El deshielo récord del Polo Sur empuja a máximos históricos la temperatura global en 2023

Foto de la Antártida en una imagen de archivo.

Este año va camino de convertirse en el más cálido desde que hay registros, superando a 2016, aquel en el que la temperatura global fue 1,1 grados superior a la media de la época preindustrial. Hay diferentes hipótesis sobre qué ha llevado al mundo a calentarse tanto en 2023. La más recurrida es la llegada de El Niño, un patrón climático que calienta el océano Pacífico, pero por ahora parece que es demasiado pronto para que tenga un impacto global porque comenzó en julio. Juan José González, doctor en Física e investigador de cambio climático, pone sobre la mesa otro factor, el deshielo récord del Antártico. 

El hielo y especialmente la nieve, explica González, reflejan la mayoría de la luz que reciben, pero como la superficie congelada se reduce rápidamente y desde hace décadas por la contaminación humana, cada vez más energía procedente del sol alcanza el agua, que es oscura y absorbe ese calor, por lo que aumenta la temperatura del planeta. "La Tierra se calienta por todos lados, pero especialmente por sus extremos, lo que se conoce como ampliación polar", dice el experto.

Este año ya ha habido siete meses en los que el hielo marítimo del Antártico se ha situado en un mínimo histórico, con unos datos satelitales que se remontan a hace 45 años. En septiembre, la superficie helada de la Tierra fue de 17,4 millones de kilómetros cuadrados, un 9% por debajo de la media 1991-2020. Concretamente, el mes pasado hubo un déficit 1,9 millones de kilómetros cuadrados de hielo, cuatro veces la superficie de España. Paralelamente, en septiembre hizo cuatro grados más de lo normal en la superficie del ártico, una anomalía récord de temperatura que explica su rápido deshielo.

Para conocer hasta qué punto ese deshielo era responsable de las temperaturas alcanzadas en los últimos meses, el meteorólogo analizó los datos de Copernicus, la agencia meteorológica europea, sobre qué impacto tenía cada región en el calentamiento global del planeta. Según su análisis, durante varios meses este año, sobre todo en septiembre, los polos fueron el gran punto de absorción de calor de la Tierra: los dos extremos helados llegaron a sumar hasta 3 y 4 grados a la temperatura del planeta durante la mayor parte de septiembre, como se ve en este gráfico. En varios momentos del año (marzo, abril, junio y julio) los polos también fueron los principales responsables del aumento de la temperatura global.

En consecuencia, la temperatura terrestre fue en septiembre 0,93 grados superior a la media del periodo 1990-2020, la mayor desviación del histórico de cualquier mes desde que hay registros. En comparación, septiembre de 2020, el segundo más cálido entre los meses de septiembre, superó la media por 0,5 grados, muy lejos del hito alcanzado este año. "Este mes extremo ha dado a 2023 el dudoso honor de ir de camino al año más caluroso de la historia, con una desviación de 1,4 grados frente a la etapa preindustrial", dijo la semana pasada Samantha Burgess, directora del servicio de cambio climático de Copernicus. Según Berkeley Earth, una organización que estudia el cambio climático, este año hay un 90% de probabilidades de que el planeta supere los 1,5 grados a la media de la etapa 1850-1900, un récord que llegaría dos décadas antes de lo esperado.

Por supuesto, este hallazgo no quita peso a que el responsable del calentamiento global sea la contaminación humana, comenta Ernesto Rodríguez, presidente de la Asociación Meteorológica Española. Si falta ese hielo es porque las emisiones de efecto invernadero de los coches, las fábricas y las centrales eléctricas han calentado el planeta lo suficiente como para que colapsen los polos, y eso ahora provoca que el cambio climático sea más rápido todavía. Es decir, ambos fenómenos se retroalimentan y empeoran la situación. "Al final, todo nos lleva al mismo sitio. La contaminación humana es responsable del calentamiento de la Tierra", afirma Rodríguez. 

El calentamiento de la Tierra de 2023 alerta a la comunidad científica desde hace meses y hasta ahora hay varias teorías sobre la mesa que pretenden explicar el calentamiento anómalo de este año, nunca visto hasta ahora. La principal este año es la llegada de El Niño, un episodio climático que dura normalmente entre 9 y 12 meses y que comenzó en julio. Sus efectos son diversos y varían con los años, pero está relacionado con un aumento global de las temperaturas y una mayor sequía, aunque los expertos coinciden en que todavía es pronto para que altere el clima planetario. "El Niño acaba de empezar y estamos lejos de su máximo, por lo que sus efectos los notaremos en los próximos meses", opina Dominc Royé, investigador de la Fundación para la Investigación del Clima.

El centro de investigación Berkeley Earth, en Estados Unidos, publicó este miércoles un extenso análisis sobre las temperaturas récord de septiembre y señalan que un pico tan fuerte de calor no se explica solo por la contaminación. "El aumento del calor en septiembre se debió sobre todo al calentamiento alrededor del círculo polar antártico", señala el estudio del físico Robert Rohde, aunque apuntan a que es algo que tendrán que estudiar en profundidad.

El episodio "extraordinario" de calor, que suma 10 días consecutivos de récord, no se daba desde hace 50 años

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Otros motivos que calientan este año la Tierra, pero en menor medida, son la erupción del volcán submarino Hunga Tonga en enero, que lanzó millones de toneladas de vapor de agua a la estratosfera, el equivalente al 10% del agua ya presente en esa capa de aire. El vapor de agua también es un gas de efecto invernadero, como el CO₂, y facilita que el calor se mantenga dentro de la Tierra. Otro factor muy poco estudiado por ahora y que tiene cierto impacto es la reducción de las emisiones de sulfatos de los buques que viajan por los océanos. En los últimos años, se ha reducido el vertido de estos gases en los mares para proteger la naturaleza, pero parece, según los científicos, que estos sulfatos, hacían rebotar el sol que llegaba a la Tierra cuando se instalaban a la atmósfera, y su ausencia contribuye ligeramente al calentamiento global.

La extensión de hielo del Polo Sur había resistido hasta ahora

La pérdida de hielo marino en el Antártico a una escala tan grande como la de este año es realmente anómala en el Polo Sur, una región donde hasta ahora el cambio climático no había golpeado. Los análisis de NASA muestran que en esta región no se perdió superficie helada entre 1979 y 2017, aunque los glaciares y el hielo terrestre sí redujeron su masa durante esos años. 

El Ártico, por su parte, funciona de manera diferente. Sí ha sufrido un fuerte deshielo en las últimas décadas, aunque en este momento no se calienta tan rápido como las placas heladas del hemisferio sur. En el Ártico se pierde cada década 12,2% de la superficie helada, y desde 1979 han desaparecido 3,45 millones de kilómetros cuadrados de hielo, siete veces el tamaño de España. En el Ártico la temperatura es estos días entre 2 y 7 grados superior a la media. 

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