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Los placeres no culpables de Rosario Raro: “Elijo qué ver o qué leer sintiéndome muy libre”

La escritora Rosario Raro.

En el año 2022 Rosario Raro (Segorbe, 1971) publicó El cielo sobre Canfranc, una novela en la cual la escritora vuelve a la mítica estación pirenaica donde se desarrolló Volver a Canfranc, su primer y exitoso libro. En los 7 años que han pasado entre la publicación de ambas novelas, el mundo ha cambiado muchísimo. La vida de Raro se ha convertido en la de una novelista de éxito y la estación protagonista de los relatos, que en su día sirvió de refugio para miles de judíos frente al terror nazi durante la Segunda Guerra Mundial, ya ni siquiera es parte de la red ferroviaria. De hecho, poco o nada tiene que ver ya con los trenes. Este mismo año, se abrió en el inmenso e impresionante edificio que otrora albergara la estación un lujoso hotel de 5 estrellas, donde los huéspedes pueden sentirse como auténticos viajeros de la década de 1920 comiendo en los antiguos vagones de tren o paseando por el antiguo vestíbulo de la estación, hoy reconvertido en recepción. 

En los 8 años transcurridos desde que Raro viajó por primera vez a Canfranc, la escritora aragonesa ha publicado otras tres novelas: La huella de una carta, Desaparecida en Sibone y y la mencionada El cielo sobre Canfranc. En toda su trayectoria literaria, que incluye además de novela, ensayos y cuentos ha recibido premios tan importantes como el Magda Portal del Ministerio de la Mujer de Perú, el Premio Aragonés del año y el premio Ciudad de Huelva de relato. Hoy, Raro está muy lejos del Canfranc de sus novelas, ya que se encuentra en un viaje dando la vuelta al mundo. La pillamos dejando a sus espaldas Los Ángeles y Manhattan y haciendo un alto en el camino para atender a infoLibre y relatar sus placeres culpables… o quizás no.

De hecho, Raro dice no tener ningún placer culpable porque siempre intenta leer libros y ver películas y series sin prejuicios y sin complejos. “Para bien o para mal soy doctora en Filología Hispánica y eso implica haber pasado décadas con lo supuestamente mejor de lo mejor, según el (siempre discutible) canon literario, claro, de cada género”, comenta la escritora, que, por ese motivo, cuando ahora se pone a elegir una película o un libro para ocupar su tiempo libre siempre lo hace sintiéndose “muy libre”

En estos productos culturales que disfruta tanto, suele primar la temática social. “Me suele atraer aquello que implica a muchos. Hay individualidades muy aburridas”, asegura Raro. Un gusto por los temas sociales que ha trasladado a sus novelas, donde Raro ha reivindicado muchas veces el deber moral de los escritores para rescatar historias de difícil acceso para los lectores pero que deben ser conocidas por la sociedad. 

Sin embargo, no siempre las novelas que ha disfrutado la escritora han sido las mismas, sino que, a lo largo del tiempo, y una vez leía y releía los libros, Raro ha cambiado su opinión de ellos. “Ha habido películas y libros que tenía idealizados y cuando he vuelto a ellos ha sido para comprobar que mi recuerdo no coincidía con lo reencontrado. También me ha ocurrido a la inversa”, comenta la escritora sobre su sorpresa con respecto a estos libros. Por ese motivo, cuando Raro recomienda series, películas o libros a sus amigos o conocidos, siempre tiene muy en cuenta a la persona para hacerlo, poniendo el foco en sus intereses, filias y sus fobias, y gracias a eso, siempre suele acertar.

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Con respecto a la división entre alta y baja cultura, Raro valora mucho la democratización del arte y de la cultura frente al elitismo y por ello critica enormemente el “snobismo” de ciertas personas que no soportan que ciertos productos se conviertan en populares: “Creo que muchos hemos escuchado (demasiadas veces) esa afirmación de 'me gustaba el primer…' en alusión a alguien que es seguidor de un grupo o de un cantante hasta que se convierte en mainstream y entonces no solo deja de seguirlo, sino que llega a renegar de ese artista o de esa banda”.

En este sentido, la escritora pone el foco en valorar nuestras diferencias en cuanto a gustos, respetándolas y usándolas para innovar. “Creo que todos somos muy variados, seres de contradicción y eso también nos convierte en infinitos porque entre lo que disfrutamos se producen muchas asociaciones inesperadas. No hay como juntar opuestos para que surjan las ideas”, sostiene Raro. 

Por último, la escritora cree que quien esconde sus placeres culpables es “bastante esclavo de su imagen, marca personal, autoconcepto, del 'qué dirán'...”. Por ello, Raro cree que no debemos estar tan pendientes de los demás porque, al final, cuando actuamos así, el resto de personas detectan que no estamos siendo auténticos y terminan perdiendo el interés por nosotros. “Acabamos siendo una construcción o en términos de mercado, un producto, por tanto, sujeto a una moda: efímero”, zanja la escritora.

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