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Movimiento Sumar

Sumar rechaza definirse como partido y aspira a convertirse en la ‘casa común’ de la izquierda

La vicepresidenta del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz, y el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, en el espacio Larra de Madrid.

Movimiento Sumar celebrará su asamblea constituyente el próximo 23 de marzo para dotar de vida interna al proyecto encabezado por la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. El grupo promotor de Movimiento Sumar ha aprobado las bases ideológicas y organizativas de Movimiento Sumar en dos ponencias ideadas por Marta Lois e Iñigo Errejón —la política— y por Lander Martínez y Paula Moreno —la organizativa—, con las que Díaz busca dar un paso más allá mediante un proceso de "rearme ideológico e intelectual" del espacio a la izquierda del PSOE.

¿Y qué quiere ser Sumar? La dirección de Díaz deja claro, en primer lugar, qué es lo que no quiere ser. "El proyecto de Sumar no puede reducirse al concepto de partido político tradicional y, al mismo tiempo, va más allá de una clásica coalición de partidos. Sumar representa un nuevo tipo de sujeto político colectivo, llamado a movilizar a una amplia base de la sociedad, que no se identifica o no milita en ningún partido, pero que desea involucrarse, desde la política, en la construcción de un mundo mejor", se lee en el documento organizativo.

Este mismo documento precisa que "no se trata de construir un nuevo partido, sino de articular un espacio que sume energías ciudadanas y organizaciones políticas que comparten, dentro de la diversidad, la necesidad de construir un nuevo proyecto de país". Es decir, ser una suerte de 'casa común' de la izquierda. El objetivo de la asamblea, señalan, "es el de establecer las líneas políticas y estratégicas, y las estructuras organizativas necesarias para avanzar en el camino hacia la construcción de un movimiento ciudadano amplio y popular" y proponen someter a debate y votación las conclusiones de ambas ponencias —a partir de ahora, con los documentos colgados en la web, se abre un proceso para realizar enmiendas al proyecto—.

En ese sentido, Sumar asume que va a tener "una arquitectura institucional interna de una enorme diversidad" porque deberá muchas piezas distintas que, además, parten de posiciones distintas en su desarrollo organizativo. "Por eso debemos evitar las fórmulas unificadoras cuya única voluntad es reducir la complejidad a la uniformidad. Se trata más bien de construir una organización compleja y coral", aseguran.

Primarias, estructura territorial y papel de los partidos

El documento organizativo también plantea que el proyecto debe basarse "en las primarias para la elección de la representación electoral y en la más amplia participación y acuerdo colectivo para la toma de decisiones estratégicas". La de las primarias es una cuestión que ha generado debate, especialmente con Podemos, ya que la organización encabezada por Ione Belarra reclamaba primarias abiertas para la elección de los candidatos y Sumar lo descartó. De hecho, aunque la vicepresidenta segunda es oficiosamente la líder de Sumar, no ha sido ratificada en ningún proceso de primarias.

Dentro de su dirección Díaz ya cuenta con una serie de partidos como Izquierda Unida, Catalunya en Comú, Más Madrid, Verdes Equo, Contigo Navarra e Iniciativa del Pueblo Andaluz —se mantienen al margen otras formaciones que sí forman parte de la coalición electoral como, por ejemplo, Compromís o la Chunta— y el documento organizativo defiende su "reconocimiento" y el "respeto a la presencia y arraigo de los partidos en el ámbito territorial-nacional". Lo que quiere Díaz es que de las "diferentes tradiciones políticas que se encuadran en Sumar" sean una "virtud intrínseca" del proyecto.

Sin embargo, se limita a un tercio la participación en la dirección de partidos ajenos a Movimiento Sumar. Así, se establece que el grupo de coordinación estará conformado por un máximo de 110 miembros, 76 de Sumar y tan solo 33 pertenecientes a partidos "siempre de forma paritaria" y designados "bajo las fórmulas correspondientes en cada organización". Este órgano será elegido por la asamblea, en la que participan todos los miembros de Sumar.

El documento organizativo también sitúa "el despliegue y la consolidación de Sumar en los territorios" como una de las tareas más importantes —para ello Díaz ha situado al frente a su exjefe de gabinete, Josep Vendrell,— y apuesta por un modelo federal que contemple "una configuración territorial plural y diversa, que tenga en cuenta la existencia de las diferentes realidades nacionales, los contextos políticos y las variantes sociales y culturales" para "sostener un proyecto a largo plazo". La consolidación territorial es una de las cuestiones que más se le han resistido a las organizaciones a la izquierda del PSOE y el objetivo de Díaz es "tener arraigo". "La construcción de una organización política, desde abajo, requiere de un enfoque municipalista nítido y decidido", concluyen.

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El documento político tiene la seña de Errejón ya que recupera algunas ideas de los inicios de Podemos, como la necesidad de la "transversalidad" o la construcción de un sujeto político de "los de abajo" frente a "los de arriba". "Frente a las destructivas revoluciones neoliberal y reaccionaria, hechas 'desde arriba', Sumar debe defender y ampliar la democracia, los derechos humanos y las reformas radicales, pero debe hacerlo desde la 'libertad' y 'desde abajo'", señala el texto.

Tal y como esbozó Díaz el miércoles, otro de los objetivos es resignificar el concepto de libertad tan utilizado por la derecha, una batalla que definen como "el gran combate ideológico de nuestro tiempo" : "Frente a la ideología neoliberal que opone libertad y democracia porque concibe la libertad como una experiencia sostenida por la propiedad y el poder adquisitivo, la tradición republicana en la que se inscribe Sumar sabe que la libertad prospera y los proyectos de vida individuales y colectivos florecen cuando la democracia es fuerte", señala la ponencia política.

Para Errejón y Lois Sumar "debe ser la fuerza política que responda a los riesgos autoritarios que hoy sacuden Europa, no sólo conservando el orden existente, que implica la subalternidad de las clases trabajadoras y populares, sino impulsando una nueva democratización del Estado". Se trata de un concepto al que también ha aludido en algunas ocasiones la vicepresidenta segunda, remarcando la necesidad de democratizar el mundo del trabajo o de la justicia. Ahora proponen que esta democratización llegue, además, a las relaciones entre pueblos, naciones y territorios, a las relaciones humanas, a Europa y a las relaciones internacionales.

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