La escuela concertada y privada aumenta un 50% las cuotas cobradas a familias en seis años
La enseñanza privada, tanto la que está sostenida con fondos públicos –es decir, la concertada– como la que no, sigue haciendo negocio. Lo muestran año a año las estadísticas que cifran sus ingresos. Y lo muestra también el Consejo Escolar del Estado en su último informe anual. Según los datos que recoge, procedentes de la Encuesta de Financiación y Gastos de la Enseñanza Privada que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE), la enseñanza no universitaria privada ha aumentado sus ingresos un 14,3% en tan sólo seis cursos, desde el 2014-2015 hasta el 2020-2021. Pero lo llamativo, además, es que el gran incremento que explica esa explosión en las ganancias se ha dado en las cuotas que pagan las propias familias. En esos años, los ingresos de la educación privada procedentes de los hogares crecieron un 50%. El cobro de cuotas a las familias es especialmente controvertida en la concertada, mayoritariamente católica y que constituye el tipo de enseñanza privada más extendida en España. ¿Por qué controvertida? Porque los cobros dificultan el acceso a las familias con pocos recursos en escuelas que son sostenidas con fondos públicos.
Vayamos a la letra pequeña del informe del Consejo de Estado, publicado en diciembre. Durante el curso 2014-2015, las ganancias a la privada procedentes de las familias se cifraron en 3.378 millones de euros; en 2020-2021, en 5.067 millones. Durante el mismo periodo, las subvenciones públicas también crecieron. Por su parte, de 5.946 a 7.138 millones, un 20%. Al mismo tiempo, las transferencias privadas y otros ingresos procedentes de, por ejemplo, donaciones, pagos de asociaciones de padres y madres o concesiones de servicios, disminuyeron. De 1.638 millones a 327. En porcentaje, un 80% menos.
Todas estas cifras dieron como resultado que toda la enseñanza privada acabase el curso 2020-2021 con más de 12.500 millones de ingresos y un saldo positivo en sus cuentas de 408 millones de euros. Y se debió exclusivamente a las aportaciones familiares y a las subvenciones públicas. Porque los gastos en bienes y servicios aumentaron un 3,6% y los de personal un 18,7%.
Ni el Consejo General del Estado ni el INE desagregan estas cifras diferenciando entre enseñanza netamente privada y privada sostenida con fondos públicos, pero lo que sí recuerda el primer organismo es que estos datos pueden asociarse en su mayoría a la concertada. ¿Por qué? Porque casi todo el alumnado matriculado en centros privados lo está en uno concertado. Concretamente, durante el curso 2020-2021 el 32,8% del alumnado español matriculado en enseñanzas de régimen general lo estaba en centros de titularidad privada: el 25,2% en uno concertado y el 7,6% en uno exclusivamente privado.
Más ingresos de la privada, más desigualdad del alumnado
La consecuencia de todo esto, sin embargo, no radica sólo en que la privada siga haciendo negocio con la educación, sino en que la desigualdad, inevitablemente, aumenta. Así lo asegura el maestro y doctor en Educación Daniel Turienzo, que explica que un mayor gasto en la privada significa menos equidad entre el alumnado. Siempre. "Aunque sea un gasto en actividades extraescolares", matiza. "Que aumente la inversión de las familias en educación supone que la escuela esté más ausente", explica. Y es la principal herramienta para, al menos teóricamente, garantizar la igualdad de oportunidades.
Ya pasó, según recuerda, tras la crisis de 2008. Los recortes sufridos en educación durante esos años obligaron a que fueran los hogares quienes supliesen esa falta de financiación. Y obviamente no todos pudieron permitírselo. Según la Encuesta de presupuestos familiares también elaborada por el INE, el gasto de las familias en enseñanza ha tenido un crecimiento sostenido, destacando sobre todo el producido en 2010 (cuando gastaron un 8,8% más que el año anterior), en 2018 (11,9% más) y en 2022 (un 7,6% más, un porcentaje que no obstante recupera el gasto que en 2020, a consecuencia de la pandemia, cayó un 8,5%).
"Que los ingresos de la privada que proceden de las familias hayan crecido un 50% en seis años es una barbaridad. Nos hace ver que tenemos un problema, porque al final ese dinero, si la educación fuese 100% gratuita, tendría que aportarlo el Estado. La inversión pública siempre supone igualdad de oportunidades; la privada, privilegios", critica.
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Por eso la enseñanza que no es pública, también la concertada, es una fuente de segregación. A pesar que contraviene la LOMLOE —que todavía no había entrado en vigor en 2020-2021— y la propia LODE que regula los conciertos y que estableció en 1985 que la educación obligatoria debe ser totalmente gratuita, los centros privados sostenidos con fondos públicos cobran sistemáticamente cuotas irregulares a las familiares. En concreto, y según la octava edición del Estudio de cuotas y precios de colegios concertados del curso 2023-2024, el 87% de centros lo hace. Y además sin transparencia, vistiéndolas de "aportaciones" o "donaciones" y provocando, además, un desplazamiento del alumnado que proviene de familias que no las abonan. Ahí aparece la segregación.
Porque además el 53% de los centros analizados por el informe cobra cuotas de más de 100 euros al mes a las familias, siendo la cuota promedio de 122,44 euros. Pero es que en Cataluña, en algunos casos, se alcanzan los 1.000 euros, así que el resultado es obvio: las familias más vulnerables no pueden acudir a esos centros.
"La segregación en la concertada por el pago de cuotas es el mecanismo más bestia, porque consigue que muchas familias no puedan entrar en esos centros y que muchas otras se tengan que ir", resume Turienzo. Pero no el único. Un estudio publicado por la Fundació Bofill en noviembre del año pasado, además, afirmó que "en algunos casos, las escuelas concertadas informan de un menor número de plazas de las que disponen realmente, priorizan solicitudes sin seguir los criterios establecidos, o informan a algunas familias de que no tienen plazas y les sugieren solicitarlas en otra escuela".