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El modelo de urgencias de Ayuso hace agua en su primer año e indigna a los sanitarios: "Es penoso"

Una persona disfrazada de esqueleto con un cartel en el que se lee: 'Soy el nuevo plan de Urgencias Pac', durante una concentración de los sanitarios de urgencia extrahospitalaria, frente a la Consejería de Sanidad.

"Pues andamos como podemos, la verdad. De pena". Cuando Purificación Molera llega a su puesto de trabajo de enfermera en el Punto de Atención Continuada (PAC) de San Blas (Madrid), nunca sabe qué se va a encontrar. "La mitad de los días no hay médico. Cuando está, ni siquiera es contratado, suelen ser facultativos que habitualmente trabajan en hospitales pero les viene bien ir alguna noche", explica. ¿La otra mitad? Trabaja "hasta donde llega", con ayuda de otra enfermera y un celador. "Es penoso no, lo siguiente. Nos estamos comiendo muchos enfados de la gente. No saben qué hacemos ahí si no les podemos atender bien porque no hay médico", relata. Y lo entiende.

Desde el otro lado del teléfono, recuerda el "miedo" que tenía a incorporarse después de una baja que le concedieron para cuidar de su salud mental. Como le pasó a muchos de sus compañeros y compañeras, la pandemia le pasó demasiada factura. También porque provocó que su trabajo no volviera a ser igual.

Purificación trabajaba en uno de los 37 centros que formaban la red de urgencias extrahospitalarias de Madrid. Eran los conocidos como SUAP, a los que se sumaban otros 41 dispositivos denominados SAR. Su función era la misma, pero en zonas rurales: cuando los centros de salud cerraban, ofrecían servicio sanitario a la población, que de este modo se ahorraba tener que desplazarse hasta un hospital. El 22 de marzo de 2020, los 78 centros echaron el cierre. La explicación entonces, en plena pandemia, fue que los profesionales hacían más falta en otros lugares. Así, una parte de los trabajadores de esos SUAP —todos pertenecientes entonces al Summa 112, ahora a atención primaria— fueron enviados a dispositivos de atención a domicilio y otros, en cambio, pasaron a trabajar en el hospital milagro de Ifema. Pasaron los meses y no se plantearon cambios, ni siquiera con el fin del confinamiento ni la llegada de la desescalada. Por eso en ese mismo momento empezaron las sospechas que se confirmaron en octubre del año pasado: no volverían a funcionar. Al menos, no de la misma manera.

Abrir sin médico... en todos los centros

El plan del Gobierno de la Comunidad, presidido por Isabel Díaz Ayuso (PP), fue el siguiente: los 78 recursos pasarían a ser 80 PAC, puesto que a los centros que ya había se sumaron otros dos: uno en El Molar y otro en Alcalá de Henares. Sin embargo, el personal sería menor: de 360 médicos se pasó a contar con 210, puesto que sólo se contrataría a los que no fueron enviados las Unidades de Atención a Domicilio (UAD). Por eso el mapa, como confirma la Consejería de Sanidad, acabó contemplando 50 centros con equipo completo —medicina, enfermería y celador— y 28 con equipo reducido —enfermería y celador.

Pero no funciona. El PAC de San Blas en el que trabaja Purificación es de los primeros, y aun así casi nunca hay facultativo.

"De esos 50, a lo mejor sólo hay diez que funcionan de una manera similar a antes de la pandemia. El resto están en una situación de calamidad asistencial porque las coberturas son horribles", lamenta Ángel Bayo, médico en el centro de Perales de Tajuña y responsable SAR del sindicato Amyts. "Un año después de la remodelación se ha constatado el grave error que se cometió, que ha tenido consecuencias horribles", añade.

Él, de hecho, se cambió de centro. Antes estaba en el de Arganda del Rey, donde había ocho médicos. "Cuando se plantearon los cambios se dijo que con cinco era suficiente, pero acabaron siendo dos y medio, contanto con la reducción de jornada de un compañero", explica. Uno de esos dos y medio es José Luis Ruiz, que es claro cuando se le pregunta por la situación en su PAC. "Es un desastre absoluto", responde. "En agosto hubo 19 días en los que no atendió ningún médico. En septiembre han sido cinco", recuerda.

Cuando lo hay, la situación no es mucho mejor, puesto que tienen que atender a todos los pacientes de los centros de alrededor que sufren la misma falta de médicos. "Eso también es un problema porque la gente viene enfadada. Más si encima tiene algo más grave que no puede ser tratado en el centro. Los pacientes se sienten como una pelota de tenis", lamenta.

Por eso muchos van directamente al hospital, pero tampoco es una solución. "El Hospital del Sureste ya está saturado", lamenta. Y ha empezado a afectar a sus propios profesionales. Este miércoles, de hecho, el sindicato Amyts y CCOO denunciaron que ya se habían producido renuncias en masa: siete entre mayo y agosto; ocho sólo en septiembre. De los 25 que eran, quedan 12. El "gran estrés psicológico" que sufren "hace inviable una práctica clínica adecuada", denuncia CCOO, que advierte que la situación "deja al borde del cierre" el servicio, referente para 200.000 habitantes del sureste madrileño.

"Tratando de resolver las carencias"

¿Qué dice la Comunidad de Madrid al respecto? A preguntas de infoLibre, su Consejería de Sanidad, conocedora del problema, está "tratando de resolver esas carencias". "Para ello hemos ampliado la posibilidad de contratar a profesionales extracomunitarios, sobre todo en pediatría y familia", explican. Según sus propios datos, la plantilla de todos los centros está compuesta por 788 profesionales: 232 de medicina, 355 de enfermería y 291 celadores. De ahí que, también según las cifras que maneja el departamento, el 57% de las asistencias se resolvieran con cuidados de enfermería, mientras que un 43% fueron atenciones médicas.

En cualquier caso, desde la Consejería aseguran que han pedido al Ministerio de Sanidad que se amplíen las plazas MIR [médicos internos residentes], puesto que, dicen, hacen falta más médicos. Y no sólo en Madrid. "Todas las comunidades los necesitamos", dicen sus fuentes, que lamentan que "a día de hoy el Ministerio ha dicho que no".

Lo dijo el propio José Miñones el pasado 16 de septiembre, cuando la Junta de Andalucía, también gobernada por el PP, le hizo la misma petición. "La formación son seis años, por lo tanto, hasta que pase ese tiempo los profesionales no llegarán a los centros de salud y hospitales", dijo.

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En cualquier caso, los profesionales indican que no hacen falta más médicos —según la OCDE, España es el segundo país del mundo en número de médicos y el segundo en facultades de Medicina—, sino incentivos para trabajar en la sanidad pública y en España.

Diálogo antes de nuevas protestas

Con este escenario, Ruiz se muestra pesimista. "Lo que percibo es que no hay interés en que esto mejore. Creo que lo que está planeado es que los médicos de las urgencias extrahospitalarias desaparezcamos", lamenta.

Bayo, por su parte, espera que haya un diálogo que fructifique "antes de emprender cualquier otra acción". "Desde diciembre del año pasado no ha habido una mesa sectorial relativa a este tema, aunque sí se han tratado otros. Hemos pedido a la gerencia de atención primaria sentarnos y tener una escucha activa y analítica. Hay que solventar la situación", sentencia.

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