Solomon se esfuma y deja en el aire el caso de la segunda estafa millonaria al equipo de Almeida

El empresario Philippe Solomon junto al presidente de Guinea Bissau.

La causa sobre la segunda estafa al Ayuntamiento de Madrid en la compra de material sanitario durante los momentos más duros de la pandemia entra de nuevo en punto muerto. El titular del Juzgado de Instrucción nº30 de Madrid, Jorge Israel Bartolomé, se ha visto obligado a suspender la toma de declaración del empresario franco-israelí Philippe Solomon después del infructuoso intento de dar con él. La imposibilidad de localizar al consultor aboca al procedimiento a un futuro incierto. El hecho de que el único investigado en el caso se encuentre en paradero desconocido complica, y mucho, la continuidad de una causa que ya fue archivada en su momento por la falta de información sobre el intermediario de esta operación.

La existencia de esta segunda supuesta estafa al equipo de José Luis Martínez-Almeida se conoció a través de la investigación del caso Mascarillas, por el que están procesados el aristócrata Luis Medina y el empresario Alberto Luceño. Y se centra en un contrato para la adquisición de medio millón de cubrebocas que fue adjudicado el 23 de marzo de 2020 a la consultora estadounidense Sinclar&Wilde por 2,5 millones de euros, una operación en la que medió una empresa española –Aifos Servicios Legales y Consultoría– que logró entrar en contacto con el consistorio a través del concejal del PP Borja Fanjul Fernández-Pita. Unas mascarillas que nunca pudieron utilizarse porque no se ajustaban ni a los requisitos técnicos ni a la normativa española o europea.

El juez instructor del caso acordó a mediados de noviembre cursar una comisión rogatoria a las autoridades del Reino Unido, donde se supone que Solomon tiene su residencia, a fin de que llevasen a cabo gestiones orientadas a su localización y posterior citación para su comparecencia en el juzgado madrileño. La intención era que el consultor franco-israelí investigado por estafa prestase declaración a finales de mayo. Sin embargo, no será finalmente así. Fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Madrid consultadas por infoLibre confirman que el juez ha tenido que cancelar la comparecencia después de que las autoridades británicas le comunicasen que no habían sido capaces de localizar al empresario que se encuentra tras la firma Sinclair&Wilde.

La información que sitúa a Solomon en Reino Unido llegó a manos del juez instructor hace poco más de un año a través de un atestado elaborado por la Policía Municipal de Madrid. Aquel documento, elaborado en base a los datos facilitados por la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional y del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos, recogía que el empresario tenía su residencia y el registro de su compañía en Inglaterra. Y que las últimas noticias que se tenían sobre él eran que en el otoño de 2018 había viajado con dos personas, una francesa y otra estadounidense, en un vuelo privado que partió desde el aeropuerto londinense de Standsted y tenía como destino Marrakech.

Algunas voces jurídicas que forman parte de esta causa se muestran preocupadas ante la imposibilidad de localizar al consultor. Principalmente, porque de ello depende la continuidad o el archivo de las actuaciones sobre la segunda gran estafa al Ayuntamiento de Madrid durante la pandemia. "Esto tiene malas perspectivas. Sin la presencia de Solomon esto deja de tener recorrido", explica uno de los abogados consultados por este diario. De hecho, la "insuficiencia de datos sobre la identidad y paradero" de Solomon ya llevó al juez instructor de la causa a decretar su sobreseimiento provisional en julio de 2021. Y cerrada estuvo durante casi un año, hasta que las autoridades americanas facilitaron nuevos hilos –los que se incluían en el atestado policial– de los que poder tirar.

