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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

El PP regala a sus rivales una hora en ‘prime time’ para escenificar su sintonía y desnudar la gestión de Feijóo

La candidata del BNG, Ana Pontón, y del PSOE, José Ramón Gómez Besteiro, se saludan antes del inicio del debate en TVE.

Ana Pontón, la candidata del BNG a la Presidencia de la Xunta, y José Ramón Gómez Besteiro, el aspirante del PSdeG-PSOE, escenificaron cuidadosamente en la noche de este miércoles en TVE, en ausencia voluntaria del representante del PP, Alfonso Rueda, una cuidadosa sintonía mientras se esforzaban en diseccionar quince años de mala gestión de gobiernos sucesivos presididos por Alberto Núñez Feijóo.

Nacionalistas y socialistas discrepan en la letra pequeña de asuntos tan relevantes como la regulación de las energías limpias y de los precios de la electricidad o la presencia de la lengua gallega en la escuela, pero, pese a los esfuerzos del moderador, el periodista Xabier Fortes, evitaron exhibir diferencias en público. 

Ni siquiera cuando Fortes les pidió expresamente que señalaran sus diferencias hubo espacio para la contradicción. Besteiro enfatizó su condición de socialista y defendió una Galicia “abierta”. Pontón reivindicó el nacionalismo como una forma de “estar en el mundo” y defender los intereses de los gallegos. La candidata del Bloque resaltó la necesidad de elegir una presidenta “con las manos libres” y el del PSOE, replicó: “Más que las manos libres, queremos tener las manos llenas de inversiones”, en alusión a su influencia en el Gobierno de Pedro Sánchez.

El precio de la energía

Eso, y una reivindicación de la labor llevada cabo por Pedro Sánchez para rebajar los precios de la energía por parte de Besteiro, cuya subida acababa de señalar Pontón, fue todo el disenso que los dos candidatos presentes mostraron durante una hora de debate.

En el resto de las materias mostraron una enorme sintonía y una extraordinaria coincidencia en el análisis crítico de la mala gestión llevada a cabo por el PP a lo largo de los últimos tres lustros, primero con Alberto Núñez Feijóo a la cabeza y después, los dos últimos años, con Alfonso Rueda al frente de la Xunta.

Rueda, finalmente, no acudió. Tampoco envió a un sustituto para defender, al menos, las posiciones de su partido. Una decisión parecida a la que protagonizó Feijóo en la recta final de las elecciones generales y que, según la mayoría de los analistas, se tradujo en una elevada factura en el resultado electoral. 

La ausencia del presidente cedió todo el espacio a sus rivales para analizar, uno por uno, los numerosos asuntos en los que la gestión de la Xunta ha dejado mucho de desear. Desde la política industrial a la educación, pasando por la sanidad, los servicios sociales, la crítica situación de la lengua gallega o el gravísimo problema de despoblación que sufre la mayor parte del territorio.

Una rara oportunidad

Los espectadores tuvieron la rara oportunidad de escuchar no solamente las críticas de los líderes del BNG y del PSdeG a los gobiernos del PP sino que también pudieron conocer, de primera mano, las soluciones que ambos plantean y que, no lo ocultaron, quieren llevar a cabo de común acuerdo en un gobierno de coalición si los gallegos les dan los escaños que necesitan en las elecciones del próximo domingo.

Pontón, más segura en el manejo de los datos, repitió hasta media docena de veces su voluntad de convertirse en la próxima presidenta. Besteiro, quizá consciente del papel secundario que le asignan las encuestas, únicamente lo hizo en una ocasión.

Pero ninguno de los dos negó la evidencia: una alternativa al PP pasa por un gobierno compartido entre el Bloque y el PSOE —quizá con el añadido minoritario de algún otro partido de izquierdas, si consigue entrar en el Parlamento—, parecido al que gobernó Galicia entre 2005 y 2009 pero, probablemente, con una proporción de fuerzas muy diferente. Besteiro subrayó que esa posibilidad nadie la daba por hecha hace tan solo un mes y pidió esperar a conocer la voluntad de los gallegos en las urnas antes de hablar del peso de cada cual en ese futuro gobierno. En todo caso, subrayó, “caminamos hacia un cambio y eso no lo puede parar nadie”. 

Deciden los ciudadanos

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Pontón dejó claro, desde el principio, que “un gobierno no es bueno o malo” porque lo integren varios partidos o porque lo forme uno solo. “La prueba es el PP”, subrayó. Quien decide “en democracia” son los ciudadanos. Son ellos, dijo, “los que van a decirnos si quieren uno o varios partidos en el Gobierno”. “Con todo”, añadió, “si la ciudadanía apuesta por esto, estaré encantada de presidirlo”.

Fuera de plató, por propia voluntad, el “candidato ausente”, como lo bautizaron los dos candidatos que sí acudieron a la cita y hasta el propio conductor del programa, acabó retratado como un aspirante a la fuga, incapaz de presentarse ante los ciudadanos para defender su gestión y hacer propuestas de futuro.

El peculiar debate, transformado por decisión del PP en un diálogo visiblemente constructivo entre dos partidos que aspiran a ser socios de gobierno a partir del próximo lunes, es el último gran hito de la campaña electoral gallega, a la que le quedan apenas dos intensas jornadas en las que PSOE, PP, Sumar, Podemos y Vox se disponen a desplazar a sus principales dirigentes nacionales a la caza de los indecisos.

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