Dádoris premia a 82 alumnos en situación vulnerable para estudiar en la universidad

La Fundación Dádoris celebra la sexta edición de sus premios.

Son muchos los alumnos que, debido a sus circunstancias personales y económicas, no pueden realizar estudios universitarios. Para que la desigualdad no sepulte su talento, la Fundación Dádoris otorga, desde 2018, premios a los estudiantes más vulnerables. En la última convocatoria, celebrada el pasado 22 de septiembre, se han destinado 380.000 euros a un total de 82 alumnos. De ellos, el 65% son mujeres y el 35% hombres, según ha explicado a infoLibre el encargado de comunicación, el periodista Aurelio Medel.

La demanda de las ayudas ha crecido a pasos agigantados: como recuerda Medel, el primer año sólo hubo cinco premiados. El aumento se debe a "los mecenas privados, los voluntarios y las empresas que aportan fondos". "Ven que esta labor es muy importante y tiene impacto en personas concretas", celebra Medel. Se refiere a jóvenes "tremendamente espabilados, muy trabajadores, con mucha determinación por estudiar y muy conscientes de que la educación es la vía para cambiar su destino", apostilla.

El prototipo

El perfil tipo de los estudiantes es variado, aunque todos cuentan con un denominador común: bajos ingresos. La mayoría procede de entornos rurales o barrios humildes y el origen es, al 50%, español y extranjero. Sin embargo, según detalla Medel, hay algunos especialmente vulnerables. "Un alto porcentaje proviene de familias desestructuradas", explica. "Dos vinieron a España en patera, otros dos proceden de casas de acogida…", enumera. A estos, además, "los padres no les pueden apoyar". Por eso, la entidad dispone de “un tutor para cualquier cosa que les pueda surgir”.

En cuanto a los requisitos para recibir el premio, además de la escasa renta, los jóvenes deben estudiar Bachillerato en España y tener una nota mínima en el expediente académico, una alta calificación necesaria "tanto para el que se presenta el primer curso como para el que ya ha entrado en la facultad y lleva varios años". Y es que la idea de la fundación es acompañar al estudiante durante toda su trayectoria universitaria.

Sin embargo, no se destina el mismo dinero a cada joven. "El tope es 9.000€ por curso, en función de sus necesidades", explica Medel. Por ejemplo, quien vive y se forma en la misma ciudad se ahorra el alojamiento, y requiere una cuantía menor que quien debe desplazarse.

Como las circunstancias pueden cambiar, cada año "se hace un análisis de la situación económica de la familia". "Si ya no reúne las condiciones, no se le daría el premio el curso siguiente", añade Medel. No es habitual, pero ha habido casos.

¿Qué y dónde estudiar?

Las titulaciones escogidas por los premiados también son variadas. De los 82 de este curso, hay 19 diferentes. La favorita es Medicina, en la que se han matriculado once personas. Ingeniería es la segunda carrera más elegida, aunque apenas por las mujeres, que cada vez la escogen menos. "Es una pena", lamenta Medel, que tiene la esperanza de que las cifras "se recuperen". La medalla de bronce esta edición se la pone Derecho.

Estudiar en el extranjero es otra de las aspiraciones que suele tener el alumnado, al que se impulsa hacia el Erasmus. La idea es atractiva, pero algunos jóvenes la consideran un abuso de confianza y son reacios a aceptarla, según explica Medel: “Teníamos el caso de un estudiante de Química que quería ir a Portugal para que la fundación no gastara mucho. Al final se fue a Malta”. Gracias a eso está mejorando su inglés. Además, Dádoris facilita prácticas en empresas una vez que finalizan el grado, de modo que no se desvinculan de sus estudios. Dos de ellos, de hecho, terminaron el curso pasado y ahora están preparándose las oposiciones para juez y fiscal".

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El proceso para optar a estos premios dura unos meses. En marzo la asociación hace la convocatoria y la manda a todos los institutos del país. Después, cada centro habla con los alumnos que reúnen las condiciones. Luego se les entrevista. Y, por último, se habla con su familia "para ver la situación en la que están y saber la ayuda que necesitan".

La intención de la Fundación

Uno de los propósitos de esta entidad sin ánimo de lucro es que los estudiantes que concluyen sus estudios se conviertan en un eslabón más de la cadena y formen parte de la fundación cuando puedan permitírselo. Para concienciarles de "la importancia de colaborar", les recomiendan dedicar un mínimo de 50 horas anuales a tareas sociales en la organización que prefieran.

Desde la Fundación Dádoris remarcan que no tienen "ningún tipo de vínculo, ni religioso, ni político, ni nada. Cero. La intención es ayudar". A sus ojos, el color de piel, la nacionalidad o las historias personales se guardan en un cajón. Lo único a considerar son sus méritos.

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