ECONOMÍA

Trabajo encauza la subida del SMI: rondará el 4% y buscará un acuerdo a tres bandas el 11 de diciembre

El secretario de Estado de Economía, Joaquín Pérez Reyes, quien ha asistido a la reunión con patronal y sindicatos, junto a Yolanda Díaz

Han dejado a un lado navegaciones en solitario para llegar a un punto en común, pero no lo han logrado. No se han cerrado como mandíbulas, pero no hay acuerdo entre la patronal y los sindicatos, citados por el Ministerio de Trabajo y Economía Social, sobre el porcentaje de subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Harán un nuevo intento el próximo 11 de diciembre.

Lo que sí se ha abordado, según han aseverado a la salida del encuentro el vicesecretario general de Política Social de UGT, Fernando Luján, y la secretaria confederal de Acción Sindical de CCOO, Mari Cruz Vicente, es una cuestión puesta encima de la mesa por la CEOE: la indexación de los contratos con la Administración al SMI. Esto es, la actualización de los contratos del Estado, “siempre y cuando vaya destinada a las personas trabajadoras y se garantice la estabilidad” a los empleados públicos, ha matizado Luján.

Ambos sindicatos han defendido además el objetivo de que el salario mínimo no sea inferior al 60% del sueldo medio, postura que comparten con el ministerio. De hecho, el secretario de Estado de Economía, Joaquín Pérez Reyes, había marcado posición incluso antes de arrancar la reunión en ese sentido. Estos tres actores pretenden también que el alza del SMI que se establezca tenga en cuenta los precios de los alimentos, para que sus perceptores "no pierdan poder adquisitivo".

"Hemos trasladado nuestra inquietud de que el nuevo salario mínimo respeto los compromisos europeos, el 60%, lo que garantizará que, con los estándares europeos, tendrá un nivel aceptable de dignidad y de suficiencia y que además tenga en cuenta los productos básicos de la compra. Con esos dos parámetros tendremos que buscar una cifra que podamos acordar", ha resumido Luján. Los sindicatos están dispuestos, dice, a "hacer un esfuerzo para trasladar a la sociedad española un mensaje de responsabilidad, tranquilidad y certidumbre, que nos parece importante con el clima político y la crispación que hay. Tenemos que mirar el interés común para mejorar la vida de las personas trabajadores y la imagen de nuestro país, merece la pena". Le pide a la patronal que lo haga, de su lado, que esté a la altura, "como lo han hecho otras veces", reconoce.

Las organizaciones sindicales han reiterado que la propuesta de la CEOE de elevar el SMI un 3% para 2024 y otro 3% para 2025, les parece "insuficiente". CCOO ha llevado al debate además que los salarios medios se incrementaron en el segundo trimestre del año en torno al 5%, según se desprende de la última Encuesta Trimestral de Coste Laboral elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), lo que sería otro parámetro a considerar.

De momento, la patronal no ha puesto líneas rojas que puedan hacer imposible el pacto, según fuentes asistentes al encuentro. El día 11 se buscará el "win win" -que ganen todos-. En ese sentido, el representante de UGT lanza un mensaje: "Hay gente que se llama patriotas, constitucionalistas, y tiene el dinero en Suiza y quiere dinamitar cualquiera de los aspectos sociales que recoge la Constitución. Nosotros somos capaces de remangarnos, ponernos en la piel del otro, e intentar buscar un acuerdo que moderadamente sea satisfactorio para todas las partes y, por tanto, asumible, en el intento de mejorar nuestro país y las personas que viven en él".

Que haya acuerdo a tres bandas no es obligatorio y la vicepresidenta de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, ha escrito en la red social X -antes Twitter- que "subir el SMI ha sido la política de mayor éxito en la anterior legislatura". "Hemos reducido la desigualdad -ha añadido- beneficiando a quienes tienen los trabajos más precarios: mujeres y migrantes" y ha dejado claro que el SMI se subirá "otra vez". El rastro de esta convocatoria ha dejado una duda en relación al ministerio: desde este se ha trasladado en algún momento del día que aceptaría un alza que rondara el 4%, lo que equivaldría al porcentaje de ampliación que pactaron sindicatos y empresarios en el acuerdo de negociación colectiva 2023-2025. Esto supondría alargar el salario mínimo hasta los 1.123,2 euros al mes. Si bien, luego, se ha matizado que no habría que dar ese porcentaje por sentado y en la reunión de hoy Trabajo no ha hecho ninguna propuesta precisa sobre esa cifra para 2024, según diversas fuentes consultadas. Serán permeables, aunque es cierto que está entre el 3% que propone la CEOE y el 5% que ha deslizado CCOO. UGT ha llegado a aupar la apuesta hasta el 10%.

¿El alza afectará al empleo?

El SMI está fijado en la actualidad en 1.080 euros brutos mensuales distribuidos en 14 pagas para las actividades de la agricultura, la industria y los servicios, sin distinción de sexo ni edad de las personas trabajadoras.

Una de las críticas que han empeñado a menudo las subidas del SMI que se han encadenado durante los últimos cinco años es que afectaban al empleo. Si bien, el informe El impacto de la subida del Salario Mínimo Interprofesional en la desigualdad y el empleo, impulsado por el centro de investigación Iseak y elaborado por los expertos Sara de la Rica, Lucía Gorjón, David Martínez de Lafuente y Gonzalo Romero, la dimensiona. Dicho documento disecciona la significativa expansión que sufrió el Salario Mínimo Interprofesional en 2019, del 22%, pasando de los 735,9 euros a los 900, para concluir que ese ascenso disminuyó ligeramente la desigualdad de rentas y provocó una leve pérdida de empleo. El remonte del SMI afectó al 9% de la población asalariada, en particular a mujeres, inmigrantes y personas jóvenes y cumplió “su objetivo de comprimir la distribución salarial”.

Respecto a su impacto en el ámbito laboral, se asevera que fue nulo en el empleo a corto plazo y negativo, aunque limitado, en el medio plazo, esto último debido principalmente a una cierta pérdida, “siendo menor el ajuste en horas trabajadas”. Esa consecuencia se centró en esencia en las personas mayores de 30 años y en quienes contaban con puestos de trabajo a jornada completa. En definitiva, dejó una huella débil en el mercado laboral. 

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