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Feijóo sigue sin un referente económico claro para enfrentar a Calviño a mes y medio de las elecciones

Alberto Núñez Feijóo participa en la Junta Directiva del PPdeG en el Multiusos Fontes do Sar, este domingo en Santiago de Compostela.

Faltan seis semanas para las elecciones generales y el programa económico del candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, sigue siendo un misterio. Igual que la identidad del que sería el encargado de darle forma en sustitución de la actual titular del ministerio, Nadia Calviño, a la que el PSOE está dando un creciente protagonismo durante la precampaña a pesar de que no va en las listas. "El PSOE tiene a Nadie y ellos no tienen a nadie", recalca Pedro Sánchez, que cree haber encontrado ahí una debilidad de su adversario. El ministro será “alguien que sepa de Economía, no tenga usted ninguna duda, no voy a improvisar”, respondió esta semana Feijóo en una entrevista en Onda Cero el líder del PP cuando le preguntaron por la figura clave de su hipotético gobierno. Feijóo evitó dar detalles, pero sugirió que aún no lo ha decidido. No todos los nombres en los que ha pensado están disponibles, confesó, “porque tienen otros compromisos”.

De momento, todo lo que se sabe de lo que Feijóo está planeando en el ámbito económico tiene que ver con bajar impuestos —aún no se sabe a ciencia cierta cuáles, cuánto ni cuándo—, flexibilizar el mercado laboral y dar toda clase de facilidades a las empresas, incluso aunque eso suponga –como en el caso de la automoción o la generación de energía– anteponer las cuentas de resultados a la defensa del medio ambiente. Y, por supuesto, en cuadrar ingresos y gastos, aunque no diga qué recortes se plantea hacer, en línea con la vocación de administrador que Feijóo siempre ha tenido y que le llevan a entender la política, sobre todo, como mera gestión contable.

Los nombres de quienes han inspirado las posiciones que Feijóo ha defendido durante el último año en asuntos tales como la “excepción ibérica” o los impuestos a la banca y las energéticas no se conocen. Entre ellos, según el propio Feijóo, hay responsables de grandes corporaciones de los sectores afectados por estas medidas cuya identidad el PP no ha querido revelar.

En el organigrama del partido, al frente del área económica está un funcionario de la Agencia Tributaria que en los últimos cuatro años desempeñó el cargo de consejero de Hacienda en el primer mandato de Juanma Moreno al frente del Gobierno de Andalucía: Juan Bravo. 

De él depende un grupo de dirigentes, como él mismo, muy vinculados a la gestión autonómica. Es el caso de las madrileñas Paloma Martín y Concepción Dancausa, consejeras de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura; y de Familia, Juventud y Política Social, respectivamente; del murciano Luis Alberto Marín, hasta ahora consejero de Economía en el Gobierno de Fernando López Miras, o de Luis Corgos, conselleiro de Facenda en la Xunta de Galicia. Corgos se ocupa del área de impuestos, eficiencia y modernización del sector público y financiación europea.

En este grupo también está el senador palentino Jorge Martínez Antolín, encargado de gestionar las propuestas del PP sobre agricultura, pesca y desarrollo rural, y dos ex directores generales de Empleo en gobiernos de Mariano Rajoy: el ibicenco José Vicente Marí, al que Feijóo ha puesto en la secretaría de Industria, Comercio y Turismo, y Javier Thibault, encargado de las propuestas de empleo, pensiones y diálogo social. Este último es un hombre muy cercado a la exministra Fátima Báñez, madre de la reforma laboral que el PP impuso en 2012 y hoy a sueldo de la CEOE.

Reformismo21

Báñez no está en el organigrama oficial del PP, pero todos en el partido dan por supuesta su influencia en el programa económico que Génova está acabando de cocinar —más aprisa de lo que le hubiera gustado por culpa del adelanto de las elecciones—. No es la única voz que se mueve más o menos en la sombra y que Feijóo ha convocado a su proyecto, muchas veces a través de la fundación del PP, rebautizada con el nombre de Reformismo21. La propia entidad está dirigida por Pablo Vázquez, un economista gallego que desempeñó cargos clave, pero de segundo nivel, en gobiernos tanto de Aznar como de Rajoy.

