ERC exige ahora tres pactos a cambio de su apoyo a la investidura

Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) da la amnistía "por descontada". Así lo ha manifestado este lunes la portavoz de la formación, Raquel Sans, que ha añadido que se ha entrado en la "fase más técnica" con un intercambio de "documentos" para diseñar el perdón legal a los encausados del procés. "Estamos en las cuestiones más técnicas de la ley de amnistía, la parte política ya está resuelta", ha asegurado Sans. Una amnistía que, según ERC, "formaba parte del acuerdo de la Mesa del Congreso" que ya firmó el PSOE.

Sin embargo, los de Oriol Junqueras no quieren que "nadie interprete amnistía como punto final" sino como el inicio de una negociación a largo plazo —un acuerdo de investidura— para abordar un "conflicto político sigue existiendo": "Sánchez no tiene garantizados los votos necesarios, llega el momento de la negociación de verdad, la fase de resolución del conflicto", ha afirmado la portavoz republicana. En este sentido, ha recordado que su formación ya ha puesto sobre la mesa sus propias condiciones que culminarían con la celebración de un referéndum de autodeterminación, que el socialista rechaza.

Entre esas exigencias, ERC pide el traspaso de la red de Rodalies, una reclamación histórica de la Generalitat con la que su actual president y dirigente de ERC, Pere Aragonès, está haciendo bandera tras años de desinversión e incidencias que afectan casi a diario a centenares de miles de catalanes. Las fuentes de la formación catalana consultadas por infoLibre insisten en que más allá de la voluntad de ceder la gestión, el Ejecutivo de Sánchez tiene que poner fecha y desgranar las partidas en un documento. "Además de cumplir con los retrasos históricos, hace falta una inversión muy grande", afirman, aunque evitan proporcionar una cifra concreta.

La segunda cuestión que ERC pone sobre la mesa es la reforma del modelo de financiación, pendiente desde hace una década. Se trata de una de las cuestiones que el Ejecutivo de Sánchez ha situado como una de las prioridades de la próxima legislatura, y que esperan abordar con todas las comunidades autónomas. Sin embargo, ERC pide que esa negociación se produzca de manera bilateral. Según los datos presentados por el Departament d'Economía a finales de julio, Cataluña es la tercera comunidad que más recursos aporta al sistema y la décima que más recibe —aunque también es la más endeudada—.

Por último, ERC reclama la continuidad de la Mesa de Diálogo con el objetivo de "asentar las bases" para la "solución política" del conflicto entre Cataluña y España, que debe pasar, a su juicio, "por la autodeterminación". Los republicanos son conscientes de que el PSOE difícilmente cederá en lo del referéndum pero reivindican que el PSOE les tiene que dar a conocer su propuesta concreta —por ejemplo, un nuevo Estatut— para acercar posturas "sin excluir al independentismo". Además, también reclaman otras cuestiones como "la oficialidad" del catalán en la Unión Europea, donde el Gobierno en funciones ya ha movido ficha, y avances en materia cultural.

La competición continua entre ERC y Junts

Las exigencias de Esquerra son, a su vez, una forma de reivindicarse frente a su principal competidor en Cataluña, Junts. Ambas formaciones mantienen una lucha dentro del espacio soberanista. Los de Carles Puigdemont salieron del Govern por entender que la apuesta de Pere Aragonès por la vía pragmática no daba resultados y no iba en la buena dirección. Esto supuso el fin de la convivencia institucional de las dos formaciones y del trabajo mano a mano en las instituciones catalanas durante el procés y la declaración unilateral de independencia.

Ambas compiten también por el protagonismo en las negociaciones en Madrid. En ERC no quieren perder el foco que tuvieron en la pasada legislatura como socios preferentes de La Moncloa, en tanto que observan cómo Puigdemont gana enteros y escenarios mediáticos. El objetivo de ERC pasa por visibilizar que son tan importantes como los postconvergentes e insisten en que Sánchez cometería un error al dar sus votos por garantizados. De fondo, subyace el temor a que sea Junts quien capitalice un eventual éxito electoral si se logra sacar adelante la ley de amnistía.

Tanto Esquerra como Junts buscan dar visibilidad, dentro de unas negociaciones discretas, a su papel decisorio. Un ejemplo muy claro fue no anunciar su voto sobre la Mesa del Congreso, donde hay mayoría de izquierdas, hasta pocos minutos antes del inicio sesión, aunque de maneras diferentes: ERC lo hizo a través de una rueda de prensa en el Congreso mientras que Junts lo comunicó tras una reunión de su Ejecutiva vía telemática. 

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En ERC creen, no obstante, que hay una buena noticia en esta competición y es la de que el expresident y el resto de dirigentes de Junts se han sumado a la senda que ellos abrieron de interlocución con el Gobierno central y que asume, en su opinión, la dirección marcada por Oriol Junqueras.  Sin embargo, un sector de la formación sigue apostando claramente por el "ho tornarem a fer” —lo volveremos a hacer—, en referencia a la vía unilateral, mientras que otro presenta una visión más pragmática y pactista.

Sumar asume que también tendrán que hacer "gestos" con ERC

En Sumar, la coalición liderada por Yolanda Díaz, asumen que también tendrán que hacer "gestos" para lograr que Esquerra no se descuelgue de un eventual acuerdo de investidura. Fuentes con peso dentro del actual organigrama creen que no pueden asumir que los republicanos van a estar dentro del acuerdo solo porque Junts lo esté. "Sería un error, el único objetivo de ERC es revalidar la presidencia de la Generalitat y está en plena competición con Junts por tener la hegemonía del espacio", señalan.

Más alá de los contenidos de la negociación, Sumar quiere agilizar cuanto antes las negociaciones para que la investidura de Sánchez llegue "lo más pronto posible" y no eternizar así el desgaste que pueda provocar la ley de amnistía. Una posición compartida por Esquerra, que ha pedido a Sánchez que no se relaje pese al fracaso que va a protagonizar esta semana el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el Congreso.