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Las matrioskas de Olga Tokarczuk

Los libros de Jacob

Olga Tokarczuk

Anagrama (2023)

Me gustan los libros que me hacen aprender, que me acercan a situaciones desconocidas para mí, otras culturas, experiencias de lugares diferentes al mío, en otras etapas históricas, con otros pueblos y otras costumbres, que me alejan de la visión occidental o eurocéntrica del mundo en el que he sido educada. Y los cuadernos de Jacob, de la premio Nobel Olga Tokarczuk, nos acerca a una etapa histórica, siglo XVIII en la zona de Europa oriental, entre Polonia, Turquía, parte de Rusia, orillas del río Dniéster, Viena o Esmirna, de una comunidad judía, con un personaje, el protagonista, Jacob Frank, que existió y en el que está basada la novela, aunque tiene mucho de novela coral, de vida de pueblos y ciudades entre 1752 y 1825, donde sitúa el epílogo final o Séptimo libro, El libro de los nombres. A través de estos años nos cuenta la vida de una secta, herética para los judíos, que se rebeló contra las enseñanzas del Talmud, que se convirtió al cristianismo aunque mantuviera ritos judíos y que pasó a llamarse la secta de los frankistas o contratalmudistas, que sirve como excusa para explorar las formas de vida, el comercio judío en aquellos años y las ansias de dejar de ser nómadas y establecerse en algún lugar, ciudad o territorio para poder tener tierras en propiedad.

Entrelaza un personaje con otro, se encuentran en la calle y continúa, un simple roce sirve para enlazar la nueva historia, y así sucesivamente. Ya sabemos, las matrioskas rusas. Así nos vamos haciendo una idea de la mezcla de idiomas y procedencias de esos lugares en la segunda mitad del siglo XVIII, griegos, turcos, polacos, judíos, musulmanes, valacos, bogomilos etc. Todos cuentan historias, sobre todo Jacob Frank, un fabulador que termina convenciendo a toda una comunidad judía, y su alter ego Nachman, que las escribe. Todos ellos van cambiando de nombre una vez que se bautizan y pasan al catolicismo, una secta cismática como alternativa a lo establecido, con la necesidad de romper las normas y desobedecer las leyes. Pero en el fondo subyace el planteamiento económico: cambiar de forma de vida, prosperar en un sistema en el que es muy difícil hacerlo siendo judío, cambiar el ropaje y aceptar otras costumbres para integrarse, aunque no del todo. Como sigue ocurriendo.

Los cuadernos de Jacob son siete: El libro de la niebla, donde el foco está en Yenta, una anciana que acude a una boda de su nieto y cae enferma justo antes de la boda, una boda judía, ambientada en 1752 en la ciudad de Rohatyn,  y se queda en una especie de coma, viva pero muerta, y a partir de ahí se convierte en la que todo lo ve, puede desprenderse de su cuerpo y tener viajes siderales, puede anticipar acontecimientos, entre ellos, los que le esperan a uno de su nietos, Jacob, el protagonista, que luego pasará a llamarse Jacob Frank, que en judío quiere decir extranjero.

El segundo de los libros es el Libro de la arena, donde se van presentando varios personajes que tendrán que ver a lo largo de la historia, y donde aparece por primera vez el tal Jacob y narra sus primeras peripecias.

En El libro del camino va desgranando la creación del cisma y la secta contratalmudista, es decir los que están en contra del Talmud y piden nuevas pautas de conducta para la nueva situación del mundo. Se llama así porque sucede en los confines del imperio turco de la época, en los viajes de Turquia a Polonia, de la mezcla con armenios turcos, judíos, polacos, cristianos, griegos ortodoxos, mostrando una forma de vida de lo que pudo ser toda aquella época, hasta llegar a una aldea al lado del río Dniéster, Iwane, creado el cisma y convertida en república, donde se aplican normas hasta entonces inusuales.

El cuarto es el Libro del cometa, marcado por la aparición en el cielo de un astro errante durante varias noches, lo que desata la superstición del cambio de los tiempos, del fin del mundo, del nuevo mesías, de si será o no Jacob Frank, así como del acercamiento de la secta frankista hacia el catolicismo como única forma de prosperar en Polonia. Hay un trasfondo de rebelión sobre la situación económica de los judíos, a los que sólo se les permite el comercio, y la necesidad de asentarse con tierras, que se piden al rey o a la iglesia católica. Para ello es imprescindible bautizarse en masa.

