El primer trimestre llovió un 45% menos que la media y España supera un año de sequía ininterrumpida
Los primeros tres meses de 2023 siguen la tendencia de sequía y altas temperaturas que dejó 2022, cuando se registró el año más cálido desde que hay registros en España. Entre enero y marzo llovió un 45% menos que en el periodo de referencia (1991-2020) y España supera ya un año de sequía ininterrumpida que comenzó en febrero de 2022, según la Agencia Española de Meteorología (AEMET).
Las comunidades más afectadas por la sequía de larga duración son las del nordeste, sobre todo norte de Aragón y Cataluña, así como Andalucía y sur de Castilla-La Mancha, según explica el portavoz de la AEMET, Rubén Campos. Los meteorólogos recuerdan que pese a que la situación es crítica, no es la primera vez que ocurre: es el cuarto primer trimestre más seco, tras 2019, 2005 y 2012.
Febrero y marzo fueron los meses más afectados por la falta de agua porque llovió un 66% y un 64% menos en la península respecto a un año medio, mientras que en enero las precipitaciones fueron un 7% inferiores al periodo de referencia. La escasez de lluvia a finales de invierno y comienzos de primavera es especialmente dañina porque es ahora cuando se produce el llenado de los embalses y se planifica la siembra previa al verano, según los expertos.
Los embalses españoles se encuentran ahora al 51,5%, según los datos de Transición Ecológica, mientras que en los últimos diez años se han situado en el 66,3% en estas fechas, de media. Y en Córdoba, Almería y Barcelona se encuentran a menos del 20% de capacidad.
La agricultura del mediterráneo y de la mitad sur de España es la más afectada por la sequía, aunque en estas zonas todavía confían en un milagro de última hora. "Hay mucha preocupación en el campo, pero tenemos de margen hasta mediados de mayo para que caigan unas gotas. Eso sería suficiente para salvar los cultivos de secano", opina Ramón García, responsable de la Cooperativa de Agricultores y Ganaderos (COAG) en Andalucía.
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Según relata, los ganaderos se han visto afectados en muchas zonas de montaña porque apenas crece hierba en estas condiciones, mientras que los agricultores de secano sufrirán un recorte de la producción si no llueve en el próximo mes. "Las lluvias de noviembre y diciembre permitieron que el cereal germinara, pero ahora que está encañando vemos este año viene con poco grano por la falta de agua de febrero y marzo", explica.
Alberto Garrido, director del Observatorio del Agua, reconoce que este año apunta complicado porque España parte de un 2022 que ya fue muy seco, pero que por ahora la situación es manejable. "El problema no es que las sequías sean recurrentes, que lo son, sino que con la misma lluvia cada vez hay menos caudal en los ríos", afirma. Según las planificaciones del Gobierno, recuerda Garrido, la escorrentía de los ríos se reducirá un 15% a medio plazo por el aumento de las temperaturas.
Aun así, el también catedrático de Economía y Política Agraria en la Universidad Politécnica de Madrid cree que el campo soportará la situación este año. "Probablemente caerá la producción, pero los agricultores conviven con subidas y bajadas en la cosecha. Cada año hay una oscilación de unos ocho millones de toneladas en la recogida de cereales", apunta. Aunque añade que si la situación se prolonga a 2024 o incluso 2025, la península tendrá "un problema muy serio".