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La polémica política sobre la presa de Torrelodones refleja las tensiones ante la demolición de embalses

Embalse de Los Peñascales, en una foto de archivo.

En el municipio de Torrelodones (Madrid) y custodiada por hileras de casas unifamiliares, se esconde una hermosa laguna rodeada de árboles. Lleva ahí desde 1955, cuando se construyó la presa de Los Peñascales, y en su origen servía para almacenar agua y dar de beber a las urbanizaciones de alrededor y regar los jardines, pero hace años que quedó inutilizada para ese uso, lo cual sirve a algunas autoridades competentes para establecer que ya no hay excusa para seguir cortando el curso natural del Arroyo de Trofas

A finales del año pasado, la Confederación Hidrográfica del Tajo comunicó al Ayuntamiento de Torrelodones que ya se habían cumplido los tres años de inactividad del embalse que marca la ley, y que si no encontraba en tres meses un nuevo aprovechamiento para esa infraestructura, tendrían que derribarla. El entonces alcalde del partido Vecinos por Torrelodones (VxT), Alfredo G. Plata, movió ficha ante la Comunidad de Madrid para salvar la presa y protegerla mediante un supuesto interés ambiental, pero llegaron las elecciones municipales, cambió el Gobierno, y los bulos sobre la destrucción de presas embarraron la historia. Según confirma la Confederación del Tajo, la balsa va camino de la demolición, salvo sorpresa. 

Todo comenzó el 15 de diciembre, cuando Alfredo G. Plata recibió la notificación que citaba el posible derribo. Según su versión, en enero se reunió con la Confederación para abordar el problema y este órgano, dependiente del Ministerio de Transición Ecológica, animó al municipio a buscar un nuevo uso para el embalse para evitar su destrucción. En febrero, el Ayuntamiento se vio con Luis del Olmo (PP), director general de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, quien confirmó su intención de declarar la protección de la lámina de agua por su interés ambiental para evitar la demolición del embalse. 

El problema llega cuando en las semanas previas a las elecciones autonómicas del 28 de mayo se azuzó en el Congreso desde el PP y Vox un bulo que decía que el Gobierno central se ha dedicado en su mandato a destruir decenas de presas en España en mitad de una sequía extrema. En realidad, lo que se hizo principalmente fue retirar obstáculos de los ríos, que solo dificultan el paso de peces y se consideran una alteración del cauce natural. También se han derribado algunos embalses por situaciones en parte similares a la de Torrelodones, cuya concesión de uso ha terminado –principalmente presas hidroeléctricas del franquismo– y la Ley de Aguas de 1985 obliga a su destrucción.

Nuria Hernández, de la Fundación Nueva Cultura del Agua, reconoce que la desinformación sobre el derribo de presas ha hecho mucho daño estos meses, pero es habitual que en todo el mundo se derriben obstáculos en los ríos cuando están obsoletos, no se usan y son un riesgo para la seguridad. En España hay más de 1.200 grandes presas y más de 170.000 estructuras que rompen el curso natural de ríos, "por eso tenemos tantos problemas con la calidad de nuestras aguas", afirma. "Un río necesita su ciclo natural de crecidas y bajadas de agua, una presa es como un trombo en el sistema circulatorio. Si no sirven ninguna utilidad pública, su mantenimiento no está justificado", añade", añade. 

La desinformación también llegó de lleno al caso de Los Peñascales. Tras la victoria del PP en las elecciones locales, la nueva alcaldesa, Almudena Negro, comenzó a difundir hace dos semanas que el anterior alcalde de VxT había ocultado la orden de demolición, pese a que el anterior regidor se reunió en febrero con Luis del Olmo (PP) para abordar el tema. La versión de la alcaldesa saltó a la prensa local y nacional, y Almudena Negro se erige ahora como la protectora de la presa. Este martes el propio Ayuntamiento publicó en su web: "El Registro municipal de Torrelodones se colapsa ante el aluvión de firmas vecinales contra el derribo de la presa de Los Peñascales". El texto va dirigido contra el Ministerio de Transición Ecológica, cuando es en realidad el municipio el que todavía no ha dicho qué pretende hacer con esa infraestructura si la mantiene en pie.

Entre las acusaciones de unos y otros, la presa está ahora en el limbo porque nadie ha solicitado formalmente una nueva concesión de uso del embalse de Los Peñascales, por lo que su futuro más probable en este momento es, efectivamente, la demolición. "Hasta el momento, esta Confederación no ha recibido ningún proyecto por parte del ayuntamiento de Torrelodones para solicitar un nuevo aprovechamiento de aguas", confirman desde la CH del Tajo. Desde este órgano explican que "en el caso de que el Ayuntamiento no solicitase una nueva concesión", el siguiente paso es que Torrelodones elabore un plan de "demolición de la presa", y la Comunidad de Madrid tendrá que dar el visto bueno a la declaración ambiental del proyecto. Como Torrelodones es dueño desde 2014 del embalse, tendrá que hacerse cargo de pagar la demolición y la reparación de la zona. 

