‘Las gotas de Dios’, una declaración apasionada de amor al vino

Fotograma de 'Las Gotas de Dios'

Los ocho episodios de Las gotas de Dios, en Apple tv+, nos sumergen en el mundo del vino de modo parecido a como Gambito de dama lo hizo en el del ajedrez. Se ha logrado un relato apasionado que todo el mundo puede disfrutar y que al tiempo los expertos enólogos respetan.

La historia echa a andar cuando uno de los mayores expertos en vino del mundo y dueño de la colección privada de botellas más valiosa, muere. Su testamento obliga a competir por su herencia a su hija y a su discípulo más aventajado en un duelo de conocimiento sobre el derivado de la uva.

Una aventura redonda

Cuanto más profundizamos en los personajes, en sus entornos y más se desarrollan las pruebas a las que el difunto somete a sus posibles herederos, más disfrutables son los episodios, que terminan contando una aventura completa muy redonda.

Hay una parte de juego de ingenio en los retos que el muerto dejó dispuestos, otra de descubrimiento de los protagonistas y sus mundos muy diferentes y una parte de iniciación a los misterios de los sumilleres y a los placeres de los simples aficionados al vino.

Superhéroes sin capa, pero con nariz

Otro de sus atractivos consiste en presentar a unos personajes extraordinarios. Bajo una apariencia de cierto realismo esconden capacidades de superhéroes. En lugar de volar o poseer una fuerza sobrenatural lo maravilloso son sus mentes, que les permiten descifrar enigmas imposibles y detectar hasta el último aroma que esconde una copa.

A ello se añade el disfrute extra que nos proporcionan esas series que viajan por el mundo. Esta en concreto por los viñedos de la Provenza, por Italia y por las calles de Tokio. Mansiones, rascacielos, bodegas o restaurantes, todo un viaje sin dejar de mirar la pantalla.

¿A qué llamamos familia?

Como sabor de fondo una reflexión universal sobre qué es la familia. Qué importancia tienen los lazos de la sangre y cuánta la vida en común o quién nos ha criado en la infancia.

La serie adapta un manga japonés en el que toda la acción se enmarcaba en el país nipón. Las gotas de Dios formaban la segunda parte de una trilogía dedicada al vino creada por la superestrella del manga, Shin Kibayashi.

El autor utiliza diferentes pseudónimos según el tipo de obra que firma. Una parte de sus cómics los escribe con su hermana Yuko, como ha sido en este caso, ya que ambos comparten y disfrutan su afición al vino.

Adaptación de un manga escrito por dos hermanos

Los hermanos poseen una colección de 3.000 botellas. Su abuelo, amante de la cultura francesa, les introdujo en esa afición y ambos inventaron el juego de poner imágenes a los sabores que degustaban.

De ahí surgió la idea de llevarlo a la ficción. Una de las primeras normas que establecieron era que solo aludirían a vinos reales, probados por ellos mismos y que se describirían según su experiencia. En la parte de su manga que se ha adaptado se hacía especial hincapié en el maridaje, en la estrecha relación entre el vino y la comida.

Documentarse comiendo y bebiendo

Así que, profundizando en su hobby en común que a la vez se convirtió en su proceso de documentación, acudieron a numerosos restaurantes japoneses, chinos y occidentales estudiando las combinaciones óptimas entre platos y copas.

El manga comenzó a publicarse en entregas semanales hace 20 años y supuso un enorme éxito que disparó las ventas de las botellas que se mencionaban. El ministerio de Cultura francés les premió por la difusión del conocimiento enológico y la revista Decanter les incluyó entre las personalidades más importantes del sector vinícola.

La versión francesa que fue internacional

El productor alemán Klaus Zimmermann, que empezó su carrera adaptando clásicos de la literatura francesa, se hizo con los derechos audiovisuales y pensó en una adaptación ubicada en Francia, país por excelencia del culto al vino.

El guionista francés Quoc Dang Tran optó por combinar esa adaptación francesa con conservar parte de la acción en Japón, como en la versión original, así que la historia se mueve entre los dos países.

Mayor importancia de lo femenino

Además de este cambio sustancial, también el personaje del hijo biológico en la versión dibujada se convirtió en hija en la imagen real, lo que la hacía más interesante en un mundo hasta hace poco masculino como es el del vino.

Y mucho más interesante dentro del propio guion, en el que no abundaban los personajes femeninos. Estos cambios y el guion en general cuentan con la bendición de los hermanos Kibayashi.

Fleur Geffrier y Tomohisa Yamashita encarnan a los cautivadores protagonistas. La actriz francesa, poco conocida en España, llena la pantalla en cada escena. Es hija de cocinero y su padre la introdujo en el mundo del vino, eso sí, de manera superficial comparada con lo que se vive en la serie.

También ayudó a su preparación haber visto mucho anime en su adolescencia en versión original lo que había abierto algo su oído al japonés, idioma que su personaje habla en varios momentos.

Tomohisa Yamashita, el actor japonés encarna al personaje de Issei, es un cantante y actor de enorme éxito en su país que lleva unos años internacionalizando su carrera. Hemos podido verlo en series como Alice in borderland o Tokio vice recientemente.

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El productor, Zimmermann considera que se trata probablemente del mejor actor japonés de su generación y que en esta serie tiene ocasión de mostrar su perfecta interpretación.

Tras un rodaje con complicaciones derivadas del texto y del final de la pandemia del covid, pero que transcurrió con buen ambiente entre el director Oded Ruskin y el equipo, es posible que se produzca una nueva temporada.

El guionista Quoc Dang Tran, da por concluida su colaboración con estos espectaculares personajes, así que habrá que buscar una nueva aproximación si finalmente se continúa la historia de Las gotas de Dios.

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