“A la gente ya no le cuesta reconocer que le gusta lo hortera": Borja Cobeaga y sus placeres culpables en el cine

El equipo de 'No me gusta conducir' con Borja Cobeaga en el centro,  posa en el photocall tras recibir el Premio Feroz a la mejor serie

Laura Prieto

Borja Cobeaga (San Sebastián, 1977) es uno de los cineastas más influyentes de la comedia española, director y guionista de filmes como El Negociador, Ocho Apellidos Catalanes o el clásico Pagafantas. Hace poco estrenó la serie No Me Gusta Conducir, que fue noticia en plena campaña electoral, después de que Pedro Sánchez se la recomendara a los podcasters de La Pija y La Quinqui.

La serie de TNT está inspirada en su propia experiencia sacándose el temido carné de conducir pasados los cuarenta años. Su alter ego en la pequeña pantalla es Pablo, un profesor universitario, interpretado por Juan Diego Botto, que se ve obligado a pasar el examen de la DGT y descubre que aún tiene mucho que aprender de la carretera y de la vida.

A la gente no le cuesta reconocer que algo popular y hortera le gusta y que algo decididamente cutre, de pronto puede ser considerado arte elevado

Eso mismo le podría decir el cineasta a todos los que aún creen que existen “placeres culpables” en lo referido al arte y la cultura. Cobeaga cree que el esnobismo es “una especie en extinción” que ya no siguen los jóvenes, “a los que lo que les gusta, les gusta, y punto”. Así, explica a infoLibre que hace unos años era normal tratar de darse un aire de intelectual con un 'modus operandi' que consistía en decir que habías visto o leído películas y libros siendo mentira. “El otro día en la radio escuché a una escritora decir que, con su libro, había intentado ‘insuflar literatura a la novela negra’, como queriendo decir que ahí estaba ella para dignificar el género. ¡Qué valor!”, añade divertido.

Además de sus famosas comedias, el vasco comenzó su andadura trabajando en programas como Gran Hermano, Territorio Champiñón o El Submarino, y fue guionista del programa Vaya Semanita, el primero en reírse de ETA en la ETB. “Hago comedia y muchos de los placeres culpables de la gente son comedias chorras y tontas”, nos dice mientras explica que son de éste tipo también algunas de sus de sus películas favoritas, como las de Chevy Chase que, “aunque son espantosas e histriónicas", le encantan. 

“Ese cliché que tenemos todos de ‘es mala pero te ríes’... Si te ríes, será buena porque para eso está hecha, ¿no?”. Pone el ejemplo de Sálvame, que después de años de críticas, ahora es considerado un programa “necesario y de servicio público”, o la saga de Marvel, que “muchos ponen a la altura del Ciudadano Kane”. Cobeaga cree que ya no es como antes, que “a la gente no le cuesta reconocer que algo popular y hortera le gusta y que algo decididamente cutre, de pronto, puede ser considerado arte elevado”. 

Al cineasta, a pesar de ser uno de los grandes referentes españoles del humor, lo que más le fascina es el thriller: “Como espectador o lector prefiero mil veces una buena novela o peli de suspense que una de risa”. Sorprende que, en ocasiones, los gustos de las personas estén en las antípodas de los que se espera de ellas. Le pasa con algunos de sus amigos, como es el caso del director de cine de terror Paco Plaza, al que, nos asegura, le encanta la comedia. "Creo que pasa mucho con los y las cineastas de este género, que no esperas que hagan REC y luego les guste una peli de Doris Day”, señala. 

Volver al cine de la infancia

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Darse un respiro y dejarse llevar por las películas de siempre, que nos hacen reír y disfrutar, es más fácil cuando eres padre. El cineasta lo sabe muy bien porque se ha hecho un experto en el género infantil gracias a su hijo, con el que suele ir mucho al cine. “Nos tragamos casi todo lo que se estrena y, de vez en cuando, vemos en casa alguna película de las que me gustaban de pequeño, como E.T Regreso al futuro (en esta última siempre pasa rápido la parte de los terroristas libios)”. 

A su hijo le encantó la película Y si no, nos enfadamos de Bud Spencer y Terence Hill. Es la que más le gusta a Cobeaga de la pareja de actores italianos y dice “haber tenido la misma sensación de diversión que cuando la vio de pequeño”. Nos asegura que aún les quedan filmes del dúo para rato y dice no verlos por “nostalgia”, sino porque “eran divertidas entonces y lo siguen siendo ahora”. 

Quizá de esa complicidad entre padre e hijo surgen sus próximos proyectos, en los que deja a un lado el conflicto vasco para hablar de la paternidad pues, por ejemplo, junto a Víctor García León tiene pendiente un nuevo filme sobre "padres que intentan buscar un colegio para sus hijos". Además, él mismo dirigirá Los Aitas, una película, con un tono más personal, en el que se traslada hasta la generación de su padre para tratar la evolución que ha sufrido la paternidad en los últimos años.

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