La Comunidad de Madrid contribuyó a la confusión de los vecinos cuando la semana pasada publicó un informe favorable sobre la Declaración de Zona Especial de Protección Medioambiental (ZEPM) del embalse y sus alrededores. La alcaldesa del PP dio las gracias en Twitter a Isabel Díaz Ayuso por el documento y el Ayuntamiento de Torrelodones dio a entender que era el primer paso para la protección de la presa. Sin embargo, este lunes diferentes grupos ecologistas denunciaron que esa figura de protección no existe en la Comunidad, como admiten a infoLibre desde la Puerta del Sol. "Solo hemos emitido un informe favorable sobre la petición que nos hizo Torrelodones, pero no hemos declarado ninguna protección. Es verdad que esa figura no es correcta, estamos esperando a que el Ayuntamiento nos aclare a qué protección se refiere", reconocen desde la Consejería de Medioambiente. 

En todo caso, los grupos ecologistas insisten en que esa vía ambiental no tiene futuro porque la laguna, según su criterio, no tiene interés ninguno. "Es un embalse pequeño, cerrado, se ha puesto de manifiesto la presencia de especies exóticas invasoras y hay lodos en el fondo", afirma María Ángeles Nieto, de Ecologistas en Acción. Este grupo, junto a la Asociación Ecologista del Jarama El Soto y la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono, citan un informe del CSIC de 2017 donde se constata la presencia del cangrejo rojo americano y peces como el percasol, el black bass y la carpa, que han desplazado a todas las especies autóctonas. 

La Consejería también defiende en su informe que la presa acoge "especies protegidas, entre las que destaca la nutria paleártica", pero en realidad está en los ríos de toda la región, en el 57,8% según el sondeo de la nutria en Madrid, de 2021, elaborado por la SECEM. El embalse tampoco tiene una vegetación especial y aguas arriba hay una depuradora, por lo que algunos desechos acaban en el fondo de este lago. 

A esto se suma que la presa de Los Peñascales ya pertenece a un territorio altamente protegido. Pertenece al Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, una Zona Especial de Conservación (ZEC) y de la Red Natura 2000. Esto no supone que la infraestructura esté protegida, sino que precisamente por eso se debería asegurar el curso natural del río.  

"No tenemos ninguna lucha particular contra este embalse. Nosotros solo buscamos la restauración de los cursos fluviales si las barreras ya no tienen uso, nunca pediríamos demoler una presa que da de beber a los vecinos", concluye la portavoz de Ecologistas. 

Nuria Hernández, también experta en la cuenca del Tajo, cree que la vía de la protección ambiental no tiene sentido en este caso. "No tiene recorrido ninguno porque es una masa altamente modificada y una alteración de la hidromorfología del río". Recuerda que hay zonas como el embalse de Entrepeñas que sí son Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA), pero en este caso no hay aves de interés. 

En todo caso, la investigadora destaca que la estrategia de confrontación no es buena, y siempre que hay que derribar una de estas presas lo mejor es dialogar con los vecinos y explicar las alternativas, mostrar otros ejemplos donde se han retirado barreras y se ha recuperado el río en estado natural y donde los vecinos pueden disfrutar de estos paisajes. Explicar también que el mantenimiento de la infraestructura suele conllevar unos costes que son difíciles de asumir por las entidades locales, por lo que es más viable su eliminación. "En muchos de estos municipios las presas que ya no se usan se han convertido en la poza donde la gente se baña en verano o va de paseo, hay una vinculación emocional muy fuerte. Lo recomendable es comunicar bien que una vez retirado el embalse, la zona quedará renaturalizada y será mucho más agradable para todos", opina Hernández. 

Precisamente los primeros gobiernos de Vecinos por Torrelodones recuperaron para el municipio la propiedad de este embalse y crearon una ruta verde a su alrededor muy utilizada tanto por el vecindario como por visitantes externos, así como por los colegios de la zona para explicar a sus alumnos contenidos teóricos sobre medio ambiente y naturaleza. Asimismo es frecuente la presencia de aficionados a la pesca que acuden cada fin de semana a practicar ese deporte. El posible derribo de la presa provocará con seguridad la protesta de los vecinos del entorno, que consideran "un atentado" al mismo esa voladura y desconfían además de lo que posteriormente se haga con el terreno vaciado, por lo que exigen a las autoridades la protección del actual embalse con la incorporación de los usos que sean pertinentes.

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