El papa se reúne dos horas con los obispos españoles y no se habla una palabra sobre pederastia
El papa Francisco y los obispos españoles han mantenido una reunión de dos horas en el Vaticano centrada en las conclusiones de la visita a los seminarios españoles realizada por Roma el curso pasado y en ella no se ha abordado específicamente el asunto de los abusos sexuales a menores acaecidos en el seno de la Iglesia española ni el informe del Defensor del Pueblo sobre este tema, según recoge Europa Press.
"No se ha tratado específicamente el tema de los abusos, no ha salido", ha asegurado el presidente de la subcomisión del clero de la Conferencia Episcopal Española y obispo auxiliar de Madrid, Jesús Vidal, este martes, durante la rueda de prensa posterior a la reunión con el Pontífice, que ha tenido lugar en la sala nueva del Sínodo en el Vaticano.
En todo caso, los obispos han precisado que en el plan de formación de seminaristas españoles se cuida "toda la dimensión de la psicología" y, precisamente, según han dicho, el papa les ha pedido formar "hombres muy maduros, enraizados en la persona de Jesucristo, hombres de Dios, pero con los pies en el suelo, amando a Jesucristo y amando esta tierra, y a esta gente que toca, crean o no crean".
El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ha precisado que el papa Francisco no les quería dar "un tirón de orejas" por "una cosa muy grave que había pasado en España".
"Quería dialogar con nosotros y escucharnos y que le escuchásemos nosotros. A mí me ha parecido como una continuación de ese camino sinodal que hemos empezado, no era para tirar las orejas y condenar a nadie, sino para hablar, cómo podemos mejorar, porque en el fondo, estamos en un cambio de época muy importante", ha matizado.
Además, preguntado por si no les ha sorprendido que les convoque a Roma solo para hablar de los seminarios, ha reconocido que se podría haber hecho una videoconferencia pero que es "aburridísimo".
"Os cuesta entender, pero creedme, los chicos en la escuela decían, 'por Jesusito, que te digo la verdad', es que no había otra cosa, fue así, y ya está, y claro, dices, ¿y para eso nos ha llamado? Pues sí", ha subrayado Omella, añadiendo que no puede obligar a nadie a creerle y que no miente.
Preguntado por si han tomado alguna decisión sobre el informe pendiente del despacho Cremades & Calvo-Sotelo, Omella se ha remitido a lo que ya dijeron la semana pasada y ha dicho que los obispos tienen previsto reflexionar sobre esta auditoría en su próximo comité ejecutivo, que tendrá lugar poco antes de la fecha a la que se ha comprometido Cremades para entregar el documento final, el 14 de diciembre.
No han hablado del nuevo Gobierno
Tampoco han hablado durante las dos horas de diálogo con el papa sobre la política española, según ha precisado Omella. "Es un tema que nadie sabía cuándo iba a salir el nuevo gobierno. La convocatoria que nos hicieron para este encuentro fue en el Sínodo, fue el penúltimo o el último día cuando me entregaron una carta para que la llevase a la Conferencia Episcopal y donde nos citaban para el día 28, mientras tanto se hizo el Gobierno, pero bueno, la vida es así, coinciden cosas", ha precisado el cardenal.
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En cualquier caso, Omella considera que "de toda la realidad de España es imposible hablar en una mañana". "Tendríamos que haber estado una semana hablando de todos los temas sociales, políticos, económicos, son tantos, ¿verdad? No, hoy era centrado sobre este tema, sí, solamente", ha insistido.
Baja natalidad
No obstante, sí han abordado el problema de la "baja natalidad" que "afecta a los seminarios como afecta a las universidades" ya que al haber menos nacimientos, tienen "menos alumnos en el seminario" así como ocurre en la universidad que "tiene menos alumnos y tienen que replantear el futuro, tienen que cerrar o tienen que buscar otra salida".
También han mencionado el tema de la acogida de seminaristas en un contexto en el que hay "muchos inmigrantes", cómo "acogerlos, cómo caminar con ellos, cómo formarlos" y prepararlos para que se vayan "al tercer mundo, de donde vienen ellos o de otro país".