El quinto libro es el Del metal y del azufre, se desarrolla sobre todo en Czestochowa, donde el protagonista es encarcelado durante años y sus seguidores se desplazan a los alrededores del castillo donde está prisionero. El sexto es el Libro del país remoto, y se desarrolla en las ciudades de Brünn y de Offenbach, una vez que el protagonista es liberado y toda la comunidad se desplaza a ellas. Nos cuenta a su vez la muerte de Jacob Frank, de sus seguidores más fieles, ya mayores, y del declive de toda su historia. El último libro, El libro de los nombres, es una suerte de epílogo, en el que nos cuenta lo que va quedando de todo aquello, de manuscritos encontrados y de la justificación del libro, en la que Julian Brinken, escritor y oficial prusiano primero y luego napoleónico, otro de los personajes históricos que aparecen en el libro, cuando una mujer le pregunta si lo escrito es cierto contesta:

Es una novela, mi querida señora. Literatura.

Para luego terminar diciendo: “La literatura es una singular forma de conocimiento, es… –buscó las palabras adecuadas y de pronto acudió a sus labios la siguiente frase–: la perfección de las formas imprecisas”

Todo el libro está narrado en presente, en un presente histórico, con un narrador omnisciente que, como Yenta, todo lo sabe. La numeración de las páginas es inversa, de tal modo que el prólogo está numerado con la página 1064 y el libro finaliza en la página 16, decisión tomada por la escritora como reverencia a los libros escritos en hebreo y también, como ella misma dice, “un recordatorio de que todo orden es una cuestión de costumbre”. A su vez cada libro está compuesto de diferentes números que aglutinan los capítulos, estos muy breves e introducidos por una frase resumen como las que tiene el Quijote. Está pues, muy presente el estudio de la gematría, el darle el valor numérico que la religión judía da a las palabras, la presencia de la cábala y la vinculación de palabras en función del número de letras que tienen, en la búsqueda de significados ocultos. Pero cada capítulo cuenta una pequeña historia, que se entrelaza con la siguiente, o con otra contada unos cuantos capítulos antes, o después según la numeración de las páginas, en una suerte de puzle o cajas de muñecas rusas que contienen nuevas historias, en las que se combina historias orales, que se cuentan por la noche a la luz de las velas, las cartas, manuscritos y edictos, o diarios de algunos personajes, con lo que van configurando una monumental historia sobre la vida en aquellos años que compusieron la segunda mitad del siglo XVIII en una zona ignota también para nuestra cultura. En el momento del siglo de las luces occidental, nos encontramos con las leyendas,  señales vistas hasta en el vuelo de los pájaros, interpretaciones esotéricas, brujas ocultas para evitar la turbamulta, linchamientos por saltarse el Talmud y un rosario de caravanas, no solo físicas, también de historias, que te van envolviendo según se avanza en esta  novela. Hay que leerla con paciencia,  y, a ser posible, con un diccionario y un mapa de la época al lado, encontrado entre las páginas del libro, para poder entender más en profundidad la apuesta de la autora. El verano ha sido una buena época para poder abordarla. Creo, no obstante, que si hubiera sido más corta, unas 200 páginas menos, la novela ganaría en agilidad, al menos para seguir las historias de los personajes con unos nombres tan enrevesados que a su vez se cambian una o dos veces, toda una odisea. Me imagino que los apellidos terminados en -ski o -ska, Szymanowska, Dembowski, Druzbacka, Wolowski, Razumovski, Golinski… serán nuestros Rodríguez, Pérez o Gómez, solo que en mucho más complicado. Solo me sonó uno de ellos, Matuszewski, por la evocación que me llevó a recordar aquella película de Lubitsch, El bazar de las sorpresas, la tienda de Matuschek, donde el tímido de James Stewart pretende enamorar a Margaret Sullivan.

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Aun así, me descubro ante la cabeza de esta mujer y su capacidad para contar historias. Al parecer este libro es anterior al de Los errantes, que  comparte mucha temática con este y que me gustó más que éste. También es muy recomendable Sobre los huesos de los muertos, en el que cambia de registro, yendo más hacia una novela negra o thriller ecológico.

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Carmen Peire es escritora. Su último libro es 'Cuestión de Tiempo' (Menoscuarto).

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