierno británico una política transversal. Hasta ahora, este empuje social y el compromiso de una comisión multipartidos en el legislativo británico ha conseguido que, desde septiembre de 2020, la menopausia se incluya en el plan de estudios de educación afectivo sexual en Inglaterra y que a partir de 2024 todos los estudiantes de medicina reciban enseñanza universitaria sobre la menopausia como parte de un módulo obligatorio de salud de la mujer.

En el plano laboral, en mayo del año pasado, la multinacional firma de abogados Linklaters anunció que había elaborado una política global sobre la menopausia, una guía compuesta por un conjunto de medidas con el objetivo de "concienciar" y transmitir el conjunto de recursos disponibles en la empresa para las mujeres que transitan esta etapa o los familiares que las acompañan estos años.

En julio de 2021, la Comisión de Igualdad de la Cámara de los Comunes expuso en un artículo (que se puede leer aquí) el asunto de la brecha laboral para las mujeres de entre 40 y 50. "A pesar de que cientos de miles de mujeres en el Reino Unido están pasando actualmente por la menopausia, un proceso que puede ser agotador tanto física como mentalmente, se ignora en la legislación. Es hora de descubrir y abordar este gran problema, que ha sido dejado casi invisible durante demasiado tiempo". 

Estos objetivos en la línea de la concienciación social, tanto en el plano familiar o personal como en los trabajos, es lo que solicitó en mayo de 2022 la eurodiputada socialista Lina Gálvez en una pregunta a la Comisión Europea sobre las acciones previstas para prevenir y combatir mejor la discriminación contra las trabajadoras en edad de la menopausia

En su pregunta por escrito, consultada por este medio, Gálvez argumentó que las mujeres en edad de la menopausia constituyen el grupo de mano de obra que crece más rápido y representan el 11 % de la mano de obra solo en los países el G7. "A medida que la población europea y mundial envejece, se espera que esta tendencia continúe y se acentúe", expuso. 

Para la eurodiputada sevillana, "limitar la menopausia a las esferas médica y privada y no abordarla como una cuestión del ámbito laboral da lugar cada vez más a una protección insuficiente de las trabajadoras y a la salida prematura de las mujeres del mercado laboral, lo que aumenta el riesgo de dependencia económica, pobreza y exclusión social de las mujeres, contribuye a la pérdida de conocimientos, competencias y experiencia de las mujeres, y conduce a grandes pérdidas económicas". 

Hay otra reflexión aquí: muchas de las mujeres en período de menopausia que han sido madres vienen de recortar su jornada laboral para adaptar su perfil profesional a la vida familiar. Los casos graves pueden ser incapacitantes. Pero de nuevo, no hay datos concluyentes, se ha estudiado poco. Gálvez también preguntaba, al Ejecutivo comunitario, precisamente, por si había una recopilación y análisis de los datos sobre la cuestión de la menopausia en el ámbito laboral. 

A través de la comisaria de Igualdad, la socialista maltesa Hellena Dalli, la Comisión Europea reconoce por escrito "que no existe una recopilación de datos a escala de la UE" sobre esta cuestión. Asimismo, la Comisión asumió que "en función de las circunstancias concretas, ciertos comportamientos o normas que afectan a las mujeres durante la menopausia podrían ser una forma de discriminación directa o indirecta por razón de sexo, la cual está prohibida en virtud de las Directivas sobre igualdad de género". 

Todas las iniciativas que vinculan la menopausia con el ámbito laboral que hoy día se desarrollan o proyectan proceden de partidos de izquierda

En Cataluña, el Gobierno de la Generalitat acordó en octubre de 2002 con los sindicatos de la función pública que las trabajadoras de la administración con dolores o sofocos que no les permiten trabajar con normalidad por la menstruación puedan tener hasta ocho horas de flexibilidad horaria al mes, recuperables, con un máximo de 12 días al año recuperables. 

En la Asamblea de Madrid, una proposición no de ley para que el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso cree un permiso laboral de hasta tres días para mujeres con síntomas severos de menopausia. En su redacción, Más Madrid propone que este permiso cubra a todas las trabajadoras públicas de la Administración madrileña, y en el caso de las empresas privadas, se propone que la Comunidad de Madrid negocie con éstas su inclusión en dichas entidades con financiación por parte de la Consejería competente. 

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En septiembre de 2021, el Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados registró una proposición no de ley para impulsar estudios específicos con mirada feminista sobre el climaterio. El objetivo de su iniciativa es –o era, porque de esta PNL poco se sabe– promover políticas públicas que visibilicen esta etapa e instar al Gobierno a dotar de más recursos especializados los canales de información y asesoramiento sobre menopausia y el climaterio en el Sistema Nacional de Salud.

Maribel Mora, en conversación con infoLibre, anuncia que Adelante Andalucía registrará una proposición no de ley que, en materia sociosanitaria, exigirá un acompañamiento y mayor información a las mujeres aunque no descarta el estudio de medidas en el ámbito laboral. A hilo de la confesión de sus circunstancias desde los micrófonos de un parlamento, algunos comentarios recordaron que los hombres también padecen andropausia y no se habla de ello.

Que se hable, que lo cuenten. Dará para otro reportaje.

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