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Galicia

Tecnócrata, frío y militante de la ortodoxia neoliberal: así es Francisco Conde, el gurú económico de Feijóo

Feijóo y el vicepresidente Francisco Conde, durante una sesión en el Parlamento gallego en 2020.

Miguel Pardo (Praza.gal)

El vicepresidente de la Xunta y conselleiro de Economía, Francisco Conde (Monforte, 1968), se marcha a Madrid con Alberto Núñez Feijóo, al que acompañará en su aspiración a presidir el Gobierno de España. Mano derecha del aspirante a La Moncloa desde hace 15 años, el economista y profesor encabezará la lista del PP por Lugo al Congreso y la Xunta perderá a quien, para el presidente Alfonso Rueda, es "pieza fundamental" del Gobierno gallego, en el que fue conselleiro en diferentes legislaturas desde 2012 y al que asesoró desde 2009, cuando los populares recuperaron el Ejecutivo tras el bipartito de Emilio Pérez Touriño. 

Pocos tenían dudas de que Feijóo tiraría de su amigo Conde, aun a riesgo de que los electores no le den al PP la "victoria inapelable" que ya augura el líder de los populares incluso antes de la contienda electoral. Tampoco hay duda de que el aún vicepresidente de la Xunta sería quien marque la política económica de un hipotético gobierno de la derecha en el Estado, ya fuera como ministro (destino probable) o como jefe de la Oficina Económica de La Moncloa. 

"Pero primero hay que ganar", dijo este lunes Alfonso Rueda. Detalle nada despreciable en esta apuesta por quien también es uno de los favoritos de Mar Sánchez, jefa de Proyección e Imagen de Feijóo en Madrid y su principal asesora desde hace muchos años. Conde no está destinado a ser diputado de la oposición. 

Su destino es guiar el camino económico de un posible gobierno, una vía tecnócrata, fría, ortodoxa; discreta pero de clara inspiración neoliberal y lejana al intervencionismo. No lo esconde su legado al frente de la Consellería de Economía en la Xunta ni su ideario. Conde es doctor en Economía por la Universidad Complutense de Madrid con una tesis bajo el título El Nafta: un proceso de integración económica norte-sur (1995), por la que obtuvo un sobresaliente cum laude y en la que defendió la bondad del libre comercio para México. 

Décadas después, un viaje a ese país acompañando a Feijóo marcaría sus primeros años en la Xunta: ambos acudieron a las instalaciones de Pemex en una visita para hacer seguimiento de la "alianza estratégica" del Gobierno gallego con la petrolera, un acuerdo que acabaría en un fiasco, con montones de promesas incumplidas, la venta de los astilleros Barreras en Vigo –que acabó quebrando– y la polémica construcción de dos floteles. Una colaboración que sigue siendo investigada en el país azteca. De por medio, reuniones y fotografías con algunos directivos investigados por presunta corrupción, como el exdirector general de la empresa Emilio Lozoya, Carlos Roa o Carrera Panizzo, artífices de los negocios de la compañía mexicana en Galicia. 

Fue poco después de que Conde aterrizara en la Xunta. A finales de 2012 fue nombrado conselleiro de Economía e Industria en sustitución de Javier Guerra, aunque llevaba en Galicia desde 2009, cuando se convirtió en asesor de Núñez Feijóo. Antes, desde 1995, había desarrollado su trayectoria profesional en la Universidad CEU San Pablo en Madrid, donde ejerció como profesor y ocupó diferentes cargos de responsabilidad. 

Nada más llegar a San Caetano, Conde se encontró con la peor de la crisis económica iniciada en 2008 y al poco tiempo se confirmaba la venta de los restos de las cajas gallegas a Banesco y el inicio del derrumbamiento del sistema financiero gallego. Fue, también, quien lideró las negociaciones en la busca de la solución al problema de las preferentes, por lo que tuvo que vivir algunas de las escenas de tensión más duras en el Parlamento ante la desesperación de las personas afectadas. 

Discreto pero siempre presente, Francisco Conde defendió como pudo el destrozo –asumido en parte por la Xunta– que supuso la anulación del concurso eólico del bipartito, con varias reclamaciones por parte de empresas, sentencias en contra, indemnizaciones varias y graves acusaciones de patronal y trabajadores por la parálisis y pérdida de empleos e iniciativa que las decisiones del Gobierno gallego supusieron en el sector. 

Más de una década después, la Xunta reculaba algo, se abría a la participación pública en la eólica y en otras empresas energéticas, pero tardaba poco en aclarar que el Gobierno gallego renunciaba a ser socio mayoritario en las empresas. Pura agenda liberal adaptada a los tiempos. Una vez más. 

Enlace y defensa de las empresas

Porque nunca fue el camino marcado por Conde muy proclive al intervencionismo o la iniciativa pública. Más bien al contrario, si por algo destacó el aún conselleiro de Economía fue por defender mayoritariamente la postura de las empresas en conflictos o negociaciones sobre su futuro, como en el caso de Endesa en As Pontes o de Alcoa por la incerteza de las instalaciones en A Mariña. Y ahí fue también el ariete de la Xunta contra el Gobierno del Estado, siempre que en la Moncloa no estuviese ningún compañero de partido. Nunca fue fácil la paradoja de elogiar la "apuesta renovable" y cargar contra el cierre "perjudicial" de factorías como la central térmica.

Ahí, en la transición ecológica, y también en la gestión de los fondos europeos, fue donde creció el peso institucional y político de Conde en los últimos años, después de que en 2020 Feijóo le otorgase una vicepresidencia segunda y de que Rueda le concediese la primera en 2022.

Si ya lo hacía antes, su labor de enlace de la Xunta con la empresa privada fue aún más claro e importante, siendo una de las figuras clave de Impulsa, la sociedad parala captación de fondos europeos, promovida por el Gobierno galego –que pone el 40% del capital– pero donde Abanca encabeza el control privado.

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Del resultado errado de algunas apuestas, como el caso de la fábrica de Altri en Palas de Rei que por el momento no ha sido quien de captar fondos públicos de reconstrucción mediante los PERTE comunitarios, llegaron algunos de las últimas duras críticas de Conde al Gobierno central. Acusó al Ejecutivo de Sánchez de priorizar a Cataluña o Valencia y de "no dar respuesta a las prioridades de Galicia", tirando del argumentario del PP y de un enfrentamiento político que cultivó cada vez más en los últimos años.

Conde se marcha a Madrid y –quién sabe– si desde allí comprobará si la planta de Stellantis en Vigo logra atraer las ayudas del segundo PERTE del vehículo eléctrico o puede que tenga que ser él quien negocie directamente con Bruselas su inclusión. Y deja en manos de su sucesor la creación de esa empresa mixta de la Xunta para participar en proyectos eólicos. Será clave en el futuro de un sector que fue uno de sus grandes quebraderos de cabeza, sobre todo en estos últimos años, con un montón de iniciativas empresariales que provocaron la movilización en contra en muchas comarcas y numerosas sentencias judiciales que paralizaron la construcción de varios parques.

Puedes leer el artículo original en gallego en este enlace.

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