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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

La alianza de la derecha

Feijóo y Abascal se reparten los papeles contra el Gobierno: el PP en las instituciones, Vox en la calle

Los barones que acudieron a la sede del partido en la madrileña calle Génova, entre ellos Isabel Díaz Ayuso, justo detrás de él, aplauden a Alberto Núñez Feijóo.

La aprobación de una ley de amnistía todavía no ha pasado de la especulación a los hechos. Pero la mera hipótesis de que el PSOE y Sumar vayan a promover una para ganarse el respaldo de Junts y Esquerra a una investidura de Pedro Sánchez ya moviliza a una derecha que compite en especulaciones sobre qué más puede ceder el presidente para seguir en el cargo: si un referéndum pactado de independencia o inversiones millonarias en Cataluña.

En ese frente de batalla, en el que PP y Vox han intentado sin mucho éxito obtener rédito político en el pasado, como ocurrió en las manifestaciones de la Plaza de Colón y las protestas contra la inmersión lingüística en la escuela catalana organizadas en Barcelona, Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal se reparten el trabajo. 

Los barones del PP —excepto el presidente del partido en Cataluña, Alejandro Fernández, al que la Diada dio una excusa perfecta para no tener que confrontar con Feijóo por su manera de enfocar las relaciones con Junts o su propuesta de buscar solución al “problema” del “encaje” de Cataluña en España, y cuatro más que le son muy afines: el andaluz Juanma Moreno, la extremeña María Guardiola, el murciano López Miras o el gallego Alfonso Rueda, lo que ensombreció la foto de cierre de filas— se dieron cita en calle Génova para poner en marcha una ofensiva institucional que llevará a ayuntamientos, diputaciones y parlamentos autonómicos una propuesta de resolución en contra de la amnistía. El objetivo es doble: denunciar la intención de Sánchez de conceder “privilegios” a los soberanistas a cambio de su apoyo para seguir en el cargo y empujar a socialistas de toda España a disentir de la línea oficial del partido.

En modo electoral

Los de Feijóo están en modo electoral y eso se nota. No descartan que Sánchez ceda ante las demandas de Junts y Esquerra, aseguran fuentes del partido, pero también creen que el precio es tan elevado que incluso alguien como el presidente del Gobierno, al que atribuyen una completa falta de principios, no podrá pagarlo, sobre todo si los soberanistas insisten en un referéndum de autodeterminación. 

La versión oficial es que habrá gobierno de Sánchez: “Lo peor es que nos tememos que Sánchez dirá que sí” a las demandas soberanistas, señaló Feijóo a sus barones en la reunión convocada en la sede nacional del PP. De ahí que la estrategia institucional se vaya a poner en práctica a toda prisa, sin esperar a que se concrete pacto alguno con Junts o Esquerra y mucho menos a la investidura de Sánchez. El objetivo es rentabilizar el supuesto malestar social que puede provocar la amnistía aún en el caso de que no se lleve a cabo y se repitan las elecciones.

La movilización institucional, que ya fue ensayada con escasos resultados en otras ocasiones por Pablo Casado, el fallido antecesor de Feijóo al frente del PP (hay ejemplos aquíaquí y aquí) será imitada por Vox. La extrema derecha, sin embargo, en línea con su tradición, tratará también de agitar a los suyos en la calle, como ha hecho en el pasado en numerosas ocasiones arrastrando de paso al PP, con o sin sus líderes más destacados. 

A la calle

Los ultras únicamente están a la espera de que las organizaciones sociales afines que habitualmente encabezan estas convocatorias, en nombre de ciudadanos supuestamente independientes, den un paso al frente para plantar cara a un, todavía hipotético, perdón por ley a las personas que tienen pendientes causas o fueron condenadas en relación con la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, desde el expresident de la Generalitat, Carles Puidemont, a funcionarios públicos que facilitaron locales para que la gente pudiese votar en aquella consulta.

En cualquier caso, Vox planea echarse la pancarta y la bandera al hombro. Cuando se “estime oportuno, se saldrá en la calle”, confirmó su secretario general, Ignacio Garriga. “Que nadie tenga ninguna duda de que si en 2017 Vox fue la vanguardia para frenar el golpe, estará en la vanguardia para garantizar la unidad de la nación, los derechos, las libertades y la igualdad de todos los españoles ante Pedro Sánchez”.

Sea posible o imposible aprobar la amnistía y aplicarla, los ultras tienen claro que la “va a parar el pueblo español en las calles. No tengo ninguna duda que no habrá ni un español que se deje robar su patria, que es la mayor herencia que ha podido recibir y que tienen la responsabilidad y el deber de legar a las generaciones futuras”.

Tribunales

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Si al final hay amnistía, PP y Vox anuncian también iniciativas en los tribunales. Pero será después de usar “todos los instrumentos democráticos” para forzar al PSOE a retratarse en parlamentos y ayuntamientos de toda España, en palabras de un Feijóo convencido de que “ahora o pronto” el PP llegará a la Moncloa, dando por hecho que si hay elecciones conseguirá la mayoría que necesita o que si Sánchez consigue formar gobierno la legislatura será muy corta.

La estrategia de movilización en la calle anticipada por Vox puede poner a Feijóo en dificultades con su socio de gobierno en comunidades y ayuntamientos. El que fuera presidente de la Xunta no ha gustado nunca de convocar ni de participar en manifestaciones. No se presentó en la primera de la plaza de Colón, aquella en la que por primera vez Pablo Casado (PP), Santiago Abascal (Vox) y Albert Rivera (Cs) se fotografiaron juntos, celebrada el 11 de febrero de 2019 bajo la falsa acusación de que Sánchez había traicionado a España cediendo ante los independentistas en vísperas de unas elecciones anticipadas que acabó ganando claramente el PSOE. 

Tampoco acudió a la segunda, con la que Vox y el PP se movilizaron en contra de los indultos el 13 de junio de 2021 y que acabó debilitando a Casado frente a Isabel Díaz Ayuso, mucho más apreciada por la ultraderecha que el antecesor de Feijóo. Ni a la tercera, cuando ya era líder del partido, convocada en enero de 2023 en la Plaza de Cibeles en defensa genérica de “España, la democracia y la Constitución”. Como tampoco se presentó en la que tuvo lugar en Barcelona en septiembre de 2022 en defensa del uso del castellano en las aulas catalanas, en la que sí estuvieron los líderes de Vox y de Ciudadanos. O la que se celebró el pasado 11 de diciembre en apoyo a la presencia de la Guardia Civil en Navarra, donde sí estuvo Abascal.

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