Desde que se reabrió el procedimiento, el juez ha practicado diferentes diligencias de investigación. Así, por ejemplo, ha recopilado todas las comunicaciones del Ayuntamiento de Madrid relacionadas con la operación de compraventa que se encuentra bajo la lupa. En el sumario, constan los mensajes de teléfono que la entonces responsable de compras del consistorio de la capital, Elena Collado, intercambió con el propio Solomon durante casi cuatro meses, una larga conversación en la que se refleja desde la alegría de las autoridades locales por la recepción de las mascarillas a la preocupación tras sentirse engañados. "Cuando vengas a Madrid nos vamos a comer a la plaza mayor. O a algún sitio bonito que te pueda enseñar", le llega a escribir Collado a Solomon.

La investigación también sacó a la luz decenas de correos electrónicos que muestran, entre otras cosas, cómo Araceli Vida, administradora única de la firma Aifos Servicios Legales y Consultoría, acompañó al consistorio en todo el proceso. La abogada y economista prestó declaración como testigo ante el juez el pasado mes de diciembre. Durante su comparecencia, según fuentes jurídicas presentes en la misma, se identificó como "mera transmisora de documentación", aseguró no haber cobrado comisión y señaló que Sinclair le "mereció confianza" por ser una empresa "posicionada en el comercio internacional". Además, explicó que "todos los correos electrónicos de su cuenta" se habían borrado "accidentalmente".

El escurridizo y bien posicionado Solomon

Semanas antes de que el juez Jorge Israel Bartolomé reabriera el caso, infoLibre consiguió localizar al consultor y hablar con él. Solomon defendió en todo momento la legalidad de la transacción. "Si existía algún problema, entonces las mascarillas no hubieran podido entrar en España y yo habría recibido una queja oficial sobre su calidad"apuntó a este diario, al tiempo que aseguró que alrededor de la operación hubo "muchos intermediarios implicados". "Nunca pagué comisiones y creo que ahí empezó el problema", sostuvo el empresario, al tiempo que afirmó que no se encontraba "escondido" y resaltó que nadie del consistorio de la capital le había enviado una "carta oficial" con una reclamación concreta por las mascarillas.

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Alrededor de este consultor nacido a mediados de los cincuenta hay varias identidades y nacionalidades. Según la información facilitada en su momento por las autoridades nortamericanas, Philippe Haim Solomon utiliza habitualmente otro nombre: Philippe Victor Chain Hababou. Y cuenta con hasta tres pasaportes: de Israel, de Francia y de Guinea Bissau. Su pasado, además, está repleto de oscuros episodios. A finales de los noventa, por ejemplo, fue detenido por la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional de Estados Unidos por blanqueo de capitales y robo de cheques, siendo extraditado a Francia. Antes de aquello, según publicó The New York Times, este empresario ya había pisado la cárcel en suelo galo.

Ahora, tres décadas después, Solomon es un personaje muy bien posicionado en algunos países de África y Oriente Medio. En enero de 2020, justo antes de que estallara la pandemia, el empresario franco-israelí colgaba en sus redes sociales una fotografía junto a Umaro Sissoco Embalo, presidente de Guinea Bissau, con el siguiente mensaje: "Felicidades a mi hermano, presidente electo". Tanto es el peso que ha llegado a tener en algunos de esos países que incluso se le ha visto reunido con el emir de Qatar o ha tenido tarjetas de visita en las que se presentaba como "consejero especial del presidente de Sudáfrica en los países francófonos".

Quizá de ahí viene el éxito que su consultora tiene con algunos Gobiernos. O, al menos, eso es lo que han vendido. Hace solo unos meses, la firma Sinclair&Wilde aseguraba tener una "red inigualable" de "socios" que incluye a "jefes de Estado" y "altos responsables en la toma de decisiones". Entre los clientes de los que presumía: Chad, Sudáfrica, Guinea-Bisáu, Congo, Ghana, Qatar o Indonesia, de los que decía haber trabajado, en algunos casos, directamente para la Presidencia y, en otros, para algunos de sus ministerios o empresas estatales. Hoy, la página web que usaba la firma de consultoría ha desaparecido. Igual que Solomon, a quien hasta ahora se había situado en un edificio ubicado en las inmediaciones del londinense Hyde Park.

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