Ahí el líder del PP ha hecho hueco a otros dos exministros: Ramón Escolano, titular de Economía de Rajoy durante sus últimos tres meses de mandato (sustituyó a Luis de Guindos cuando este se incorporó al Banco Central Europeo en marzo de 2018), y al recientemente fallecido Josep Piqué, cuatro veces ministro durante los dos mandatos de José María Aznar. 

En el consejo asesor de la fundación figuran además destacadas personalidades de diferentes empresas: la directora de Alestis Aerospace, María Eugenia Clemente; la directora de ASTI Mobile Rotics, Verónica Pascual; Alicia Richart, directora general para España y Portugal de la empresa de inteligencia artificial Afiniti; Elena Pisonero, presidenta ejecutiva de Taldig, y José María Abad, profesor de ICADE y consultor.

En una zona difusa, sin un puesto conocido, todo el mundo en el PP sitúa o da por segura la llegada de otros ex altos cargos de la época de Rajoy como el exministro Álvaro Nadal, muy vinculado al sorayismo que salió derrotado del congreso de 2018 en el que Pablo Casado, en alianza con María Dolores de Cospedal, se hizo con el control del partido.

El último en sumarse al proyecto económico de Feijóo ha sido Luis Garicano, un economista liberal de largo y prestigioso recorrido académico que hasta 2022 representaba a Ciudadanos en el Parlamento Europeo pero que abandonó el barco de los naranjas para volver a la enseñanza superior como profesor de la Universidad de Columbia (Nueva York).

Si alguno de estos nombres está en la lista de Feijóo para tomar las riendas de la política económica en España para el caso de que llegue a Moncloa, con seguridad no lo sabe ni él. El secretismo del líder del PP a la hora de considerar y decidir la composición de sus sucesivos gobiernos en Galicia es casi legendario. 

Especulaciones

Los medios llevan meses especulando con la debilidad de Feijóo por Luis de Guindos, subgobernador del Banco Central Europeo, o incluso por el actual gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. Pero nadie ha podido arrancar al líder del PP una señal que lo confirme. El primero tiene mandato hasta junio de 2026; el segundo hasta el mismo mes de 2024. Claro que nada impide a ninguno de los dos renunciar a sus puestos para aceptar un ministerio en el Gobierno de España. Algo que sería particularmente llamativo en el caso de De Guindos, que estaba en el ministerio y decidió dejarlo para ir al BCE. 

Si nos atenemos al organigrama del partido, la contraparte de la ministra de Economía, Nadia Calviño, sería Juan Bravo, aunque nadie en Génova cree realmente en esa equivalencia ni en las posibilidades del exconsejero andaluz para tomar las riendas de la economía española. Aplicando la misma lógica, el exdirector general de Empleo Javier Thibault, sería el reflejo de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. 

A partir de ahí, las equivalencias no son fáciles. Feijóo no sólo no ha organizado un gobierno en la sombra dentro del PP siguiendo el reparto de responsabilidades del Ejecutivo de coalición sino que, apremiado por las circunstancias, ha tenido que componer su equipo tomando prestado lo que los barones de Madrid, Andalucía, Murcia y Castilla y León le fueron ofreciendo, además de los propios peones que movilizó desde Galicia.

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¿Es Ana Vázquez, la diputada trumpista ourensana y policía nacional en excedencia, la persona que va a definir la política del PP en materia de seguridad en España? ¿Está decidiendo la también gallega Ana Pastor, exministra de Sanidad con Aznar y de Fomento con Rajoy, las propuestas de Feijóo sobre salud pública? Son sólo dos ejemplos de dirigentes con cargos ejecutivos en el PP encargadas de dar la réplica a a los ministros de Interior, Fernando Grande-Marlaska, y de Sanidad, José Miñones. 

De todas las incógnitas que el PP tiene pendientes de despejar antes de las elecciones, la identidad de un equipo económico reconocible es probablemente una de las más relevantes. Para los electores, pero sobre todo para los mercados, siempre sensibles al perfil de los nombres que los partidos eligen para cubrir los puestos que deciden en materia regulatoria e impositiva.

Claro que, en este caso, según todas las encuestas, si llega a la Moncloa Feijóo tendrá que conciliar sus propuestas en materia económica con las de Vox, cuyo programa en esta materia tiene origen en las ideas de Rubén Manso, un inspector ultraliberal del Banco de España en excedencia bien conocido por su rechazo a la tributación progresiva y a la “discriminación” fiscal de los ricos.

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