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¿Por qué se cambia esta noche la hora si más del 90% de los españoles no están de acuerdo?

El reloj de la Puerta del Sol.

Es la madrugada de la discordia. Todos los años adelantamos una hora los relojes entre la rabia por dormir una hora menos y el deseo de que este año sea el último en el que nos roben una hora de sueño. Los olvidos y, sobre todo, las preguntas por el por qué de realizar el simple gesto de mover las manecillas del reloj protagonizarán la noche de este sábado. Una costumbre que cada vez suscita un debate mayor por sus verdaderos beneficios y que podría tener un fin próximo. 

¿Qué hay que hacer esta noche?

En la noche del sábado 25 al domingo 26 a las 2 de la madrugada, tendremos que adelantar los relojes una hora para entrar en el horario de verano. Por lo tanto, a las dos de la mañana serán las tres, y dormiremos una hora menos. El gesto de adelantar las manecillas del reloj es cada vez menos habitual, ya que los teléfonos móviles y los ordenadores realizan este cambio de forma automática, aunque no nos debemos olvidar de los relojes analógicos para evitar sustos.

¿Cuándo empezó el cambio hora?

El primer cambio al horario de verano en Europa fue en el año 1916 con motivo de la Primera Guerra Mundial. En este contexto, Alemania y el Imperio Austro-Húngaro tomaron la decisión de adelantar la hora para mantener sus fábricas abiertas una hora más y así conseguir ser más eficientes de cara a la contienda. Una medida que pronto copiaron sus enemigos, Holanda, Reino Unido, Francia y Portugal, y a la cual luego se unieron otros países.

En España, la primera experiencia con el horario de verano llegaría unos años más tarde, en 1918, bajo el reinado de Alfonso XIII. El 15 de abril de ese año, a las 23:00 horas, el reloj se adelantaría una hora, hasta las 00:00. Esta práctica continuó al año siguiente, pero después se seguiría de forma irregular hasta la Guerra Civil. Durante el conflicto, cada bando estableció cambios de hora en momentos del año diferentes, lo cual implicó que España se dividiera en dos también a nivel horario. 

Otro aspecto a tener en cuenta es que, durante estos años, los avisos se realizaban de forma muy precipitada, informando a la población con muy poca antelación. Esto producía, en muchas ocasiones, gran confusión. De hecho, en 1929, el Gobierno anunció el cambio con tan solo días de adelanto.

¿Por qué cambiamos la hora?

España y todos los países de la Unión Europea cambian su horario regulados por la directiva 2000/84/CE desde el 2001. Este documento tenía como objetivo armonizar el calendario del adelanto de la hora para facilitar el comercio, las industrias, los transportes y las comunicaciones en toda la zona. 

Este cambio se justifica, en teoría, por un mejor aprovechamiento de las horas de sol en los meses veraniegos y de un mayor ahorro energético. Sin embargo, un informe de la Comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo publicado después de la Directiva de la Comisión planteaba varias dudas sobre los verdaderos efectos beneficiosos de la medida. Según dicho estudio, el ahorro energético sería marginal y podría variar en función a los Estados miembros, llegando incluso a producir un aumento del consumo de energía en algunos de ellos. En la propia España, ciertas regiones podrían verse favorecidas y otras perjudicadas por el cambio. Así, el informe concluye que es difícil calcular el verdadero impacto de la medida a nivel general.

¿Seguiremos cambiando la hora a largo plazo?

España, desde 1940, está en un huso horario que no le corresponde. En ese año, el dictador Francisco Franco decidió igualar la hora de nuestro país con la de la Alemania nazi. Existe debate en la actualidad sobre si esta medida fue o no un guiño a Adolf Hitler, pero el hecho es que España tiene una hora más de la que le pertenecería por zona horaria. De hecho, autonomías como Galicia, las cuales por posición geográfica podrían regirse por un huso horario dos horas menor que el actual, tienen el mismo huso horario que países tan lejanos como Polonia. Por este motivo, nuestro ritmo de vida se parece muy poco al de otros países europeos, y con el cambio al horario de verano esta diferencia se acrecienta. 

En los años previos a la pandemia, el debate sobre el cambio de hora tocó techo, no solo en España, sino en toda Europa. De hecho, en el año 2018, la Comisión Europea realizó una consulta en toda la UE donde se preguntaba a más de 4 millones de ciudadanos si les parecía pertinente mantener la hora de verano durante todo el año. El resultado fue contundente: un 84% de los encuestados se mostraron a favor de no realizar el cambio de horario. En España, esta cifra ascendía al 93%, lo que le convertía en uno de los países más favorables a la eliminación del acuerdo actual junto con Finlandia, Polonia y Lituania.

Después de esta consulta, las instituciones europeas iniciaron un debate para suprimir el cambio de hora en el año 2019. Al llegar esa fecha, el plazo quedó pospuesto hasta el año 2021. Sin embargo, la pandemia de covid-19 y el desacuerdo entre los países ha paralizado el asunto. Según el BOE, España mantendrá el ajuste horario hasta, como mínimo 2026, aunque todo estaría pendiente de una nueva propuesta de la Comisión Europea. 

¿El cambio de hora afecta a la salud?

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Según los expertos, la principal influencia se produce en los periodos de sueño. Al cambiar la hora, los ciclos de luz solar se modifican y estos afectan a una hormona, la melatonina, cuya secreción regula los estados de vigilia y sueño. Cuanta más luz haya, menos melatonina se segrega y, por tanto, nos dormiremos más tarde, lo cual podría derivar en un mal descanso. Estos cambios hormonales suelen afectar más a niños y a ancianos, por lo que estos grupos serán los que más sufrirían el ajuste horario. 

Añadido a todo ello, el cambio de horario modifica las rutinas diarias establecidas por el trabajo y las horas a las que nos levantamos o nos vamos a la cama, por lo que el reloj biológico puede necesitar un tiempo para adaptarse y recuperar su ritmo habitual. 

Los efectos sobre la salud cambian en función de la persona y del organismo, por lo que es complicado establecer generalizaciones. Además, el cuerpo humano tiene una gran capacidad de adaptación a estos cambios, por lo que los expertos calculan que, en tres días, volvería al estado previo al cambio de hora.

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